Nueva Cocina persa

Ha transcurrido demasiado tiempo sin que les diera noticias de Nasrud¨ªn, aquel sabio persa al que sol¨ªan tomar por tonto. Pues bien, me parece que ha llegado el momento de hacerlo porque, no s¨¦, los tiempos parece que est¨¢ a que muchos tontos quieran parecer sabios. As¨ª que ah¨ª va el cuento. Resulta que estaba un d¨ªa el jefe del lugar alabando al cocinero mayor por un plato que le hab¨ªa preparado. Nasrud¨ªn, que se hallaba sentado a la mesa del importante, coincidi¨® con ¨¦l en la calidad del plato y lo ponder¨®. El notable sigui¨® comiendo de lo mismo hasta que empez¨® a sentirse harto, si no empachado, y expuso, en atenci¨®n principalmente de Nasrud¨ªn, que no sab¨ªa por qu¨¦ hab¨ªa alabado tanto con anterioridad semejante bazofia pues se trataba de un guiso grasiento y demasiado fuerte. Nasrud¨ªn reconoci¨® que, en efecto, as¨ª, era, y entonces el jefazo le dijo malhumoradamente: "Cuando alababa la comida, estabas de acuerdo conmigo, y ahora que la critico, tambi¨¦n la criticas t¨². ?Acaso eres incapaz de formarte una opini¨®n?". Nasrud¨ªn se arrug¨® ante la chaparrada y le respondi¨® humildemente: "Soberano m¨ªo, si un gran gobernante como t¨² es incapaz de decidirse, ?c¨®mo se puede esperar que lo haga un hombre inferior como yo?". Descuida, amigo lector, que no voy a traer aqu¨ª la opini¨®n que le pudo merecer, y le merece ahora, Imaz a Ibarretxe ni el mudable aviso que mantiene la cambiante Errazti respecto a la obediencia al Estado (encuentra magn¨ªfico que le obedezcamos en todo aquello que reporte beneficio a la parte de Estado que... le toca representar) sino a Ibarretxe mismo encerrado con el solo juguete de su plan. Y no porque haya mudado de opini¨®n respecto a ¨¦l, sino porque no lo ha hecho, aunque con ello atente de alguna manera al derecho a decidir de... Nasrud¨ªn.

Ibarretxe le ha comprado un ch¨¢ndal nuevo a su plan para que empiece el curso sin parecer un adefesio, pero, por lo dem¨¢s, no se ha molestado ni en quitarle las lega?as. Y lo hace porque est¨¢ obligado a ello. No, no quiero referirme a que gasta muy poco en agua y jab¨®n, sino a que no tiene m¨¢s remedio que mostrarse audazmente soberanista. Porque de lo contrario no sacar¨ªa tajada en las elecciones; al contrario, podr¨ªa correr a su ruina. En efecto, agitando a ultranza el espectro del refer¨¦ndum con sus sacramentos adicionales, como las alubias, mantiene pegada al partido a esa parte m¨¢s montaraz personificada por Egibar, en la creencia -mejor dicho, en la seguridad-, de que la otra parte, la no tan montaraz, no se le va a marchar, porque para eso han ido adiestr¨¢ndose desde peque?itos en las tragaderas. Renunciar al plebiscito, como parte m¨¢s mollar o m¨¢s vistosa de su soberanismo radical, podr¨ªa desembocar en la fractura, porque si a lo mejor Egibar y compa?¨ªa no se encontraban a disgusto detr¨¢s de Bego?a Errazti, irse significar¨ªa despedirse del poder, tanto para ellos como para su mentor, el lehendakari. As¨ª que ah¨ª tenemos a Ibarretxe repitiendo el mantra o abracadabra de su p¨®cima magistral. ?Hasta le ha puesto fecha! Con lo que demuestra que se pasa por el forro del sill¨ªn aquel pretendido acuerdo entre las dos almas del PNV, ya que va a convocar su cosa sin esperar a que se cumplan las condiciones que ambas partes hab¨ªan puesto para hacerlo o no. Pero esto tampoco tendr¨ªa que significar nada, pues hay sectas que est¨¢n venga anunciar el fin del mundo, y cuando se pasa la fecha y no ha ocurrido el colapso, se quedan todos tan campantes. Lo ¨²nico seguro es que Ibarretxe pretende ganar as¨ª las elecciones. Luego ya se ver¨¢. A lo mejor no convoca nada y se limita a amenazar con hacerlo. Porque contar¨ªa con una nueva legislatura, es decir, con tiempo, para verlas venir. Estamos en pleno cuento de Nasrud¨ªn, con un lehendakari que tiene que hablar constantemente del plato, ya lo encuentre sabros¨ªsimo o empalagoso, es decir impracticable. ?C¨®mo vamos a encontrarnos no los que somos inferiores a Ibarretxe sino los que estamos por debajo de Nasrud¨ªn? Aburridos, se?or lehendakari, aburridos.