Ministro, si dejo de respirar ?qu¨¦ me pasa?
Despu¨¦s de ver el nuevo anuncio del Ministerio de Sanidad y Consumo "para la prevenci¨®n de la morbimortalidad infantil" ya tengo claro a qu¨¦ "poblaci¨®n diana" (por decirlo a su manera) va dirigido: a todos los padres zopencos de la Tierra. En ¨¦l, una voz infantil advierte: "No me dejes nunca solo en la ba?era, ni en lugares con agua". Y, mientras tanto, vemos las im¨¢genes de un beb¨¦ en la ba?era y a un ni?o que, con un palo, trata de pescar la pelota de una piscina. "No dejes que meta los dedos en un enchufe", sigue la voz. Y esta vez vemos a otro beb¨¦ a punto de meter la manita en el fat¨ªdico lugar. "No me dejes al lado de una ventana abierta", susurra a continuaci¨®n. Y lo que observamos es a un cr¨ªo trepador encaram¨¢ndose temerariamente al alfeizar de una ventana. "No dejes a mi alcance sustancias t¨®xicas o medicamentos", a?ade. Y observamos a una ni?ita de graciosos calcetines rosas a punto de proceder a la cata del l¨ªquido de una botella (que si no es de lej¨ªa es de matarratas). "No dejes que me trague las piezas peque?as de los juguetes", nos advierte tambi¨¦n. Y lo que vemos es un beb¨¦ a punto de zamparse una especie de canica. Finalmente, es una voz de adulto quien concluye el mensaje: "Si te descuidas, tu hogar puede ser peligroso para tus hijos. No te descuides. Evita los accidentes. Por lo que m¨¢s quieras".
El Ministerio de Sanidad tiene mucha fe en la actividad cerebral de los 'padres diana'
Como ven, los del ministerio no tienen mucha fe en la actividad cerebral de los padres diana. Si no, no se entiende que les pidan, entre otras advertencias novedosas, que no dejen que los ni?os "se traguen las piezas peque?as de los juguetes". F¨ªjense que no les suplican que les impidan jugar con las piezas peque?as de los juguetes para evitar sustos. Les suplican que no dejen que se las traguen. Para el Ministerio de Sanidad, pues, hay padres o cuidadores que no saben que tragar piezas peque?as de juguetes puede ser mortal. Son padres, supongo, que hace unas horas que acaban de aprender a andar erguidos.
Toda la vida ha habido accidentes infantiles por negligencias de los mayores. Pero parece que ahora, m¨¢s que nunca, hay padres o cuidadores desprovistos de cualquier sentido com¨²n. No digo que no. Porque, sinceramente, ?se imaginan lo que habr¨ªan dicho las generaciones pasadas si llegan a ver un anuncio as¨ª? Hasta el m¨¢s cateto se habr¨ªa sentido ofendido por un anuncio (pagado por ¨¦l) con mensajes tan b¨¢sicos. Y, encima, es el ni?o el que advierte a los padres.
Cierto. Los enchufes de nuestra ni?ez, que no estaban protegidos como los de ahora, eran "caca" y acercarse a ellos nos val¨ªa un golpe en las manos. No ten¨ªamos la lej¨ªa guardada bajo llave, pero el armario de la lej¨ªa no se tocaba. Cierto. Y debo reconocer que, tal vez, no nos sumerg¨ªan demasiado frecuentemente en la ba?era (hablo por m¨ª), pero era evidente que cuando lo hac¨ªan no nos dejaban solos all¨ª dentro como si fu¨¦semos los ingredientes de un caldo. Pero ahora por lo visto, s¨ª. La burrez reina por doquier y los padres necesitan que los ni?os les expliquen que quien se traga una pieza de juguete puede abandonar para siempre el mundo de los vivos.
Yo, por tanto, ir¨ªa m¨¢s lejos. El padre que ignora que dejar al ni?o solo en la ventana de su quinto piso es peligroso, ignora tambi¨¦n el complicado funcionamiento de un pestillo y hasta que aguantar la respiraci¨®n durante mucho rato es nocivo. Por ello, propongo que, en la pr¨®xima campa?a, el ministerio les d¨¦ m¨¢s pistas sobre otros peligros que podr¨ªan acabar con la vida de su prole. Por ejemplo, en el nuevo anuncio ver¨ªamos a un beb¨¦ encaramado en el m¨¢rmol de la cocina cort¨¢ndose unas lonchitas de jam¨®n. La voz en off dir¨ªa: "No dejes que sea yo quien use el cuchillo jamonero que nos regal¨® Justo Molinero". O ver¨ªamos a unas ni?as jugueteando con una cobra. La voz en off dir¨ªa: "No me dejes jugar con especies protegidas y/o venenosas". Tambi¨¦n ver¨ªamos a un cr¨ªo tom¨¢ndose un chupito de whisky al tiempo que jugueteaba con las llaves del coche. "No dejes que conduzca si he bebido", podr¨ªa decir esta vez. Y si la cosa no fuese lo suficientemente efectiva, siempre podr¨ªamos pasar a algo salvaje de verdad. Por ejemplo, la vocecita podr¨ªa amenazarnos como sigue: "No dejes que me pase nada malo si no quieres escuchar una vez m¨¢s la canci¨®n Tears in heaven de Eric Clapton". Pero, este ¨²ltimo punto, desde luego, no puedo aconsejarlo.
moliner.empar@gmail.com
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