Villas, diamantes y alcohol
La ciudad de Islamabad, capital de Pakist¨¢n, es el mejor espejo de la expansi¨®n econ¨®mica de la que se vanagloria el r¨¦gimen militar. En estos ocho a?os de crecimiento medio por encima del 6% anual se han multiplicado las espl¨¦ndidas villas y los veh¨ªculos todoterreno que surcan las calles de esta ciudad trazada con tiral¨ªneas durante los a?os setenta para convertirla en la capital administrativa del pa¨ªs y descargar a la superpoblada Rawalpindi. El alcohol se bebe sin reparos en los salones cubiertos de alfombras persas de esta minor¨ªa adinerada y liberal, que gusta de lucir, tanto ellas como ellos, sus diamantes.
El general Pervez Musharraf no ha dudado en comprar lealtades. As¨ª, ni la Bolsa ni la multimillonaria industria inmobiliaria pagan impuestos. Los militares son los primeros beneficiarios de estas exenciones fiscales y otras prebendas, seg¨²n relata Aisha Sidiqa en su reciente libro Military Inc. Inside Pakistan's Military Economy (Corporaci¨®n militar. Desde el interior de la econom¨ªa militar de Pakist¨¢n).
Pero apenas unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢ de los cuidados jardines de Islamabad, la realidad del pa¨ªs sacude a quien quiera verla. S¨®lo hay que adentrarse en las abigarradas calles de Rawalpindi, donde la mayor¨ªa de sus 10 millones de habitantes subsiste con salarios de 5.000 rupias al mes, es decir, unos 65 euros.
"Si el gasto m¨ªnimo en comida al d¨ªa por persona con los precios actuales es de 150 rupias, ?c¨®mo van a mantener una familia?", se pregunta en voz alta el periodista Shabaz Rana.
S¨®lo los afortunados se apretujan desde el amanecer en las colas de los autobuses para garantizar que no llegan tarde al trabajo en Islamabad, donde los salarios resultan bastante m¨¢s altos.
Ahora bien, el p¨¦simo estado de mantenimiento de los transportes p¨²blicos convierten en dos horas de duraci¨®n un trayecto que en coche dura poco m¨¢s de media hora.
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