Carlos Oroza reaparece con un libro ilustrado por Ant¨®n Lamazares

Despu¨¦s de los versos llegaron los aplausos y hasta se form¨® una cola para el saludo. Son escasas las apariciones del poeta Carlos Oroza (Burela, 1931), as¨ª que la ocasi¨®n era como para aprovecharla. Uno de los que se le acercaron le dijo que le hab¨ªa recordado a Valle Incl¨¢n. Solemne, voz clara y modulada, con inflexiones que oscilaban entre la exclamaci¨®n y el susurro. Alcanz¨® el aullido, esa fuerza de asociaciones imposibles que lo hermana con Allen Ginsberg.

De memoria, empez¨® a desgranar versos sentado pero alguien, con buen criterio, le hab¨ªa preparado ya un micr¨®fono inal¨¢mbrico porque enseguida se levant¨® y recorri¨® de punta a punta el escenario del sal¨®n de actos del Museo de Arte Contempor¨¢nea de Vigo (Marco), uno de los pocos lugares a los que regresa, al menos, en p¨²blico. Los recitales de Oroza son para la antolog¨ªa.

Quienes le conocieron en el Madrid de los 70 cuentan que llegaba a enfervorizar tanto al auditorio que sal¨ªa a hombros de los estudiantes. Aunque tambi¨¦n tuvo que salir por piernas de alg¨²n que otro recital por su obstinada lucha contra lo establecido. Un vendaval de palabras que pod¨ªa llevarse al franquismo por delante y que hoy recorre las calles de Vigo, su ciudad refugio. Aqu¨ª se escondi¨® en los 80, cuando era ya un poeta de culto. Mejor seguir el rastro de sus versos largos como senderos.

Para su reaparici¨®n, el pasado jueves, hab¨ªa una excusa, la presentaci¨®n del volumen Un sentimiento ingr¨¢vido recorre el ambiente, que supone la reuni¨®n de un texto de Oroza y de las ilustraciones del artista Ant¨®n Lamazares (Lal¨ªn, 1954). Cinco litograf¨ªas que desarrollan, en paralelo, la visi¨®n del pintor sobre un largo poema in¨¦dito que escogi¨® el propio Lamazares. Antes de que esta conjunci¨®n de arte y literatura viera la luz, por el camino se publicaron en el libro En el norte hay un mar que es m¨¢s alto que el cielo (2005), dentro de la colecci¨®n Tambo de la Deputaci¨®n de Pontevedra. M¨¢s all¨¢ de la admiraci¨®n mutua que ambos se profesan, les une una amistad de muchos a?os que comenz¨® en el Caf¨¦ Gij¨®n cuando Lamazares ten¨ªa 18 a?os. Fue Laxeiro quien los present¨®.