Y el topo fue... Ron Dennis
El patr¨®n de McLaren reconoce que avis¨® a la FIA de los correos entre Alonso y De la Rosa tras una supuesta amenaza del asturiano
El topo sali¨® al descubierto. La gran inc¨®gnita que quedaba pendiente en todo el asunto del espionaje de McLaren a Ferrari era saber qui¨¦n hab¨ªa alertado a la Federaci¨®n Internacional del Autom¨®vil (FIA) de la existencia de los e-mails comprometedores entre Pedro Mart¨ªnez De la Rosa y Fernando Alonso. Ayer, el culpable sali¨® a la luz. Y, para sorpresa de todo el mundo, no era otro que Ron Dennis, el copropietario y jefe supremo de la escuder¨ªa McLaren.
As¨ª lo confes¨® ¨¦l mismo p¨²blicamente, despu¨¦s de descubrir que la noticia estaba ya empezando a circular entre los medios de comunicaci¨®n. Dennis lo hab¨ªa explicado, con pelos y se?ales, durante la reuni¨®n del Consejo Mundial del pasado jueves, como parte de su defensa en la que pretendi¨® demostrar la honestidad y la colaboraci¨®n que siempre hab¨ªa mantenido su equipo en la investigaci¨®n. La informaci¨®n fue confirmada a este diario por dos fuentes directas, que estuvieron presentes en la reuni¨®n.
"Cuando tuve conocimiento de que hab¨ªa nuevas pruebas, lo que ocurri¨® el pasado d¨ªa 5 de agosto en el Gran Premio de Hungr¨ªa, llam¨¦ inmediatamente a la FIA para informarles", confes¨® ayer Dennis. El organismo exigi¨® en una carta a los pilotos de McLaren, el pasado 30 de agosto, que mandaran toda la informaci¨®n que tuvieran sobre el caso del espionaje. Tanto Alonso como De la Rosa lo hicieron de inmediato para evitar la p¨¦rdida de la licencia de pilotaje y ganar inmunidad. Con los correos electr¨®nicos en la mano, Max Mosley, el presidente de la FIA, volvi¨® a convocar al Consejo Mundial y anul¨® la vista del Tribunal de Apelaci¨®n.
Otra inc¨®gnita flota ahora en el ambiente. ?Por qu¨¦ Dennis lanz¨® piedras sobre su propio tejado? La respuesta no la concedi¨® el jefe de McLaren, que sin embargo ofreci¨® algunas pistas al respecto. Ayer, una web de consulta bastante fiable, www.grandprix.com, ofreci¨® una versi¨®n de los hechos seg¨²n la cual Dennis y Alonso mantuvieron una dura discusi¨®n el s¨¢bado por la tarde del Gran Premio de Hungr¨ªa, despu¨¦s de todos los problemas ocurridos en la cronometrada. Seg¨²n esta versi¨®n, Alonso exigi¨® que se cumplieran algunas promesas que Dennis le hab¨ªa hecho cuando fich¨® por la escuder¨ªa anglo-alemana. Durante el intercambio verbal, el espa?ol habr¨ªa comentado que pose¨ªa una informaci¨®n que pod¨ªa ser de inter¨¦s para la FIA, en clara referencia a sus e-mails con De la Rosa.
Dennis, presumiblemente, supo de esta forma que los mensajes exist¨ªan y que su contenido era comprometedor para su equipo. Y antes de permitir que Alonso cumpliera su amenaza, prefiri¨® ser ¨¦l mismo quien se lo comunicara a la FIA, utilizando su acto como una demostraci¨®n m¨¢s de limpieza por parte del equipo. Todo esto no ha sido todav¨ªa probado, y fuentes cercanas a Alonso lo han desmentido en todos sus t¨¦rminos. Sin embargo, es cierto que Alonso y Dennis mantuvieron una tensa charla ese s¨¢bado en Hungr¨ªa y tambi¨¦n que Alonso pidi¨® recibir el trato propio de un n¨²mero uno, cosa que le neg¨® absolutamente Dennis. El jefe de McLaren ha apostado siempre por la igualdad de condiciones entre los dos pilotos y pretende mantenerla hasta las ¨²ltimas consecuencias. Prost gan¨® as¨ª su tercer t¨ªtulo mundial en 1989, cuando McLaren ya sab¨ªa que hab¨ªa fichado por Ferrari.
Sin embargo, es evidente que ahora la situaci¨®n de Alonso en el seno del equipo de Woking es totalmente insostenible. Despu¨¦s de la sentencia, de la anulaci¨®n de los puntos del Mundial de Constructores y de todas las dem¨¢s revelaciones, el piloto asturiano es el que se queda con una posici¨®n m¨¢s d¨¦bil. Al equipo no le importa ya que uno de sus dos coches no acabe alguna carrera. Y entre la fidelidad de Lewis Hamilton y la apat¨ªa, el descontento y la poca cordialidad de Alonso con el grupo, McLaren tendr¨ªa muy f¨¢cil la elecci¨®n. Alonso ha quedado por completo en manos de Dennis. No tiene m¨¢s armas en la mano. S¨®lo puede confiar en la honestidad del hombre que le ha prometido que mantendr¨¢ la igualdad entre ¨¦l y Hamilton hasta la ¨²ltima carrera.
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