Dibujar esculturas
La celebraci¨®n, la semana pr¨®xima, de la primera edici¨®n mallorquina de la feria Art Colonia ha propiciado que la ciudad de Palma rebose exposiciones de primera magnitud internacional. En lo que queda de mes coincidir¨¢n muestras individuales de Manolo Vald¨¦s (esculturas monumentales en el entorno urbano), Mimmo Paladino (Centro Pelaires), el Fernando Botero del compromiso social (Casal Solleric), Mario Merz (galer¨ªa Kewenig), el fot¨®grafo Lee Friedlander (Fundaci¨® La Caixa) y, pong¨¢monos aqu¨ª solemnes, Alberto Giacometti.
Formada por un centenar de piezas de su etapa de madurez -la que sigui¨® a su aventura surrealista-, la exposici¨®n viene de ser exhibida en Girona y Lleida. El grueso lo conforman casi un centenar de dibujos, grabados y litograf¨ªas, creaciones que, en el caso de Giacometti, deben ser consideradas obra mayor, pese a que su fama se asiente en sus esculturas. Basta un ejercicio de memoria simple para reconocer la deuda que buena parte de ¨¦stas guardan con sus dibujos.
GIACOMETTI
Fundaci¨® La Caixa
en Baleares
Plaza Weyler, 3
Palma de Mallorca
Hasta el 18 de noviembre
Sus c¨¦lebres figuras huma
nas filiformes, de las que se exhibe un espl¨¦ndido ejemplo, La Jaula (1950), parecen rendir m¨¢s tributo a la l¨ªnea que al volumen. Un hilo de continuidad liga los dibujos del artista con esa parte de su producci¨®n escult¨®rica. La exposici¨®n, proveniente de la colecci¨®n particular de Helmut Klewan, invita a sumirse en ese tr¨¢nsito de las dos a las tres dimensiones y en c¨®mo su estilo escult¨®rico madur¨® a partir de su destreza como dibujante. La gran paradoja -y el reto para el espectador- est¨¢ en aprender a ver los dibujos como esculturas y ¨¦stas como dibujos.
En una parte importante de su obra sobre papel, Giacometti somete a su mano a una gimnasia fren¨¦tica, de cuyas enmara?adas circunvoluciones hace emerger aisladas figuras humanas casi a modo de apariciones. El aguafuerte Retrato de Rimbaud es en este sentido revelador, un portento de elocuencia con la m¨¢xima econom¨ªa de medios. Junto al poeta, desfilan retratos, entre otros, de Balzac, Bataille, Michel Leiris y Matisse, as¨ª como un busto de Simone de Beauvoir que cabe en una caja de cerillas.
Cinco pinturas nos acercan tambi¨¦n al artista oscuro, casi desabrido, que se recrea en los grises, cenizas, marrones y negros con los que hace aparecer desdibujadas figuras sin contornos, que se confunden con sus fondos l¨®bregos. El contrapunto humanizado lo pone un espacio acotado para las fotograf¨ªas que le hicieron Cartier-Bresson, Doisneau, Arnold Newman y otros c¨¦lebres retratistas.
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