El Nobel ante el espejo
Imre Kert¨¦sz se enfrenta a sus recuerdos en su nuevo libro, 'Dossier K.'
Kert¨¦sz ante Kert¨¦sz. El Nobel ante el espejo. Un reflejo, otro yo, que le cuestiona, le provoca, le enfrenta a cuestiones inc¨®modas, irritantes, enojosas, pero que tambi¨¦n le ayuda a alumbrar verdades, a entender y a entenderse. Es f¨¢cil describir Dossier K. (Acantilado), la ¨²ltima obra de Imre Kert¨¦sz (Budapest, 1929), superviviente de los campos de Auschwitz y Buchenwald, ganador en 2002 del Premio Nobel de Literatura y una de las voces literarias y morales m¨¢s importantes de Europa, como una entrevista que el escritor se hace a s¨ª mismo. Pero ¨¦l la ve como algo m¨¢s profundo, en la l¨ªnea de los di¨¢logos plat¨®nicos, y se?ala una vena de ficci¨®n que conecta esos dos centenares de p¨¢ginas intensas y apasionantes con sus novelas.
"No puedo negar que Auschwitz se ha convertido en un parque tem¨¢tico"
Hay cosas asombrosas y conmovedoras en este nuevo libro de Kert¨¦sz que ¨¦l califica de "autobiograf¨ªa a dos voces". Su regreso a Auschwitz en 2000, c¨®mo Muerte en Venecia cambi¨® su vida, el profundo amor juvenil por el capit¨¢n Hornblower; el gusto por las pel¨ªculas b¨¦licas estadounidenses (Casablanca, Cinco tumbas al Cairo), en las que, dice con satisfacci¨®n, no paraban de derrotar a los alemanes; la visi¨®n del primer pogromo, a los nueve a?os, desatado tras el pase en Budapest de El jud¨ªo S¨¹ss; el ganso que fue el precio de su barmitzv¨¢, ceremonia a la que acudi¨® vestido ?con el traje de gala de los h¨²sares de Bocskay!, de dorados cordones.
Kert¨¦sz estaba ayer, al presentar su libro en Barcelona, en plena forma. Vital, hablador, exhibiendo una inteligencia despierta que parec¨ªa brotar de sus ojos chispeantes. Rio abiertamente en varias ocasiones, con una risa ancha y feliz. Incluso sonri¨® cuando en medio de una frase sobre Auschwitz son¨® en la sala un m¨®vil con la melod¨ªa de Los Picapiedra, que ya es trance.
Se mostr¨® "conmovido" por el inter¨¦s del p¨²blico espa?ol hacia su obra y su persona, pese a la larga distancia que hay, recalc¨®, de Espa?a a Europa oriental. "Pero he entendido ese inter¨¦s al pensar en el r¨¦gimen de Franco", a?adi¨®. Expres¨® cari?o por Jorge Sempr¨²n, y acerca de si el Nobel es una carga pesada respondi¨®: "Tiene muchos lados negativos pero son m¨¢s las ventajas, y lo digo honestamente. Me da cierta seguridad que si no no tendr¨ªa, y a partir de los 70 uno necesita".
Contest¨® voluntarioso a las eternas, inevitables preguntas sobre Auschwitz. ?C¨®mo conservar la alegr¨ªa y la confianza en el mundo tras tanto sufrimiento? "El padecimiento lleva a eso, precisamente. No puedo dar una receta general. En mi caso se produjo ese giro, ese vuelco". ?Se puede evitar otro Auschwitz? "Despu¨¦s de Auschwitz no ha ocurrido nada que pueda refutar Auschwitz. Lo que ha ocurrido una vez entra dentro de la posibilidad". ?Vivir es una forma de conjurar el sentimiento de culpa por haber sobrevivido? "Ese sentimiento act¨²a de forma inspiradora, si no tuviera ese lado bueno nos destruir¨ªa. La conciencia de culpa es una nebulosa. No viene tanto de la cuesti¨®n '?por qu¨¦ yo he vivido y ha muerto ¨¦l?', sino m¨¢s bien del hecho de que el superviviente haya colaborado para sobrevivir con la maquinaria del totalitarismo, de alg¨²n modo ha entendido el funcionamiento: no pod¨ªa hacer otra cosa, ¨¦se era el precio. Eso se convierte en sentimiento de culpa y a eso hay que enfrentarse". Los suicidios de Primo Levi y Jean Am¨¦ry, continu¨®, "demuestran la terrible influencia que los asesinos ejercieron sobre nosotros. Les obligaron a ejecutar la sentencia que otros dictaron sobre ellos".
De su desazonador regreso en 2000 a Auschwitz ("la verg¨¹enza de esa excursi¨®n me perseguir¨¢ mucho tiempo", escribe) dijo que no pens¨® que ser¨ªa as¨ª. "Me cost¨® volver y me agobi¨® y oprimi¨® el estilo del lugar". ?Cree que se ha convertido en un parque tem¨¢tico? "S¨ª, no lo puedo negar. Advierto a quien piense en ir que no lo haga, est¨¢ montado para el turismo. Ahora bien, si se va es mejor ir a tres kil¨®metros, a Birkenau, que era en realidad el campo de exterminio. Sus grandes plazas muestran algo de lo que fue. Cuando uno sube a la torre de mando y ve esas l¨ªneas paralelas ve algo de la racionalidad malvada del lugar, algo que s¨®lo pod¨ªa estar al servicio de la muerte".
De su sorprendente inter¨¦s por las novelas de aventuras n¨¢uticas de C. S. Forester protagonizadas por Hornblower, Kert¨¦sz dijo que son "libros maravillosos" y que puede verse en el combate contra Napole¨®n una imagen de la lucha contra Hitler. "Vi all¨ª", se?al¨®, "que los hombres libres, peque?itos y que dudan de s¨ª mismos pueden, al final, vencer".
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