En la c¨¢rcel hay marcianos
Internos de la prisi¨®n de Aranjuez producen, escriben, dirigen e interpretan un cortometraje
Roberto tiene 30 a?os y un sue?o a corto plazo: comenzar los estudios como director de cine en su Rep¨²blica Dominicana natal donde, seg¨²n cuenta, la industria cinematogr¨¢fica vive un buen momento. "Es cuesti¨®n de unos meses... pero cuando vuelva a mi pa¨ªs quiero dedicarme al mundo del cine, algo relacionado con la direcci¨®n, s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo", asegura con una sonrisa. El ¨²nico inconveniente para cumplir este proyecto es su residencia temporal en el Centro Penitenciario Aranjuez Madrid-VI, donde todav¨ªa pasar¨¢ algunos meses. Afirma que entre las cuatro paredes del M¨®dulo III ha descubierto su vocaci¨®n cinematogr¨¢fica, gracias al taller de cortometrajes que organiza la ONG Padre Garralda-Horizontes Abiertos.
"Quer¨ªamos meter guardias civiles. No nos dejaron. Pusimos 'maderos' de paisano"
Uno de los alicientes para el equipo fue la visita de Imanol Arias y Roberto San Mart¨ªn
Mar¨ªa y Miguel son los dos voluntarios que coordinan el proyecto desde el pasado diciembre y su intenci¨®n es continuar para que los internos hagan un producto cinematogr¨¢fico profesional. "Ahora tenemos muchas limitaciones, pero la idea es seguir con los talleres y mejorar los cortometrajes", cuenta Mar¨ªa. "La verdad es que todo el mundo nos ha apoyado mucho: los funcionarios nos facilitaron los accesos para meter disfraces o material que necesit¨¢bamos... Todos se han implicado". De hecho, para entrar en esta "casa temporal" hace falta cruzar hasta cinco puertas blindadas, con sistemas autom¨¢ticos y eternos controles de seguridad, por lo que introducir un disfraz de contrabando podr¨ªa llevar horas de permisos.
Finalmente, un equipo de 20 internos del M¨®dulo III, que quedaron en nueve por la progresiva puesta en libertad o traslado de los participantes, estren¨® ayer en el sal¨®n de la c¨¢rcel su primer cortometraje, No estamos solos, una delirante historia sobre alien¨ªgenas y polic¨ªas, grabada con los escasos medios y los decorados que permite un lugar como la prisi¨®n. Planos y contraplanos convierten el patio en un parque an¨®nimo, donde se juega al f¨²tbol o se charla "en jerga, como nosotros hablamos" sobre lo "muy colgaos que est¨¢n algunos que creen en los ovnis", explican entre bromas.
El proceso de creaci¨®n comenz¨® con el taller de cada s¨¢bado, donde Mar¨ªa y Miguel retaban a los internos a conocer la trastienda del cine.
"Cuando me propusieron que me encargara del script no ten¨ªa ni idea de lo que hab¨ªa que hacer... y me sonaba a "efectos especiales". Pero despu¨¦s nos explicaron cada una de las funciones y disfrut¨¦ mucho con la experiencia. Sin duda se lo recomiendo a todos los compa?eros", cuenta Leo.
Probablemente no opine lo mismo otro de los participantes, Juan Carlos, o al menos matizar¨ªa la dura vida del actor... En su caso, pas¨® el rodaje enfundado en unas mallas con las que se paseaba como extraterrestre por el patio de la prisi¨®n, clav¨¢ndose todos los pinchos de los cardos que hab¨ªa por el camino. "A m¨ª me parec¨ªa que quedaba muy bien esa forma de andar, como dando saltos porque se pinchaba... as¨ª que les dec¨ªa a mis compa?eros que le pusieran m¨¢s cardos, pero no me dejaron", relata con sonrisa maliciosa Rafael, el director. Su funci¨®n en el cortometraje consist¨ªa en "tener mano izquierda y derecha", seg¨²n explica, con los dem¨¢s internos que actuaban a sus ¨®rdenes. "Fue lo m¨¢s dif¨ªcil, porque aqu¨ª todo el mundo tiene sus man¨ªas... y conseguir que las man¨ªas de uno no afecten a otro es complicado, pero merec¨ªa la pena porque nos re¨ªamos mucho".
Otro de los alicientes para el equipo t¨¦cnico y art¨ªstico fue la visita de los actores Imanol Arias y Roberto San Mart¨ªn, que acudieron a Aranjuez para compartir sus trucos. "?T¨² sabes lo que es tener a dos actores tan grandes aqu¨ª?", exclama Rafael. "Al principio est¨¢bamos callados, sin saber qu¨¦ decir... y de repente nos suelta Imanol: 'Todo vuestro trabajo me parece muy interesante, pero fall¨¢is en algo... ?os falta marcha!' Nos quedamos alucinados y as¨ª empezamos a charlar con ellos con m¨¢s confianza".
Algunas de las ideas de cortometraje finalmente no se pudieron desarrollar por las restricciones propias de un centro penitenciario. "El gui¨®n original hablaba de dos guardias civiles que se encontraban un ovni, de noche, y uno de los planos consist¨ªa en iluminarlos con las luces de unos focos... ?sa era la idea, y vestir a los guardias con uniforme verde, claro. Pero no nos dejaron meter uniformes ni grabar de noche, as¨ª que al final los cambiamos en el gui¨®n por dos maderos de paisano, y tuvo que ser de d¨ªa", explica Carlos, el guionista. Su texto fue elegido entre todos los propuestos por los participantes en el taller, porque trataba un tema divertido y sencillamente hac¨ªa re¨ªr.
"Nuestra idea era hacer algo c¨®mico para que nuestras familias nos vean en casa y se r¨ªan. Para compensar que est¨¢n sufriendo mucho mientras estamos aqu¨ª. En mi caso, por ejemplo, tuve problemas de drogas... ahora pueden ver que estoy bien", afirma el m¨¢s joven del equipo, Miguel ?ngel, de 25 a?os, que acaba de descubrir que le gustar¨ªa dedicarse a la actuaci¨®n y, qui¨¦n sabe, quiz¨¢s protagonizar alg¨²n festival.
Iniciativas similares, como los talleres en la c¨¢rcel de Due?as (Palencia), Granada o Huelva han desembocado en cortos y documentales profesionales, como Septiembres de Carles Bosch, que se convierten en referentes del nuevo cine penitenciario.
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