El profesor y la alumna

Miguel ?ngel Garc¨ªa Segovia lleva casi dos a?os en Jap¨®n. Profesor colaborador del Instituto Cervantes en Tokio, encarna el perfil medio del ense?ante de espa?ol, que combina su trabajo en la instituci¨®n con clases particulares en la cadena de televisi¨®n japonesa NHK.

Frente a lo que suele ser la norma, Garc¨ªa Segovia no lleg¨® a Jap¨®n por razones sentimentales, sino porque, tras haberse licenciado en Traducci¨®n e Interpretaci¨®n y tener la diplomatura de Turismo, quer¨ªa especializarse en un idioma diferente. "Te abre mayores posibilidades", asegura. "Los alumnos ven m¨¢s f¨¢cil el ingl¨¦s que el espa?ol porque el primero, que estudian por motivos profesionales, est¨¢ m¨¢s presente en la vida cotidiana, mientras que los que se deciden por el espa?ol lo hacen por intereses no estrictamente laborales y est¨¢n m¨¢s abiertos a todo lo que viene de fuera", explica Garc¨ªa Segovia, que tambi¨¦n imparte clases de ingl¨¦s.

Emi Orozco representa bien el prototipo de alumno de espa?ol en Jap¨®n. Orozco, cuyo apellido era Kawano antes de casarse con un espa?ol, es ama de casa y recepcionista en un gimnasio.

Comenz¨® a estudiar espa?ol hace un a?o en una academia porque quer¨ªa poder comunicarse con quien hoy d¨ªa es su marido y con su familia. Ahora lo aprende sola en casa y ya se ha preinscrito en el Cervantes para completar su formaci¨®n, dado que quiere "que el espa?ol sea el idioma de comunicaci¨®n con su pareja", aunque ¨¦l habla perfectamente japon¨¦s.

Para esta alumna, la pronunciaci¨®n, a excepci¨®n de la erre y la ele, es f¨¢cil, al igual que la comprensi¨®n de una conversaci¨®n. Lo m¨¢s dif¨ªcil para Orozco es la expresi¨®n. "Me pongo nerviosa y me equivoco mucho, al igual que con los tiempos pasados de los verbos y con las conjugaciones de los adjetivos".