Petacchi sale del infierno
El velocista italiano logra su 18? victoria en la ronda espa?ola, la primera de esta edici¨®n
A un tipo que hab¨ªa ganado hasta ayer cuatro etapas en el Tour, 17 en la Vuelta y 19 en el Giro, la presente edici¨®n de la ronda espa?ola le estaba amargando la vida. Ganaban Freire, Zabel, Bettini, Benatti... Incluso el joven Fern¨¢ndez de Larrea o Davis se asomaban con ¨ªmpetu a la l¨ªnea de llegada. Ganaban todos menos ¨¦l, menos el gran Petacchi, Mr. Sprint. Menos ¨¦l y Boonen, que ayer entr¨® a cola de pelot¨®n. Faltaba el m¨¢s grande por subirse al caj¨®n, el gran Petacchi, que ha conseguido m¨¢s de 140 victorias en su carrera desde la primera, conseguida curiosamente en la sexta etapa de la Vuelta a Malaisia. Desde all¨ª surgi¨® una figura llamada a suceder a Cipollini, el mago de la meta, y que cumpli¨® fielmente su papel.
Pero el verano le cambi¨® la vida. Acusado primero de dopaje en el Giro por salbutemol (un medicamento prohibido, pero que el ciclista utiliza contra el asma que padece), fue despu¨¦s exculpado. "Pero este verano ha sido infernal", dijo ayer Petacchi en la meta de Algemes¨ª. A sus problemas personales a?ad¨ªa los problemas del equipo para la pr¨®xima temporada. Todo un calvario que ayer tuvo un momento de felicidad. "Hasta la jornada de descanso he sufrido mucho. Me faltaba ritmo y no ten¨ªa la moral muy alta". Ciertamente, Mr. Sprint no s¨®lo no ganaba, sino que ni siquiera se asomaba a la disputa sobre la l¨ªnea. Ayer, por fin, gan¨®. Con una bicicleta de por medio respecto a Bettini y su compa?ero Zabel (su lanzador). Ayer, por fin, surgi¨® el Petacchi abrumador en un sprint bien calculado por sus compa?eros de equipo, que tiraron con fuerza en los ¨²ltimos kil¨®metros, dejaron luego que fuera el T-Mobile el que pusiera el pelot¨®n en fila india casi en las calles de Algemes¨ª y volvieron a coger el tim¨®n en el momento decisivo, en el desenlace. Petacchi corr¨ªa a un mil¨ªmetro de la bicicleta de Zabel. Sab¨ªa, seg¨²n dijo despu¨¦s, que la llegada ten¨ªa una peque?a bajada que iba muy bien a sus caracter¨ªsticas. Tres curvas finales obligaban a una buena colocaci¨®n. De lo contrario, era imposible disputar el sprint. Eso lo vivi¨® en primera persona Fern¨¢ndez de Larrea, velocista del Euskaltel, que lleg¨® muy atr¨¢s, sin posibilidad de reaccionar en la corta recta de llegada (unos 200 metros).
La cosa, pues, se redujo al mano a mano Petacchi-Bettini con Zabel a la expectativa por si hubiera que acudir al rescate: lanzando a Petacchi, acab¨® tercero. Fue el momento emocionante de una etapa t¨ªpica de segunda semana tras una jornada de descanso. Un recorrido llano, un bochorno pegajoso, un ritmo tranquilo, una escapada en el kil¨®metro 8 que muri¨® a cinco kil¨®metros de la meta para desesperaci¨®n de L¨®pez Gil y Garc¨ªa de Mateo, dos habituales de los largos recorridos sin un final feliz.
Y, por fin, la resurrecci¨®n de Petacchi, que esperaba no leer hoy "nada sobre el salbutemol, el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Italiano y todo eso. S¨®lo la victoria". Un imposible.
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