"Mam¨¢, tengo miedo"
El terrorista suicida que el pasado s¨¢bado se vol¨® con una furgoneta bomba frente a un cuartel de la Marina, en la localidad argelina de Dellys, era un muchacho de 15 a?os. Se llamaba Nabil Belkacemi. Su gesto de poner su vida en juego por una causa religiosa mat¨® a otras 30 personas.
Un d¨ªa de hace tres meses, en v¨ªsperas de los ex¨¢menes de junio, tras haber pasado la noche en la mezquita, no volvi¨® a casa, seg¨²n ha relatado su madre. La siguiente vez que lo vio fue en un v¨ªdeo difundido el mismo s¨¢bado por Al Qaeda reivindicando la matanza.
Hace a?os que los terroristas dejaron de avergonzarse de asesinar ni?os: con ello demostraban que estaban dispuestos a todo, que no retroced¨ªan ante nada. Ahora han dado un paso m¨¢s. Los predicadores de la guerra santa no retroceden ante la idea de convertir a chicos de 15 a?os en voluntarios de la muerte propia y ajena. Tan grande es su causa que no s¨®lo est¨¢n dispuestos a matar inocentes por ella, sino a enviar en su nombre a ni?os a matarse y matar por decenas.
Las misiones suicidas son el eje de la estrategia actual del fanatismo yihadista en Afganist¨¢n, en Irak, en Argelia. Pero esos predicadores, elocuentes propagandistas del asesinato m¨²ltiple a cambio del para¨ªso inmediato, tienen buen cuidado de no sucumbir a la tentaci¨®n de hacerse volar ellos mismos.
En el v¨ªdeo de Al Qaeda, Nabil Belkacemi aparece con indumentaria militar, sonriente, dispuesto a cumplir el mandato. Sin embargo, segu¨ªa siendo un ni?o. La madre ha revelado que, un tiempo despu¨¦s de irse de casa, su hijo la llam¨® por tel¨¦fono: "Mam¨¢, tengo miedo. No s¨¦ d¨®nde estoy. Quiero escaparme, pero temo que os maten", dijo antes de colgar.
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