Poetas que r¨ªen
Poetas impuros, risue?os, festivos y espa?oles. Poetas de cuando entonces, poetas de ahora, de la experiencia de ayer y de las noches, con sus d¨ªas, de ma?ana. Poetas que cantan. Poetas que r¨ªen. ?De qu¨¦ se r¨ªen los poetas espa?oles de ahora? No estamos seguros. Pero nos gustan los poetas que ahora r¨ªen. No siempre lo hicieron. Y algunos ya no volver¨¢n a re¨ªr.
Los que los leemos seguimos esperando nuevos versos, nuevos poemas de celebraci¨®n, ciudades menos ¨¢speras, dignas historias civiles, memorias de poco tiempo, recuerdos de mujeres y d¨ªas, nuevos compa?eros de viaje, nuevas poes¨ªas. Y viejos, renovados, nuevos poetas y nuevos a?os.
El poeta que cumple a?os, que no es "un escombro tenaz, que se resiste a su ruina", el poeta que sabe lo raro de llamarse ?ngel Gonz¨¢lez, estaba rodeado de amigos. Ha pasado, por dos, de los ochenta. Mucho menos que Cremer, centenario. Menos que Mu?oz Rojas, que ya va llegando. Un poco m¨¢s que su compadre Caballero Bonald. Es decir, que no era para tanto, pero s¨ª feliz motivo de celebraci¨®n entre poetas y alrededores. Ya se sabe, los cumplea?os, vivir un a?o m¨¢s, cumplir los ritos y recordar cosas. Hacer repaso de gentes, canciones y recordar muchachas en flor. Gonz¨¢lez, que cuando fue veintea?ero se quejaba de la dureza de vivir un a?o m¨¢s, ahora est¨¢ divertido entre amigos. No se le olvida eso de tener que "?mover el coraz¨®n todos los d¨ªas casi cien veces por minuto!". Y nos sigue ense?ando que "para vivir un a?o es necesario morirse muchas veces mucho".
Y sigue la fiesta, con su amigo Joaqu¨ªn Sabina -que se acaba de quitar el alivio de luto por su amigo Jos¨¦ Tom¨¢s, renacido de sus cenizas, de sus cornadas, de sus linares del cuerpo-, y le promete que la celebraci¨®n seguir¨¢ la pr¨®xima semana, en la impura ciudad de Madrid y en el concierto de los dos p¨¢jaros. Que la fiesta seguir¨¢ en ciudad que adoptaron. La que les adopt¨®. La ciudad que se hizo con sangre, que se repite y que no se termina de gustar. Ciudad para pasar, para quedarse, para cantar y celebrar. Ciudad que tambi¨¦n es un poco la de Serrat, compa?ero de cartel y viajes. De vidas y risas f¨¢ciles, y algunas tristezas, con perd¨®n, de ese espa?ol de ?beda y Tirso de Molina llamado Joaqu¨ªn, naci¨® en Espa?a, repito. El madrile?o Serrat, como Vargas Llosa y de su mismo barrio, tambi¨¦n cantar¨¢ tres d¨ªas, tres, para Gonz¨¢lez, que ya no volver¨¢ a cumplir los ochenta y dos. Y para los que leen a Gonz¨¢lez. Hay otros que no, pero no van mucho a estos conciertos.
El viejo poeta y el cantor de edad madura celebraban en compa?¨ªa de Luis Garc¨ªa Montero -y recordando a Salvador, Juaristi, ?ngeles Mora, Beltr¨¢n, Mill¨¢n, Marzal y Gallego-, adem¨¢s de los a?os, la aparici¨®n de una nueva antolog¨ªa sobre eso que dieron en llamar "poes¨ªa de la experiencia", que acaba de publicar la experta Araceli Iravedra. Una antolog¨ªa que pasea por sus iron¨ªas y sus risas, sus maestros y sus continuadores, sus amores y sus enemigos. Una antolog¨ªa para mirarse en sus espejos y para reconocerse en lo que son. Uno, que ha sido invitado a sus fiestas, que les ha conocido con la cara lavada y tambi¨¦n con sus m¨¢scaras, ha podido comprobar que no tienen muchas fincas r¨²sticas en Nueva York, ni siquiera rascacielos en Andaluc¨ªa. Tienen lo suyo. No es poco. De momento les permite no tener que estar apuntados a los PER (Plan de Empleo Rural) para poetas espa?oles en paro.
Uno de esos poetas que les gusta a estos poetas de la experiencia -y a otros, mucho- era Eliot, que defin¨ªa muy bien algo que les es cercano: "Ser algo parecido a un empresario de espect¨¢culos populares, devanar sus personales pensamientos tras una m¨¢scara tr¨¢gica o c¨®mica, y llevar los placeres de la poes¨ªa no s¨®lo a un p¨²blico m¨¢s amplio, sino, colectivamente, a m¨¢s amplios grupos de gente". Eso, entretener, divertir, s¨ª, adem¨¢s tener una utilidad. Con la poes¨ªa no se cambia el mundo, pero se puede entender mucho mejor.
Se siguen buscando lectores c¨®mplices, hip¨®critas, semejantes. Y se buscan en donde est¨¦n. Preferiblemente entre lectores que no quieran llegar por el sentido com¨²n al aburrimiento. Ni por la poes¨ªa a ninguna parte. Ni poetas de la diferencia. Ni poetas de la indiferencia. Poetas impuros. Poetas nuestros, tan vivos. Y con tantas risas. Con la verdad de sus m¨¢scaras.
Ahora se celebra el centenario de uno de los grandes poetas del pasado siglo, Ren¨¦ Char, que dijo una vez que "la poes¨ªa es, de todas las aguas claras, la que se entretiene menos en los reflejos de sus puentes". ?l tambi¨¦n fue un poeta de la experiencia. Tambi¨¦n se alegraba cuando las puertas se abr¨ªan.
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