Delincuentes. Sin matices
La fiscal jefe de la Audiencia Provincial de C¨¢diz, que es coordinadora de siniestralidad laboral a nivel andaluz, en las declaraciones que ha realizado tras el accidente de C¨¢diz, en el que un trabajador de la construcci¨®n ha muerto sin estar dado de alta, ha valorado positivamente la colaboraci¨®n entre administraciones al tiempo que ha pedido un mayor n¨²mero de inspectores. No ser¨¦ yo quien ponga en duda la colaboraci¨®n ni un mayor control. No obstante, y pese a estas palabras esperanzadoras y buenos gestos entre administraciones, es un hecho, visto a la luz de los datos de siniestralidad, que los accidentes en Andaluc¨ªa siguen en su nivel de siniestralidad y que en sectores como la construcci¨®n o la pesca se mantienen las altas cifras de mortalidad. Se dice que para actuar contra esta realidad de muerte es necesario que se incremente la plantilla de inspectores; que los casi 300 que existen son insuficientes, dado el n¨²mero de obras y centros de trabajo, como tambi¨¦n por la alta ocupaci¨®n en la Comunidad.
Y, sin duda, es necesario ese aumento para que exista un control adecuado si no hay suficientes inspectores. Y, a?ado, a¨²n m¨¢s si la mayor¨ªa de las inspecciones se realizan en jornada de ma?ana, sin una adecuaci¨®n a las jornadas de trabajo de las empresas, cuya distribuci¨®n del trabajo nada tiene que ver con la jornada de los funcionarios o, bien, si se realizan en ventanilla y no en los centros. Ahora, bien, por mucho esfuerzo que se haga o, dicho con palabras de la fiscal¨ªa, aunque "se est¨¦ dando el do de pecho" por las administraciones, no cabe cerrar los ojos.
Y no cabe cerrar los ojos porque ya han transcurrido 12 a?os desde que se aprob¨® la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales y 10 del Reglamento m¨¢s diversas leyes, sin que, pese a contar con un marco legislativo suficiente y pese al esfuerzo de administraciones y agentes sociales y econ¨®micos, la siniestralidad haya disminuido. La muerte de otro trabajador en C¨¢diz el pasado martes, y dos m¨¢s esta misma semana en Jerez en una planta de residuos -al parecer sin contar con medidas de seguridad y de protecci¨®n- son m¨¢s ejemplos de muerte que se a?aden. Y, realmente, necesito pensar que cuando se cuentan con leyes suficientes; cuando se cuenta con una fiscal¨ªa y una justicia comprometidas; cuando se cuenta con unos agentes sociales y econ¨®micos que muestran su preocupaci¨®n y ocupaci¨®n, los accidentes deben disminuir. Sin embargo, no es as¨ª. Luego, sin estar equivocados en causas y respuestas ya dadas, tengo la impresi¨®n de que hay que actuar en otras l¨ªneas que complementen lo ya avanzado. En este abrir horizontes me viene a la memoria que en un viaje que, por razones profesionales, realic¨¦ a Jerusal¨¦n en el a?o 1995, observ¨¦ que numerosos trabajadores de la construcci¨®n se encontraban subidos en andamios sin contar con medida de protecci¨®n alguna. Hice la comparativa con Espa?a, y me retrotraje a los a?os sesenta y setenta, en los que no exist¨ªan ni leyes de prevenci¨®n ni intenci¨®n de que las hubiera. No obstante, como los avances y riqueza de Israel no se compadec¨ªan con esta ausencia de medidas en el trabajo, me pregunt¨¦ como era posible. Enseguida lo supe: los trabajadores eran palestinos; parte de la sociedad miraba para otro lado.
Hoy, muchos a?os despu¨¦s, miro para Castilla-La Mancha: se que numerosos vendimiadores, b¨²lgaros y rumanos en su mayor¨ªa, trabajan como jornaleros sin contar con contrato, ni permiso de trabajo y durmiendo en un tinaja. Y observo tambi¨¦n que algunos empresarios exigen que sea as¨ª, intentado forzar al Estado para que tolere esta situaci¨®n mientras parte de la sociedad mira para otro lado. Tengo, pues, la impresi¨®n que cuando los trabajadores son inmigrantes, algunos empresarios se creen que pueden actuar con impunidad, sin que el Estado social y de derecho ni la sociedad reaccionen con la eficacia y contundencia que se les presume. Sucede en Castilla-La Mancha; sucede en Andaluc¨ªa. Tal vez, pues, adem¨¢s de leyes, sea necesario que parte de la sociedad deje de mirar para otro lado y rechace, sin matices, a estos delincuentes que hacen de la explotaci¨®n y de la pobreza su riqueza.
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