Keynes + Pancho Villa
En 1950 el profesor Lluc Beltran Flores dio en el seminario de Ciencias Econ¨®micas una conferencia magistral sobre la pol¨ªtica econ¨®mica de Franco. No hab¨ªa entonces en Barcelona facultades de Ciencias Econ¨®micas, Sociales o Pol¨ªticas, y todas estas materias se estudiaban en la de Derecho. Dirig¨ªa el seminario de Ciencias Econ¨®micas Lluc Beltran, con Fabi¨¢n Estap¨¦ como segundo de a bordo. Estaban Joan Revent¨®s, Alberto Oliart, Francesc Casares, uno de los Goytisolo (el m¨¢s joven) y otros que se me olvidan. Pero aquella conferencia no crey¨® prudente impartirla en la universidad, sino en el domicilio de un alumno, y con un auditorio restringido a los disc¨ªpulos de su mayor confianza. Transcurrido m¨¢s de medio siglo, creo recordar a¨²n las grandes l¨ªneas de su luminosa exposici¨®n.
La posguerra espa?ola la marc¨® la autarqu¨ªa, la inflaci¨®n loca y la peseta sobrevalorada
Empez¨® con una pintoresca pero fiel definici¨®n general de la pol¨ªtica econ¨®mica de Franco: "Keynes + Pancho Villa". Lluc Beltran hab¨ªa estudiado Econom¨ªa Pol¨ªtica, subvencionado por Camb¨®, en Alemania con R?pke y en Inglaterra en la London School, con Keynes. Dec¨ªa que deb¨ªa a R?pke su filosof¨ªa liberal y a Keynes el conocimiento de los mecanismos de la pol¨ªtica monetaria. Lleg¨® de Londres poco antes de la Guerra Civil, cuando en Espa?a ca¨ªan gobiernos porque hab¨ªa bajado la peseta, y precisamente una prudente desvalorizaci¨®n habr¨ªa ayudado a salir de la crisis. Pero Franco solt¨® la inflaci¨®n, no con la sabidur¨ªa de Keynes sino a lo loco, a lo Pancho Villa. Parece ser que en alguna ocasi¨®n dijo el Caudillo que si circulaban m¨¢s billetes todos los espa?oles ser¨ªan m¨¢s ricos.
Durante la guerra -sigui¨® diciendo Lluc Beltran- en ambos bandos se hab¨ªa emitido papel moneda a chorros, pero los rebeldes no paraban de avanzar (salvo unos pocos y moment¨¢neos retrocesos) y los republicanos de retroceder. De este modo, en la zona republicana se acumulaba cada vez m¨¢s papel moneda y menos mercanc¨ªas, y al rev¨¦s en el otro lado. Cuando los rebeldes ocupaban una poblaci¨®n, obligaban a entregar los billetes republicanos. Daban un recibo, y nada m¨¢s. Conservarlos habr¨ªa sido indicio de que cre¨ªan a¨²n en la victoria final de la Rep¨²blica. Aquellos billetes se reintroduc¨ªan en la zona republicana para uso de la quinta columna, o se revend¨ªan en el extranjero para reventar la cotizaci¨®n internacional de la peseta republicana. As¨ª, durante la guerra la peseta republicana se hundi¨® mientras la franquista apenas se depreci¨®. Pero al terminar la guerra siguieron emitiendo papel moneda a lo Pancho Villa, y como ya no quedaban territorios por ocupar, la peseta cay¨® verticalmente. Concluy¨® Lluc Beltran que la guerra de Espa?a hab¨ªa sido muy barata, en comparaci¨®n con las tremendas destrucciones de la Segunda Guerra Mundial; lo caro hab¨ªa sido la posguerra, con aquella inflaci¨®n loca y la delirante pol¨ªtica de autarqu¨ªa nacional, agravada por la sobrevaloraci¨®n de la peseta. Contaba el profesor Estap¨¦, en un curso del Escorial, que cuando quer¨ªan convencer a Franco de la necesidad de la devaluaci¨®n respondi¨® que la moneda es como la bandera nacional: no se baja nunca. A?ad¨ªa que su hija Carmencita hab¨ªa viajado a Estados Unidos y con el d¨®lar a 36 pesetas todo le hab¨ªa salido muy barato.
Hilari Raguer es historiador.
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