Mediocridad total

Ante un Recre a ratos manso y a ratos inofensivo, el Valencia prolong¨® su idilio con la victoria con un f¨²tbol muy r¨¢cano: m¨ªnimo esfuerzo, m¨ªnima ambici¨®n, m¨¢ximo resultado. Es una especie de virus que circula por los organismos de algunos de los grandes de la Liga. Le sucede al Madrid y tambi¨¦n al Valencia. El capellismo que no cesa. S¨®lo se salv¨® la clase de Silva, a a?os luz de los dem¨¢s, y la firmeza de los dos centrales Albiol y Helguera. El partido lo empeor¨® un arbitraje demencial: ense?¨® 12 amarillas y dos rojas en un encuentro en el que s¨®lo hubo una agresi¨®n, de Marchena a C¨¢ceres dentro del ¨¢rea, que el ¨¢rbitro no vio. El cuadro de Quique, eso s¨ª, suma ocho triunfos de los ¨²ltimos siete partidos y recibe el mi¨¦rcoles al Chelsea con la fuerza que le dan los resultados.

Est¨¢n picados los veteranos valencianistas con las suplencias. C¨®mo corre Baraja a poner en movimiento el bal¨®n cuando se detiene tras alguna falta. C¨®mo le retir¨® el saludo al entrenador cuando lo sustituy¨® la semana pasada. Pero Quique ha conseguido lo que pretend¨ªa: que se espabilen. Otra cosa es que Baraja est¨¦ bajo de forma y corto de confianza. Desafortunado en el pase y en el control, acaba siendo un lastre para el juego del Valencia.

Marchena tambi¨¦n fall¨® en muchos de sus env¨ªos desde el medio del campo. Pero clav¨® uno, con la izquierda, para Villa, que rompi¨® la l¨ªnea del fuera de juego, control¨® con delicadeza, regate¨® a Sorrentino y marc¨®. F¨¢cil para alguien como Villa, que ha vuelto tras marcarle al Schalke en Gelserchirchen.

Supuestamente, el Recre ten¨ªa muy clara una orden de V¨ªctor Mu?oz: esperar en su campo al Valencia, cederle el espacio y el tiempo. Tambi¨¦n con el gol en contra. Se olvidaron de la segunda parte de la orden, robar y montar r¨¢pido el contragolpe. Lo mejor del Recre lleg¨® por su ala izquierda, cedida en pleno el Villarreal: el lateral uruguayo Mart¨ªn C¨¢ceres y el extremo ibicenco Marquitos. Los frenaron los dos centrales valencianista, Albiol e Iv¨¢n Helguera, que mezclan muy bien desde el primer momento. Albiol pone la velocidad para el corte; Helguera la elecci¨®n del momento justo.

El bal¨®n, el pobre, ganaba mucho si ca¨ªa en los pies de Silva, que limpiaba en el panorama con su zurda de seda. Y sac¨® brillo al palo izquierdo de Sorrentino con un disparo desde fuera del ¨¢rea.

V¨ªctor Mu?oz busc¨® la fogosidad que le faltaba a su equipo con la presencia en la segunda parte de Congo, delantero embarullado como pocos, pero tan insistente que es capaz de encontrar una aguja en un pajar. Ahora s¨ª, el conjunto onubense presion¨® mucho m¨¢s a los centrocampistas contrarios.

Sin extremos que desbordaran, el Valencia apenas tuvo salida de su campo. Nunca encar¨® Angulo a su par y alguna vez lo intent¨® Arizmendi a pierna cambiada sin mucho ¨¦xito. El resultado fueron unos ataques muy embarullados.

El Recre le meti¨® agresividad en este segundo periodo. Y el juego se interrumpi¨® constantemente. Tambi¨¦n porque el ¨¢rbitro tuvo el silbato muy afilado: cualquier roce era falta, y cualquier mirada, tarjeta. No descubri¨®, sin embargo, lo que s¨ª era realmente grave: una agresi¨®n de Marchena dentro del ¨¢rea a Mart¨ªn C¨¢ceres. Un manotazo en los morros del defensa uruguayo, que sali¨® sangrando del estadio y, claro, se llev¨® una amarilla por protestar. ?A qui¨¦n se le ocurre!

Baraja estaba para ducharse, pero Quique prefiri¨® mantenerlo en el campo antes que soportar otro desprecio del vallisoletano. El partido pas¨® de malo a p¨¦simo. Y Quique dio paso a Joaqu¨ªn por si el gaditano se atrev¨ªa a cambiar las cosas. Entr¨® perezoso Joaqu¨ªn y decidi¨® que ¨¦l tampoco jugaba, sino que se dejaba ir. Como el resto. Todos plegados a la mediocridad rampante.