Con M¨¦xico en el coraz¨®n
1Escribo en el nombre de M¨¦xico, del Hijo y del Esp¨ªritu independiente y libre de este gran festival, Fet a M¨¨xic, que tendr¨¢ lugar en Barcelona desde el pr¨®ximo s¨¢bado 29 hasta el 6 de octubre. En realidad, escribo en el nombre de M¨¦xico desde hace dos d¨¦cadas, desde que por primera vez vi ese pa¨ªs arrebatador, fascinante.
Aceptamos un desp¨®tico sofisma seg¨²n el cual no tiene sentido preguntar por el momento antes del big bang. Pero en mi primer viaje a M¨¦xico tuve la impresi¨®n de que el pa¨ªs entero viv¨ªa precisamente en ese momento que precedi¨® al universo. Ya en ese primer viaje, el pa¨ªs entero me pareci¨® un espacio virgen para la imaginaci¨®n, un lugar en el que toda ficci¨®n era todav¨ªa posible. Esa vida antes del big bang, esa vida en el sinsentido, explicar¨ªa que M¨¦xico entero -o, como dir¨ªa Juan Villoro, esa indescifrable realidad que por convenci¨®n llamamos M¨¦xico- resulte siempre un terreno abonado para la m¨¢xima imaginaci¨®n narrativa, la alucinaci¨®n y el ensue?o.
Pa¨ªs desatado y arrebatador, que me dej¨® fascinado. Creo que me ha llegado la hora de definir esa fascinaci¨®n. S¨ª, me ha llegado la hora como si me encontrara en el D¨ªa de Muertos en Cuernavaca, en pleno crep¨²sculo, vestido de franela blanca, sentado bebiendo an¨ªs en la terraza del hotel Casino de la Selva. De entrada, M¨¦xico me fascina porque all¨ª pierdo todo cristiano sentido de la culpabilidad. All¨ª, como si fuera s¨²bdito de una religi¨®n de idioma olvidado, puedo sentir invadida el alma por grandes dioses pecadores.
M¨¦xico me fascina por su culto a los muertos y porque es un pueblo ritual y sobre todo porque, a diferencia del resto del mundo, conserva intacto el antiguo arte de la fiesta aunque -todo sea dicho- tiene una manera muy curiosa de divertirse: no se divierte. Como dice Octavio Paz, en los festejos el mexicano lo que quiere es sobrepasarse, gritar, cantar, disparar, saltar el muro de la soledad que tanto le incomunica normalmente. Cuando las almas estallan como lo hacen los colores, ?se olvidan los mexicanos de s¨ª mismos, muestran su verdadero rostro? Nadie lo sabe. M¨¦xico me fascina porque es el para¨ªso perdido de las m¨¢scaras. M¨¦xico me fascina por esa extrema y atractiva cortes¨ªa del mexicano, aunque sus silencios -todo sea dicho- hielan. M¨¦xico me fascina porque all¨ª sin mala conciencia jugu¨¦ en otros d¨ªas a mostrar mi verdadero rostro en esas noches de muerte sin fin en las que siempre acababa pensando que hab¨ªa otro rostro detr¨¢s del que hab¨ªa yo descubierto. M¨¦xico me fascina porque, en su para¨ªso perdido de las m¨¢scaras, me encuentro a la deriva y parad¨®jicamente en casa. Entonces me digo que soy de Veracruz.
Llevo a M¨¦xico en el coraz¨®n y m¨¢s que lo voy a llevar. En sus fiestas, que son reuniones de solitarios que aman los festejos p¨²blicos, yo silbo, grito, canto, compro pistolas mentales que descargo en el aire mariachi de Jalisco, descargo mi alma y no me rajo. Con M¨¦xico en el coraz¨®n, que dec¨ªa Neruda. M¨¦xico me fascina porque su imaginario es un espacio de ficci¨®n id¨®neo para la transgresi¨®n y para inventar de nuevo la literatura, y porque all¨ª encontr¨¦ siempre la prosa de mi frontera propia. Por eso cuando estoy en M¨¦xico me sobrepaso y canto, disparo a mi vieja alma y transgredo, voy m¨¢s all¨¢ y tengo la sensaci¨®n de que en cualquier momento -tambi¨¦n eso me atrae poderosamente- la literatura va a engullirme, como un remolino, hasta hacer que me pierda en sus peligrosas provincias sin l¨ªmites.
2 Fet a M¨¨xic tendr¨¢ su sede principal en CaixaF¨°rum, pero tambi¨¦n estar¨¢ en las librer¨ªas Central, Laie y FNAC, el Ateneu de la calle Canuda, Casa Am¨¨rica Catalunya, la red de bibliotecas de Barcelona, las principales universidades de la ciudad. Participar¨¢n, entre otros, Alma Guillermoprieto, Jorge Volpi, Margo Glantz, Jorge Herralde, Juan Cerezo, Ignacio Echevarr¨ªa, Mario Bellat¨ªn, Roberto Fr¨ªas, Mart¨ªn Solares, Aurelio Major, Jordi Soler, Andreu Jaume, Biel Mesquida, Claudio L¨®pez de Lamadrid, ?lvaro Enrigue, Alejandro Rossi, Eduard M¨¢rquez, Guadalupe Nettel, Jordi Carri¨®n y Emilio Manzano.
Fet a M¨¨xic ser¨¢ un festival que buscar¨¢ ser punto de encuentro entre dos culturas. Siempre me llam¨® la atenci¨®n, por cierto, que la literatura catalana se encerrara tanto en s¨ª misma teniendo tan cerca y tan a su disposici¨®n, por cercan¨ªa ling¨¹¨ªstica, el amplio y brillante espectro, por ejemplo, de la imaginativa literatura latinoamericana. Tal vez estas absurdas distancias e ignorancias mutuas vayan a rebajarse con este Fet a M¨¨xic, que la joven e incisiva narradora catalana Lolita Bosch (no hay que perderse su l¨²cido La persona que fuimos) dirige en colaboraci¨®n con Mar¨ªa Fernanda ?lvarez, David Colmenares y el articulista y cineasta mexicano Enrique D¨ªaz ?lvarez, autor de la M¨¦xico-Barcelona. Tr¨¢nsito literario, pel¨ªcula que narra los exilios de ida y vuelta de los mexicanos Sergio Pitol y Juan Villoro en Barcelona, y los de Pere Calders y Avel¡¤l¨ª Art¨ªs Gener (T¨ªsner) en M¨¦xico.
Se busca en este festival un espacio de reflexi¨®n y tambi¨¦n de celebraci¨®n l¨²dica, pues trat¨¢ndose de M¨¦xico no podr¨ªa ser de otra forma. As¨ª que habr¨¢ mariachis y tequilas sobrevolando este proyecto que parti¨® sin presupuesto inicial, independiente y desvinculado de criterios editoriales e institucionales de selecci¨®n, y que busca elaborar un retrato conversado sobre literatura y escritura catalana-mexicana. Deber¨ªa ser considerado este festival todo un acontecimiento, como una ampliaci¨®n interesante del campo de batalla de la literatura que se hace en Catalu?a. Pero ya veremos.
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