El escultor aventurero
N¨¦stor Basterretxea acaba de publicar una cr¨®nica de sus a?os de exilio y una miscel¨¢nea de sus experiencias vitales y art¨ªsticas
N¨¦stor Basterretxea (Bermeo, 1924) ten¨ªa 12 a?os cuando abandona con toda su familia su localidad natal, de manera precipitada. El 18 de julio de 1936, parte del ej¨¦rcito espa?ol dirigido por los generales Franco, Mola y Sanjurjo se hab¨ªa alzado en armas. Dos meses despu¨¦s de comenzada la guerra civil, el padre del pintor, diputado nacionalista en Madrid y miembro del Tribunal de Garant¨ªas Constitucionales de la Rep¨²blica, decide que la familia se vaya a San Juan de Luz. "Me sorprendi¨® lo cerca que estaba el exilio, a s¨®lo dos horas en barco", recuerda ahora Basterretxea, "y es que de ni?o uno tiene la impresi¨®n de que lo desconocido est¨¢ siempre en un lugar muy lejano".
Al de poco tiempo, el padre de N¨¦stor es convocado por el lehendakari Aguirre para que se sume a la delegaci¨®n del Gobierno vasco en Par¨ªs. La llamada coincidi¨® con el momento en que se estaba celebrando en la capital francesa la Exposici¨®n Universal. "Quiz¨¢s no era un momento para entretenimientos para los adultos, pero para un ni?o era una oportunidad ¨²nica". Basterretxea todav¨ªa se acuerda de los pabellones de todos los pa¨ªses del mundo, la singular arquitectura que caracterizaba a los europeos y el proceso que dio lugar al nacimiento del Guernica de Picasso. El pabell¨®n espa?ol, el de la Rep¨²blica, hab¨ªa sido dise?ado por Jos¨¦ Luis Sert. Ten¨ªa una pared destinada a un mural que todav¨ªa no se hab¨ªa ocupado, y entonces se produjo el bombardeo de Gernika. "Los responsables del Gobierno hablaron con el lehendakari Aguirre, porque consideraron que ese espacio se deb¨ªa dedicar al bombardeo, y entonces se pens¨® en Aurelio Arteta", explica.
Habla el escultor con conocimiento de causa, porque su padre fue uno de los encargados de las gestiones. Pero Arteta se neg¨®. "Estaba entonces residiendo en San Juan de Luz y se hab¨ªa comprometido ya para viajar a M¨¦xico. Ten¨ªa comprados los billetes de avi¨®n para el d¨ªa siguiente. Entonces surgi¨® el nombre de Picasso; todos salimos ganando", comenta. Pero tambi¨¦n recuerda que el Guernica no fue entendido durante mucho tiempo. "Ni por el Gobierno espa?ol ni por las autoridades vascas".
Pasan los a?os en Par¨ªs, la amenaza de los nazis crece hasta que se plantan en las mismas puertas de la capital francesa. "Fue un paseo, all¨ª no se resisti¨® nadie". La familia Basterretxea vuelve a pensar en el exilio. Salen en distintos viajes desde Par¨ªs; se reencuentran en Pau y, por fin, tras cruzar Francia en tren, embarcan en Marsella. Fue un viaje largu¨ªsimo, con etapas en Dakar, Casablanca, Veracruz, La Habana, Per¨²... Hasta llegar el 30 de agosto de 1942 a Buenos Aires, 465 d¨ªas despu¨¦s de salir de Marsella. "Fue un viaje apasionante, una iniciaci¨®n en todos los sentidos, tambi¨¦n en el amoroso, porque en el barco conoc¨ª a una chica con la que tuve mis primeros escarceos, a pesar de la vigilancia obsesiva de su padre".
En Buenos Aires, empez¨® a trabajar haciendo dibujos publicitarios para la Nestl¨¦. "Ya se sabe, una casa de origen suizo, con lo que eso supone de puntualidad en el horario laboral. Pues bien, yo incumpl¨ªa el horario porque dije que a las ocho de la ma?ana no pod¨ªa empezar a dibujar. Y de repente, un d¨ªa la empresa me invita a comer en un conocido restaurante de la calle Corrientes de Buenos Aires, con el resto de mis casi 80 compa?eros. Yo no entend¨ªa nada". La raz¨®n no era otra que anunciarle el despido. "En la copa, estaba empleado; en el postre, en la puta calle, con discurso incluido", resume.
Entonces comenz¨® a trabajar en casa, lo que le permiti¨® ponerse a pintar en paralelo. Influenciado por la poderosa figuraci¨®n del mexicano Clemente Orozco, se introdujo en el circuito art¨ªstico bonaerense. Fue en esa fecha cuando conoci¨® a Oteiza en Argentina. "Oteiza ven¨ªa desde Colombia, en un recorrido que le llev¨® por los monasterios franciscanos ofreciendo charlas en las diferentes ciudades en las que recalaba. Desde el primer momento nos hicimos amigos". Nestor Basterretxea recuerda c¨®mo Oteiza se dedicaba, para sobrevivir, a hacer m¨¢scaras mortuorias. "Pero se hart¨® y regres¨® a Espa?a, donde, en aquel ambiente art¨ªstico fascista, sus ideas est¨¦ticas sobre el espacio interesaron a j¨®venes arquitectos que quer¨ªan superar la concepci¨®n herreriana del r¨¦gimen en cuanto a la construcci¨®n de edificios", apunta Basterretxea.
Entre esos arquitectos estaba Francisco Javier S¨¢enz de Oiza, con quien el escultor de Orio entabl¨® una buena relaci¨®n y con quien colabor¨® en el proyecto del santuario de Arantzazu. "Recuerdo que fue entonces cuando Oteiza me llam¨®, porque se convocaba en concurso para pintar el ¨¢bside y la cripta". Fue en ese comento cuando N¨¦stor Basterretxea decidi¨®, con 28 a?os y reci¨¦n casado, volver a Espa?a.
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