Iturralde, lesionado, no acaba el partido
Bernd Schuster, t¨¦cnico del Real Madrid, podr¨ªa haber confiado, calendario en mano, en que despu¨¦s de iniciar la temporada contra el Atl¨¦tico y el Villarreal ten¨ªa por delante quince d¨ªas relajados con dos reci¨¦n ascendidos, Almer¨ªa y Valladolid, en el punto de mira. Si los dos choques complicados sal¨ªan bien, buena oportunidad para afianzar ideas, diferencias y sensaciones. Si iban mal, pues tambi¨¦n buena ocasi¨®n para despejar dudas, para hacer acopio de puntos y para marcar tendencias.
Sin embargo, a los dos buenos partidos contra los equipos potentes le han seguido dos malos tragos contra los equipos novatos. El Almer¨ªa dej¨® en el Bernab¨¦u sensaciones extra?as, pero el Valladolid fue un poco m¨¢s all¨¢. En el inicio del partido, el Valladolid pill¨® a Schuster por sorpresa y el Madrid qued¨® desnudo al instante, porque el de Mendilibar es un equipo pesado, pesad¨ªsimo, tanto que termina por agobiar a cualquiera que se le ponga por delante.
Para colmo, Schuster eligi¨® el peor comienzo para sus rotaciones porque la capacidad de Sneijder para mover el bal¨®n y asociarse a Guti estaba sentada en el banquillo.
Pero quien m¨¢s sufri¨® la velocidad fue Michel Salgado, que estrenaba titularidad y se encontr¨® en su orilla con Sesma, esto es, velocidad, velocidad y m¨¢s velocidad. El saldo en s¨®lo media hora result¨® ser una tarjeta amarilla que pudo ser m¨¢s, un penalti no pitado y unos cuantos quiebros de los que el lateral sali¨® avergonzado, adem¨¢s de ser el blanco en el que el Valladolid fij¨® todos sus ataques. Fueron sonoros: la grada estaba llena a reventar para recibir al l¨ªder de la Liga.
Salgado fue el protagonista hasta que aparecieron los porteros. Primero Butelle, que respondi¨® con una manopla en la escuadra a la mejor jugada de ataque del Madrid, que culmin¨® Ra¨²l. Y s¨®lo treinta segundos m¨¢s tarde, Casillas, que sac¨® del mismo sitio un disparo de Sisi, el extremo derecho cedido por el Valencia, que en su primera intervenci¨®n le hab¨ªa tirado un ca?o profundo a Cannavaro. Luego lleg¨® el momento de Pedro L¨®pez, que marc¨® de un trallazo impresionante desde 35 metros.
La velocidad era tan asfixiante que el propio ¨¢rbitro, Iturralde Gonz¨¢lez, comenz¨® a sufrir porque al volver del calentamiento se resbal¨® en el acceso a los vestuarios. Iturralde se pas¨® el primer tiempo con un vendaje en el muslo, hasta que en el descanso, exhausto de ir corriendo de un ¨¢rea a la otra, se qued¨® en la caseta del cuarto ¨¢rbitro y dej¨® la paliza que se preve¨ªa para la segunda mitad a quien hasta entonces s¨®lo hab¨ªa discutido con Mendilibar, el se?or Costas Soto.
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