Los dem¨®cratas rechazan el informe de Petraeus y piden la retirada inmediata de Irak
Los republicanos reciben los argumentos del jefe militar como un respaldo para las elecciones
En la simb¨®lica fecha del 11-S, el Congreso estadounidense fue el reflejo ayer del profundo abismo que la guerra de Irak ha abierto en este pa¨ªs cuando los principales l¨ªderes del Partido Dem¨®crata rechazaron los argumentos del general David Petraeus para mantener la presencia militar, e insistieron en un repliegue total e inmediato. Ad¨®nde conduce pol¨ªticamente esta divisi¨®n, nadie sabe a¨²n. Petraeus, jefe de la fuerza en Irak, y Ryan Crocker, embajador de EE UU en Bagdad, repitieron ayer ante las comisiones del Senado lo mismo que hab¨ªan dicho un d¨ªa antes en la C¨¢mara de Representantes.
"Tenemos que empezar a sacar las tropas, diga lo que diga Petraeus", afirm¨® Hillary Clinton
Ante las m¨¢s rutilantes figuras de la clase pol¨ªtica estadounidense, como Richard Lugar, Hillary Clinton, Joseph Biden, Barack Obama, John McCain, Christopher Dodd o John Kerry, el militar y el diplom¨¢tico insistieron en que la situaci¨®n de seguridad mejora en Irak hasta el punto de permitir una modesta reducci¨®n de tropas (30.000 soldados) antes de agosto -como anunciar¨¢ el presidente, George Bush, en un discurso televisado a la naci¨®n ma?ana por la noche-, y que se dan algunos pasos pol¨ªticos que permiten vislumbrar, aunque no garantizar, un Irak democr¨¢tico.
Para los dem¨®cratas, que est¨¢n ya en plena campa?a electoral con un programa decididamente contrario a la guerra, el diagn¨®stico de Petraeus y su calendario de retirada representan un grave contratiempo. Resulta dif¨ªcil contradecir a un laureado y famoso general que, en sus dos d¨ªas de comparecencia en el Capitolio, ha demostrado cordura y conocimiento. Pero m¨¢s dif¨ªcil es para quienes fueron elegidos hace casi un a?o con el mandato de acabar con la guerra, extenderle a Petraeus un cheque en blanco para continuarla indefinidamente.
De hecho, los dem¨®cratas que se pronunciaron ayer no quisieron polemizar con Petraeus sobre sus logros en el ¨¢mbito militar. Obama y otros elogiaron su trabajo. El argumento del partido de la oposici¨®n es que esos avances no han servido para lograr los progresos pol¨ªticos prometidos por la Administraci¨®n y que son, en el fondo, la raz¨®n de ser de la presencia militar. En otras palabras, el argumento dem¨®crata ha pasado de denunciar el caos a denunciar el fracaso de la reconciliaci¨®n en Irak.
"Algo en lo que pr¨¢cticamente todo el mundo est¨¢ de acuerdo ahora es en que no hay una soluci¨®n puramente militar en Irak. Una estabilidad duradera requiere de un acuerdo entre sun¨ªes, chi¨ªes y kurdos", manifest¨® el senador Biden. "Tenemos que empezar por retirar nuestras tropas de Irak, digan lo que digan Petraeus o quien sea. Si observamos lo que est¨¢ pasando en Irak, nos damos cuenta de que no existe una soluci¨®n militar", dijo Clinton. "?Quieren decir que seguiremos all¨ª indefinidamente, sin contemplar ni un solo escenario pol¨ªtico que obligara a nuestra salida? S¨®lo puedo apoyar una pol¨ªtica que parta de una inmediata retirada de nuestras tropas de la guerra civil de Irak", advirti¨® Obama.
Para los dem¨®cratas, sin reconciliaci¨®n nacional en Irak con un Gobierno central fuerte, no tiene sentido la presencia militar all¨ª, y no hay nada que indique que esa reconciliaci¨®n sea m¨¢s factible dentro de un a?o que ahora mismo. La prueba del fracaso en ese sentido es el reciente viaje del presidente George Bush, no a Bagdad, la eventual capital de un Estado unitario, sino a una base militar de Al Anbar, una provincia casi exclusivamente sun¨ª.
Algunos republicanos moderados, como Lugar, despu¨¦s de elogiar a Petraeus, pidieron que los aparentes ¨¦xitos en el terreno de la seguridad en los ¨²ltimos meses no sean una excusa para mantener sin cambios -especialmente, sin presi¨®n sobre las autoridades iraqu¨ªes- la pol¨ªtica actual. Pero la mayor¨ªa de los republicanos, principalmente los candidatos presidenciales, han recibido el informe de Petraeus como un bal¨®n de ox¨ªgeno y se han colocado al rebufo del general con la esperanza de recuperar credibilidad.
El portavoz de Mitt Romney se ha precipitado a recordar que el candidato "siempre ha apoyado con claridad la estrategia del refuerzo (surge) y cree que est¨¢ funcionando". En el ¨²ltimo debate presidencial, el pasado fin de semana, Romney dijo, sin embargo, que el surge "aparentemente est¨¢ funcionando", y fue reprendido p¨²blicamente por John McCain por su timidez.
McCain, el que con m¨¢s ¨¦nfasis defend¨ªa la continuaci¨®n de la misi¨®n, es tambi¨¦n quien m¨¢s claramente se ve favorecido por el optimista diagn¨®stico de Petraeus. Puede sostener con orgullo que su posici¨®n siempre ha sido la misma: criticar la forma en que se condujo la guerra, pero oponerse sin reservas a la intenci¨®n de una retirada precipitada. Obviamente, esto ser¨¢ a partir de ahora el debate central de la campa?a electoral. Un debate que adquiere nueva energ¨ªa y al que se sumar¨¢ ma?ana mismo Bush con su mensaje a la naci¨®n.
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