?pera prima de McCartney
El ciclista nacido en Hawai vence tras un ataque a 15 kil¨®metros
Jason McCartney fue el primero en la meta de Villacarrillo y fue el primero en sonre¨ªr abiertamente, incluso en re¨ªr sin reparos en la sala de prensa. Hasta ahora los ganadores o aparec¨ªan compungidos (caso de Petacchi), o con la media sonrisa habitual de ?scar Freire o Bettini. Algunos incluso despistados, mirando hacia los lados, como Bennati. Ganar no parec¨ªa una alegr¨ªa. McCartney s¨ª ri¨®. Quiz¨¢s porque es estadounidense. O, m¨¢s a¨²n, porque es de Hawai, de Honolulu, la capital, que como todo el mundo sabe es un sitio que los espa?oles utilizamos para describir la lejan¨ªa extrema ("Eso est¨¢ en Honolulu", se dice cuando uno va o viene de muy lejos). Pues en Honolulu naci¨® hace 34 a?os Jason McCartney, que reside en Iowa, y en Girona cuando compite en Europa, y que tambi¨¦n sonr¨ªe cada vez que le preguntan por la coincidencia de su apellido con un tal Paul, ingl¨¦s y que toc¨® en un grupo al parecer llamado The Beatles. "Ya estoy acostumbrado". Es una casualidad que le persigue, pero no le importa. Uno, el brit¨¢nico, es famoso y multimillonario; otro, el hawaiano, ni es famoso ni es multimillonario. De hecho, ayer consigui¨® su primera victoria en Europa a los 34 a?os y conf¨ªa en que le sirva para tener trabajo la pr¨®xima temporada. McCartney busca equipo.
Lo cierto es que McCartney gan¨® en Villacarrillo (un pueblo de Ja¨¦n de unos 10.000 habitantes) a lo grande. Estaba en una escapada de 11 ciclistas que abandonaron el pelot¨®n en el kil¨®metro 64. Ninguno de los 11 amenazaba a nadie y estaban representados muchos de los equipos. La presunta etapa trampa entre Puerto Lumbreras y Villacarrillo, configurada como un rompepiernas, se qued¨® en una conversaci¨®n tumultuosa entre 11 animosos ciclistas y una tranquilidad pasmosa en el pelot¨®n que cubri¨® los 207 kil¨®metros sin agobios y sin problemas (aunque no sin ca¨ªdas).
El ¨²ltimo puerto, el de Villanueva del Arzobispo, desencaden¨® las hostilidades entre los escapados. Ataques y m¨¢s ataques que mor¨ªan al poco de nacer, aunque siempre dejaban atr¨¢s a Haimar Zubeldia, que siempre lograba reengancharse. Hasta que lleg¨® McCartney y sanseacab¨®. Fue un ataque seco, duro y prolongado en un falso llano tras coronar el puerto. Se fue como un contrarrelojista enrabietado, con la mand¨ªbula en el manillar, sin mirar atr¨¢s. Nadie reaccion¨® y los segundos fueron cayendo en la misma medida que deca¨ªa la moral de sus perseguidores. S¨®lo Thomas Lovkvist quiso reaccionar, pero ya era tarde. McCartney, el ciclista que adora la bicicleta, levant¨® los brazos celebrando, a los 34 a?os, su ¨®pera prima.
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