El Gobierno de Prodi, ni vivo ni muerto
La coalici¨®n de 14 partidos que rige Italia es incapaz de emprender ninguna reforma
Nadie sabe si el Gobierno de Romano Prodi est¨¢ vivo todav¨ªa. No da se?ales de vida, pero tampoco de muerte. Sigue ah¨ª, paralizado y parad¨®jicamente apuntalado por su propia debilidad: ya no se discute sobre si caer¨¢, sino sobre cu¨¢ndo ser¨¢ el mejor momento para dejarlo caer y qu¨¦ ocurrir¨¢ luego. Mientras los ministros se pelean entre s¨ª, se reaviva la popularidad de Silvio Berlusconi. Y crece el rechazo popular a toda la clase pol¨ªtica italiana.
El Senado apenas ha aprobado leyes durante el pasado curso. El presupuesto, un pu?ado de decretos, y poco m¨¢s. Las dos c¨¢maras son, sin embargo, un hervidero. Cualquier moci¨®n de tercer orden puede acabar con el Gobierno italiano de centro-izquierda, nacido en 2006 de unas elecciones dram¨¢ticamente ajustadas: 49,8% contra 49,7%. La semana pasada, una compleja pol¨¦mica sobre la renovaci¨®n de los ¨®rganos directivos de la RAI, la radiotelevisi¨®n p¨²blica, estuvo a punto de suponer la puntilla. Tuvo que ser un posfascista disidente, Francesco Storace, quien salvara a Prodi, traicionado por su ministro de Justicia, Clemente Mastella. La semana pr¨®xima, otra moci¨®n de censura contra un subsecretario puede ser la definitiva: el ministro de Obras P¨²blicas, Antonio di Pietro, dice que votar¨¢ con la oposici¨®n. Romano Prodi ya tuvo que presentar la dimisi¨®n en febrero, tras perder una votaci¨®n sobre la presencia en Afganist¨¢n. El presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, decidi¨® mantenerle en su puesto. Ahora ya no podr¨ªa hacerlo: existe un riesgo real de que todo el sistema pol¨ªtico se venga abajo, como en 1992.
Romano Prodi: "No creo que la sociedad italiana sea mejor que su clase pol¨ªtica"
El movimiento contra la pol¨ªtica, cuya cabeza m¨¢s visible es el humorista Beppe Grillo, crece por momentos. Incluso el Corriere della Sera, el diario del establishment, participa en la campa?a contra una clase pol¨ªtica indefendible. Bastan un par de cifras para justificar la extensi¨®n del malhumor: la C¨¢mara de Diputados costar¨¢ este a?o 1.011 millones de euros, y un diputado corriente viene a ganar, sumando todos los ingresos, unos 25.000 euros mensuales. Otra cifra: el Gobierno de Prodi cuenta, entre ministros, secretarios de Estado y subsecretarios, con 104 miembros. Y ni el Gobierno ni el Parlamento han sido hasta ahora capaces de acometer ninguna reforma de importancia. La primera ley anunciada por Prodi, hace un a?o, pareci¨® modesta: la reforma del sector del taxi. A d¨ªa de hoy, sigue encallada.
Romano Prodi se defiende con una crudeza impensable en otro pa¨ªs: "No creo que la sociedad italiana sea mejor que su clase pol¨ªtica: pienso en los recomendados, en las defensas corporativas, en la corrupci¨®n". Esta frase, pronunciada el 17 de septiembre sin el menor asomo de iron¨ªa, da una idea de lo crispadas que est¨¢n las cosas.
Prodi reuni¨® anoche a los l¨ªderes de su coalici¨®n (14 partidos en total) para buscar un acuerdo sobre la ¨²nica ley que no puede ser aparcada: el presupuesto para 2008. Los moderados exigen respeto a las instrucciones de Bruselas y que sigan sane¨¢ndose las cuentas p¨²blicas. En el flanco izquierdo se reclama mayor gasto social y un uso "popular" del tesorito, los 37.000 millones de euros recaudados en 2007 por encima de las previsiones. El Gobierno, como siempre, est¨¢ dividido.
Silvio Berlusconi se muestra encantado con el desastre. Su popularidad ha reverdecido, al menos aparentemente, y los sondeos resultan abrumadoramente favorables al centro-derecha: 56% en intenci¨®n de voto, frente al 42% del centro-izquierda. Si hubiera elecciones anticipadas en 2008, una hip¨®tesis cada vez m¨¢s probable, Berlusconi tendr¨ªa todos los n¨²meros para volver al poder. Lo cual contribuye a la desmoralizaci¨®n general: nada se renueva en la pol¨ªtica italiana.
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