R¨ªos de paseos oto?ales
Fresnos, sauces, ¨¢lamos y alisos pintan en octubre de vivo amarillo las m¨¢rgenes de los r¨ªos madrile?os. Estos sotos de oro, reliquias de las florestas que cubr¨ªan en tiempos remotos toda la regi¨®n, son los hilos conductores que aseguran la comunicaci¨®n entre distintos espacios naturales, un importante refugio de fauna alada y tentaci¨®n irresistible para quienes gustan de pasear por el campo en oto?o. Curiosamente, no es en la sierra, sino cerca de la capital, donde se conservan los bosques m¨¢s vistosos.
- El Pardo. El r¨ªo Manzanares, que baja hecho un salvaje por los pe?ascales de sierra, pr¨¢cticamente desnudo de vegetaci¨®n, al llegar al real sitio de El Pardo ralentiza el paso, ensancha el pecho y se viste con galas dignas de un maraj¨¢: un espeso manto dorado de chopos, sauces y alisos y, como tocado, las plumas de las ¨¢nades y las garzas que bullen en los carrizales. Para verlo, lo mejor es pasear desde el puente de los Capuchinos, cerca del palacio, hasta la presa que hay tres kil¨®metros m¨¢s arriba, preferiblemente por la margen derecha, la menos alterada, avanzando entre el r¨ªo y la alambrada que protege la zona de reserva integral del monte de El Pardo.
No es en la sierra, sino cerca de la capital, donde se conservan los bosques m¨¢s vistosos
Los Sotos del Henares han sido incluidos en la Red Natura europea de espacios protegidos
En el tramo final, descubriremos unos fresnos mastod¨®nticos, y al otro lado de la alambrada, docenas de gamos -hay 4.000- que en esta ¨¦poca, adem¨¢s de verse, se les oye berrear. ?ste y otros itinerarios por la ribera del Manzanares se describen en www.andarines.com.
- Guadalix. Confirmando el nombre que le pusieron los moros (r¨ªo de los alisos), este afluente del Jarama se presenta en San Agust¨ªn del Guadalix con un imponente cortejo de alisos, soto rebosante de clorofila y aves -ruise?ores, petirrojos, jilgueros, orop¨¦ndolas...-, que es una l¨ªnea de comunicaci¨®n vital entre la desolada llanura y los bosques de la rampa serrana. Los que saben se acercan desde el n¨²cleo urbano al parque recreativo de la laguna de los Patos, paseando por la avenida de Madrid, y luego remontan el curso del Guadalix hasta el charco del Hervidero, donde el r¨ªo enca?onado forma una cascada de seis metros y una poza de considerable tama?o.
Una descripci¨®n pormenorizada de este recorrido de dos horas y media se encontrar¨¢ en www.madrid.org/inforjoven y un mapa en www.excursionesysenderismo.com. Otras rutas naturales por el municipio, en www.sanagustindelguadalix.net.
- Bajo Manzanares. A punto de confluir con el Jarama en Rivas-Vaciamadrid, el r¨ªo Manzanares surca un inesperado paisaje de alamedas, saucedas, tarayales, dehesas de corpulentos fresnos en las que pacen vacas y toros bravos, y acantilados donde el sol crepuscular arranca destellos de plata a los cristales de yeso. Una larga lista de aves (180 especies), mam¨ªferos (17), reptiles (8) y anfibios (4) confirma que no se trata de un espejismo, que el Manzanares sigue vivo despu¨¦s de atravesar la capital, no quiz¨¢ tan cristalino e inodoro como en la sierra, pero vivo. Desde Casa Eulogio -a tres kil¨®metros del pueblo de Rivas, en las vecindades del Centro Nacional de Protecci¨®n Civil-, una pista de tierra permite bordear los cortados de la Mara?osa hasta llegar a la presa del Rey, paseando r¨ªo abajo por este soto que es la gran joya del Parque Regional del Sureste. Son tres horas largas de marcha, tal como se cuenta con detalle en la secci¨®n de rutas de www.elsoto.org.
- R¨ªo Henares. Desde los arrabales de Alcal¨¢ hasta la carretera que sube a Los Santos de la Humosa, se extienden los Sotos del Henares, un paraje natural protegido en agosto de 2000 que comprende tanto el r¨ªo como los barrancos adyacentes y que ha sido incluido tambi¨¦n en la Red Natura 2000 de la Uni¨®n Europea. Adem¨¢s del bosque de galer¨ªa, destacan los escarpes arcillosos que descienden de los p¨¢ramos alcarre?os formando espectaculares c¨¢rcavas en la orilla meridional, donde anidar suelen halcones, chovas, grajillas y conejos a porrillo. Al paraje se accede saliendo de Alcal¨¢ por la carretera de Loeches (M-300) y desvi¨¢ndose a la izquierda en el kil¨®metro 2,300, al poco de cruzar el puente Zulema. Se puede hacer una sencilla ruta a pie, visitando las ruinas de Alcal¨¢ la Vieja (dos horas y media, ida y vuelta), o alargar la marcha hasta coronar el cerro superpanor¨¢mico del Ecce-Homo (seis horas), siguiendo las indicaciones que se dan en www.madrid.org/inforjoven.
- Villamanrique de Tajo. Despu¨¦s de cruzar La Alcarria, soportando centrales nucleares, enormes embalses y el trasvase al Segura, es m¨¢s que una sorpresa, un milagro, que al asomar por el sur de Madrid el Tajo aparezca acompa?ado por un saludable bosque de ribera, en vez de por algas fosforescentes y peces con cuatro ojos.
En el ¨¢rea recreativa Las Cuevas, casi al pie de la iglesia de Villamanrique, nace una senda ecol¨®gica que corre r¨ªo abajo a lo largo de dos kil¨®metros, con paneles informativos que ayudan a reconocer los ¨¢rboles m¨¢s caracter¨ªsticos del soto: los tarayes, los sauces y los muchos olmos que, en este rinc¨®n olvidado de todos, incluso de las plagas, han sobrevivido a la grafiosis. A apreciar la riqueza de este enclave, nos ayudar¨¢n tambi¨¦n el silencio, la paciencia y el observatorio levantado junto a un carrizal que es de buena querencia de los patos cucharas, las ¨¢nades, las fochas, las pollas de agua y las garzas. M¨¢s datos, en www.villamanriquedetajo.com.
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