"Tener 'papeles' abre la puerta para trabajar en otros sitios"

?ngela Echeverry, de 52 a?os, vol¨® en marzo de 2001 desde Pereira (Colombia) hasta L'Altet, en Alicante. Primero recal¨® en Torrevieja, donde ten¨ªa una amiga, pero no le gust¨® del todo, recuerda. As¨ª que se instal¨® en Alicante y empez¨® a cuidar a una anciana, y a limpiar en varias casas.

No ten¨ªa permisos y aguardaba con ilusi¨®n la posibilidad de acogerse a un proceso de regularizaci¨®n. En enero de 2005, y tras cuatro a?os sin poder cotizar, gracias a ayuda de las due?as de dos de las casas en las que iba a trabajar, que le hicieron un primer contrato de trabajo, pudo solicitar la residencia. Tambi¨¦n hizo cursos de inform¨¢tica y de valenciano en sus pocas horas libres. Y en abril de 2006, "gracias a una nueva regularizaci¨®n de Zapatero pude trabajar en otras cosas, eso me abri¨® puertas", admite ?ngela. Se emple¨® en un restaurante y desde marzo de 2007 est¨¢ trabajando en una importante empresa de limpieza. "El proceso fue muy lento y costoso, pero al final he conseguido trabajar y sentirme feliz en Espa?a", recuerda ahora esta inmigrante, que convive con su hija, de 23 a?os, en Alicante. Disponer de los papeles le permiti¨® cumplir uno de sus sue?os, regresar a Colombia cuando quiera. As¨ª que ya ha estado dos veces durante sus vacaciones para ver a sus hermanas, a su hijo y a su madre. La historia de ?ngela Echeverry resume la vivencia de muchas de las 340.000 mujeres inmigrantes empadronadas.