Secretos del abismo
Ahora que con tanto ¨¦xito los lectores buscan lo terror¨ªfico, cuanto m¨¢s gore, mejor, no es mal momento para regresar a uno de los m¨¢s grandes autores de relato fant¨¢stico y de terror y comprobar c¨®mo este hombre a caballo entre el siglo XVIII y el XIX sigue perfectamente vigente y c¨®mo la mayor parte de los productos actuales del g¨¦nero son, adem¨¢s de repetitivos, productos con fecha de caducidad. Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822) pertenece al romanticismo tard¨ªo alem¨¢n, el que convive con una Europa donde la monarqu¨ªa sustituye a la revoluci¨®n y donde los ideales de la Ilustraci¨®n, claridad y raz¨®n, parecen retroceder en parte ante la oscuridad y lo irracional. E. T. A. Hoffmann es uno de los primeros escritores de filiaci¨®n rom¨¢ntica que escribe sobre la angustia del hombre com¨²n, sobre lo tenebroso y lo misterioso de la vida, especialmente en sus Nocturnos, a los cuales pertenece el relato que comentamos.
EL MAYORAZGO
E. T. A. Hoffmann
Traducci¨®n de Jorge Seca
N¨®rdica. Madrid, 2007
160 p¨¢ginas. 14,50 euros
En su interesante pr¨®logo, Marisa Sigu¨¢n establece una relaci¨®n entre Hoffmann y su antecesor y rom¨¢ntico integral, Novalis, y se?ala con indudable acierto que el visionario Novalis "tambi¨¦n escribi¨® en el l¨ªmite del conocimiento racional humano, tambi¨¦n se asom¨® al abismo y a la noche. Pretend¨ªa recuperarlos para la poes¨ªa, redimirlos para la realidad por medio del lenguaje m¨¢gico del poema, del cuento (...) El abismo es conjurable, el horror es redimible, propondr¨¢ Novalis en sus obras...". ?ste es el rom¨¢ntico inicial; Hoffmann, el tard¨ªo, concibe el horror y el abismo como parte de la vida cotidiana, como parte de la condici¨®n humana. Lo espiritual frente a lo amenazante. Por eso a E. T. A. Hoffmann no se sabe si darle trato de rom¨¢ntico o de realista.
El mayorazgo es un cl¨¢sico,
una historia de horror a trav¨¦s de un tronco familiar en el que la instituci¨®n del mayorazgo contribuir¨¢ no poco a enlazar una siniestra cadena de acontecimientos. Un joven llega acompa?ando a su t¨ªo, un viejo abogado que por transmisi¨®n hereditaria se ocupa, como sus antecesores, de la administraci¨®n de las propiedades del bar¨®n Roderich, ¨²ltimo descendiente de la familia Von R. Con esta misi¨®n llegan hasta el castillo del bar¨®n, a orillas del B¨¢ltico y, all¨ª, la primera noche el sobrino tendr¨¢ ocasi¨®n de asistir a una escena espeluznante que sin duda se refiere a alg¨²n terrible secreto familiar. Con este sencillo -y en aquel entonces novedoso- asunto argumental con ribetes g¨®ticos, Hoffmann avanza por una doble v¨ªa: de una parte nos narrar¨¢ la historia de este joven reci¨¦n desembarcado en la vida que se enamora apasionadamente de la esposa del bar¨®n, Seraphina; de otra, nos empuja a penetrar en la zona oscura del ser humano; ambas l¨ªneas corren en paralelo, pero no convergen. El primer asunto indaga en la pasi¨®n adolescente, ciega a toda evidencia, desatada, alocada, que ni se protege ni mide las consecuencias y cuyas audacias son hijas de la inmadurez y la irresponsabilidad.
El segundo asunto entra de lleno en la ruindad, la codicia, el rencor, la venganza... y tambi¨¦n el amor, es decir, en los asuntos m¨¢s complejos de la vida adulta. El contraste entre ambos es un hallazgo y la figura del viejo abogado, ya de vuelta, un ¨¢rbitro impecable para el sobrino, el cual s¨®lo a partir de la ruptura que da paso a la parte m¨¢s tenebrosa del asunto manifiesta la posici¨®n desde la que habla como narrador de la historia. El relato se divide realmente en dos partes, bien que girando sobre un gozne simb¨®lico: el rizo atado con una cinta que porta una gota de sangre. Estamos ante dos temas cl¨¢sicos, pues: la historia de iniciaci¨®n de un ardoroso joven y el derrumbamiento de una estirpe; como dije, no convergen m¨¢s que en la intenci¨®n del autor de hacerlo coincidir por la pura voluntad narrativa, pues cada uno sigue su camino y es en el paralelismo -aunque uno vaya delante del otro- donde adquieren su dimensi¨®n unitaria, parad¨®jicamente.
La facilidad, la naturalidad
con que Hoffmann penetra y conduce su relato por el terreno de lo fant¨¢stico es admirable. Siendo una historia ya bien conocida, no deja de atrapar al lector, precisamente por esa naturalidad. De nuevo me remito al terror de hoy en d¨ªa; no al cambio tem¨¢tico, evidente por causa del paso del tiempo, sino al cambio (a peor) narrativo, donde, salvo excepciones, todos hemos perdido, como podr¨¢ comprobar quien lea este excelente relato.
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