Miles de manifestantes negros protestan contra la justicia en Luisiana
El juicio por la paliza a un estudiante blanco deriva en un conflicto racial en un pueblo
El pueblo de Jena (Luisiana) tiene tan s¨®lo 3.000 habitantes, y los organizadores de la protesta esperaban reunir ayer a 40.000 personas. Las calles de la sure?a localidad fueron tomadas en apoyo de los conocidos como seis de Jena, otros tantos adolescentes negros acusados de propinar una paliza a un compa?ero de clase blanco. Todos ellos, excepto uno, han sido o ser¨¢n juzgados como adultos y podr¨ªan sufrir penas de c¨¢rcel hasta que cumplan 50 a?os.
"?sta es una manifestaci¨®n por la justicia. No es una manifestaci¨®n contra los blancos", dijo el l¨ªder religioso negro Al Sharpton. "Jena es un punto de inflexi¨®n, el comienzo del movimiento de los derechos civiles del siglo XXI", anunci¨®. Para quienes ayer expresaban su rabia, lo ocurrido en Jena es el mejor ejemplo de la disparidad que existe en el sistema de justicia estadounidense, que, en su opini¨®n, est¨¢ te?ido de racismo. ?C¨®mo puede si no explicarse que una paliza tenga a Mychal Bell, uno de los j¨®venes implicados, de 17 a?os, en prisi¨®n desde el pasado mes de diciembre acusado de intento de asesinato? Bell es el ¨²nico estudiante que ha sido procesado hasta el momento. Los otros cinco aguardan juicio, uno de ellos como menor de edad.
" King fue a Selma. Y ¨¦se no era el ¨²nico lugar donde no se pod¨ªa votar. ?se fue el lugar de partida", declar¨® el reverendo Sharpton. "Fue a Birmingham. Y ¨¦se no era el ¨²nico lugar donde hab¨ªa segregaci¨®n. Fue el punto de partida", insisti¨®. "Jena es el punto de partida para all¨ª donde existan otros Jena", recalc¨® Sharpton. Junto a ¨¦l, el tambi¨¦n reverendo Jesse Jackson inform¨® a los manifestantes: "Hay un Jena en cada Estado".
El fantasma del racismo no abandona EE UU. Ni tampoco sus s¨ªmbolos. En el patio de la escuela de este pueblo de Luisiana hab¨ªa un ¨¢rbol conocido como el "¨¢rbol de los blancos". Un d¨ªa de agosto del a?o pasado, un estudiante negro pregunt¨® al director del centro si pod¨ªa sentarse bajo ese ¨¢rbol. El director respondi¨® que los estudiantes pod¨ªan sentarse "donde les diera la gana".
A la ma?ana siguiente, tres estudiantes blancos colgaron horcas del ¨¢rbol. La mala semilla de tiempos pasados comenzaba a germinar. Hubo una investigaci¨®n. Se encontr¨® a los culpables. Pero la junta directiva no los expuls¨®. Los estudiantes y profesores negros se sintieron traicionados. El superintendente dijo que lo ocurrido no era m¨¢s que una broma pesada: "Los adolescentes se hacen bromas. No es ninguna amenaza".
La tensi¨®n se instal¨® en Jena. Hubo peleas de peque?o calado, que nadie denunci¨®. Hasta que alguien prendi¨® fuego a la escuela. Literalmente. El 30 de noviembre, el pueblo de Jena ve¨ªa arder en llamas el edificio principal del instituto. Los blancos acusaron a los negros y los negros acusaron a los blancos. Pocos d¨ªas despu¨¦s, el joven blanco de 17 a?os Justin Barker fue atacado por seis estudiantes negros de Jena. Le golpearon en la cabeza. Le patearon hasta dejarle inconsciente. Aunque la paliza no impidi¨® que Barker asistiera esa noche a una funci¨®n del instituto. La polic¨ªa detuvo a los seis j¨®venes negros a los que Barker se?al¨® como culpables. Cuando llegaron al juzgado, el fiscal del distrito, blanco, les acus¨® de intento de asesinato en segundo grado.
Hasta ahora, el ¨²nico que se ha sentado frente al juez ha sido Bell. El fiscal le redujo los cargos en el mes de junio a simple agresi¨®n con arma letal. La decisi¨®n del fiscal fue que las zapatillas de deporte con las que Bell pate¨® a la v¨ªctima pod¨ªan ser un arma mort¨ªfera. El jurado, blanco, le dio la raz¨®n. Y declar¨® a Bell culpable. Bell se enfrenta a 15 a?os de c¨¢rcel. En Jena, donde el "¨¢rbol de los blancos" ya no existe, pues fue cortado de ra¨ªz, se ped¨ªa ayer su inmediata puesta en libertad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.