Luces amigas en la costa vasca

Los faros son hitos que trascienden m¨¢s all¨¢ de su mera funcionalidad como se?al luminosa. Ni el GPS ni el sistema de localizaci¨®n de barcos AIS han conseguido dejarlos fuera de servicio. Siguen amparando a navegantes con sus aparatos catadi¨®ptricos o acr¨ªlicos, y pervive en muchos de ellos, pese a la monitorizaci¨®n, el binomio fareros-faro. Mantienen su inagotable capacidad de sugerencias positivas.

La rom¨¢ntica mole de La Plata, olas 'surferas' camino de Machichaco y acantilados en La Galea. Naturaleza teatral en las se?ales que anta?o marcaban las rutas balleneras y bacaladeras.

El amante de la naturaleza puede admirar el acastillado faro de La Plata entre acantilados v¨ªrgenes y jugosos, sin otra construcci¨®n a la vista

Si hubiera que buscar un faro del Cant¨¢brico para contemplar c¨®modamente y embelesados su parpadeo, ¨¦se ser¨ªa el de Lekeitio. A 1,5 kil¨®metros del puerto lekeitarra nos esperan dos bancos frente a la proa terrestre del cabo de Santa Catalina

Conocer en oto?o el patrimonio farero que anta?o marcaba rutas balleneras y bacaladeras le da la aut¨¦ntica esencia a la costa vasca. Qu¨¦ mejor paraje que estas ayudas a la navegaci¨®n encaramadas a promontorios, ligando a la perfecci¨®n sus 246 kil¨®metros de litoral salpicados de cabos brav¨ªos, frecuentemente envuelta en brumas, con las luces salvadoras de la costa. Aun no siendo visitables, cualquiera puede acercarse a parajes en los que s¨®lo a estas torres luminosas les est¨¢ permitido romper la faz natural. "En octubre, la temperatura sigue moderada, pero ya vienen avisando los temporales de la mar con el noroeste buscando clientes para las peluquer¨ªas", vaticina Cristina Garc¨ªa-Capelo, farera de Machichaco.

DE BUENA PLANTA Higer. (HONDARRIBIA, GUIP?ZCOA)

De Hondarribia (Fuenterrab¨ªa) arranca la carretera que rodea el macizo de Jaizkibel. La playa, el puerto con los barcos atracados en hileras, la bah¨ªa anchurosa que forma el r¨ªo Bidasoa fronterizo con Francia: todo ello da una idea cabal de lo sugestivo del acceso. La caracter¨ªstica m¨¢s destacable del faro de Higer (1881) es su f¨¢cil visibilidad. Tan s¨®lo hay que aparcar frente a su fachada para regalarse con su torre, de secci¨®n cuadrangular primero y octogonal despu¨¦s, que toma el aire de un alminar neocl¨¢sico. Mide 21 metros y es la que mayor altura alcanza entre los faros vascos. Como acusando la influencia francesa, el rojo Burdeos estiliza la linterna aeromar¨ªtima acristalada que serv¨ªa de orientaci¨®n a los aviones del cercano aeropuerto.

Una cuesta enlaza con el islote de Amuitz, donde a m¨¢s de uno le ha sorprendido la pleamar, requiriendo los servicios de un helic¨®ptero. A mano derecha, la cala de los Frailes, pedregosa y de connotaciones naturistas. El faro est¨¢ en un culo de saco, por lo que ser¨¢ inevitable pasar por el colorista barrio de La Marina y el ¨²nico recinto amurallado de Guip¨²zcoa, en el que se acaba de acondicionar el baluarte de la Reina.

EL FIORDO VASCO

La Plata(PASAJES, GUIP?ZCOA)

En Trintxerpe (Pasajes de San Pedro), subir por la Itxas Etxea (Casa del Mar) y torcer a la derecha. Y aparcar, puesto que cerca arranca el camino al faro de La Plata: 1,7 kil¨®metros llanos y plagados de vistas a¨¦reas. La blanca mole far¨ªstica de La Plata trasciende a castillo medieval y acusa el dominio de la moda rom¨¢ntica imperante en 1855, cuando se erigi¨®. La estructura, de tres plantas, presenta almenas, por si sus dos torreones dotados con arpilleras no fueran suficientemente intimidantes. Donde deber¨ªa estar situada la torre del homenaje sobresale la linterna, ¨²nico elemento perceptible desde el mar.

El amante de la naturaleza puede admirar el acastillado faro entre acantilados v¨ªrgenes y jugosos, sin otra construcci¨®n a la vista. Por la zona transcurre el Camino de Santiago costero: algunos peregrinos acabar¨¢n semanas despu¨¦s en el faro de Finisterre.

Nadie deber¨ªa irse sin tomar la barca a Pasajes de San Juan, con sus bellas casas comprimidas entre Jaizkibel y el mar. All¨ª nos esperan la casa de Victor Hugo y los carpinteros de ribera.

ISLA Y CABO Santa Clara e Igeldo

(SAN SEBASTI?N, GUIP?ZCOA)

La isla de Santa Clara se yergue en el coraz¨®n de la bah¨ªa donostiarra. Desde el Aqu¨¢rium podemos disfrutar de estupendas panor¨¢micas de su faro, t¨¦cnicamente baliza, dado que su alcance es inferior a 12 millas. De su imponente f¨¢brica descolla la c¨²pula de cobre sin la pintura blanca habitual que evitaba la dilataci¨®n originada por el sol. Al atardecer se percibe desde el puerto el parpadeo desincronizado de las luces de Santa Clara e Igeldo.

Al faro de Igeldo (1855) puede accederse por una estrecha carretera que parte de Ondarreta y abraza literalmente el blanco edificio. ?ste se observa a placer: le dan est¨¦tica la linterna y sus m¨¦nsulas de apoyo en piedra, as¨ª como el infaltable cupulino sustentador de la veleta. La misma carretera muere en el parque de atracciones de Igeldo, desde donde se otea el faro a vista de p¨¢jaro.

En San Sebasti¨¢n es buen momento para celebrar los 30 a?os del Peine del viento, de Chillida, a los pies del Igeldo. Por sinton¨ªa, cabe visitar tambi¨¦n, en el Centro Internacional de Cultura Contempor¨¢nea, las pinturas de Julian Schnabel (hasta el 21 de octubre).

MONTA?A DOMESTICADA. Getaria y Zumaia (Guip¨²zcoa)

El monte de San Ant¨®n de Getaria -su particular rat¨®n- configura un gratificante pulm¨®n verde. A pie se cubren 800 metros hasta el faro rodeados de un parque forestal dotado de una variada representaci¨®n aut¨®ctona de robles, fresnos, arces..., y una mancha de repoblaci¨®n de encinas y alcornoques. As¨ª se alcanza la escalera que trepa hasta la vivienda farera construida sobre el mogote que forma la cabeza del rat¨®n. Al lado de bancos y tamarindos, las areniscas han creado formas sugestivas.

A pie se sube despu¨¦s a Katxapo, donde se atalayaba el paso de las ballenas. Luego puede bajarse a la centenaria apisonadora, desde donde se accede a tres miradores sobre el pueblo.

Los pesqueros de Getaria, mejor a primera hora de la ma?ana, muestran con orgullo su audacia marinera; en la tienda Itxas Mendi se venden productos t¨ªpicos.

En Zumaia nos saluda al llegar la playa de Santiago, y, erguido sobre la Atalaya Baja, el faro adquiere visos de ermita. Ya lo apuntaba Fern¨¢n Caballero: "Un faro es, despu¨¦s de una iglesia, el m¨¢s santo de los monumentos. Ambos tienen el mismo fin: guiar, alumbrar, consolar y salvar".

Remata el torre¨®n octogonal (1870) su ¨®ptica de horizonte u ocultaciones: la luz en este caso es continua y se apaga secuencialmente. El azul marino que emplean los barcos pesqueros.

GUI??NDONOS EL OJO

Santa Catalina. (LEKEITIO, VIZCAYA)

Si hubiera que buscar un faro del Cant¨¢brico para contemplar c¨®modamente y embelesados su parpadeo, ¨¦se ser¨ªa el de Lekeitio. A 1,5 kil¨®metros del puerto lekeitarra nos esperan dos bancos frente a la proa terrestre del cabo de Santa Catalina. Se columbra la torre a la altura de la vista, el muro, la malla que rodea la linterna y el resto de defensas contra el vandalismo (secuelas de la progresiva automatizaci¨®n de los faros).

La edificaci¨®n cuelga de un resalte del escarpe, a 46 metros de altura, dibujando su silueta en el aire de manera que la estructura hexagonal y la piedra gris parecen estar a merced de las olas. Aparte del mismo puerto, del retablo g¨®tico hispano-flamenco, de la calle de Santo Domingo y la playa de Karraspio, cabe apuntar para el pr¨®ximo d¨ªa 13 la feria agr¨ªcola y ganadera en Markina-Xemein.

EL DOMO PRODIGIOSO

Machichaco (BERMEO, VIZCAYA)

De camino a Machichaco habr¨¢ que estar al tanto del Campeonato del Mundo de surf (www.billabongpro.com), que se celebra estos d¨ªas, en Bakio o en Mundaka (donde mejores olas haya). En Bermeo se rememora este a?o el 60? aniversario de la batalla naval de Machichaco, y tendr¨¢ lugar una feria medieval los d¨ªas 20 y 21.

No es dif¨ªcil separar lo m¨ªtico, lo paisaj¨ªstico y lo a¨¦reo en uno de los faros de mayor alcance en la costa espa?ola, enmarcado en la reserva de la biosfera de Urdaibai. Adem¨¢s, el faro de Machichaco "se encuentra en un lugar privilegiado para censar el paso de alcatraces, pardelas, p¨¢galos y pa¨ª?os en su migraci¨®n posnupcial", apunta Ram¨®n Elosegui, coordinador de SEO / BirdLife Donostia. "Los d¨ªas 6 y 7 celebramos en casi todos los faros el D¨ªa Mundial de las Aves".

A tres kil¨®metros de Bermeo surge el desv¨ªo que baja a la torre de lo que fue el faro viejo (1852), con el radar para el estudio del oleaje y la sirena. Lo mejor viene al caminar hacia el oeste, cuando se disfruta de una postal fastuosa: el islote Aketxe y la pen¨ªnsula de San Juan de Gaztelugatxe.

Subiendo por la colina, entre tojos y brezos, la linterna, con su estructura de fundici¨®n, se ofrece como un banquete gratuito de la mirada. Lo catedralicio de la ¨®ptica se manifiesta en sus tres caras gigantescas de cristal de roca tallado capaces de proyectar un haz de rayos a 55 kil¨®metros de distancia.

La fachada principal conserva todo el primitivo sabor de la siller¨ªa, simulando un ministerio de faros. Para retratarla, hay que acercarse a pie por la carretera sin sobrepasar la barrera.

CAMINO AL FARO

Faro de Gorliz (GORLIZ, VIZCAYA)

Por el faro de Gorliz, o Villano, no se pasa: hay que ir. Para lo cual se hace imprescindible invertir una jornada senderista con ropa de abrigo. Desde la playa de Gorliz, la carretera peatonal asciende dos kil¨®metros hasta el faro de moderna factura, seg¨²n proyecto de Mariano Navas, actual presidente del Organismo P¨²blico Puertos del Estado, y Enrique Mart¨ªnez Tercero. La unidad del paisaje s¨®lo se ve alterada por estos elementos adosados de 21 metros de hormig¨®n, rematados por una linterna acristalada que alcanza 165 metros, lo que lo convierte en el faro m¨¢s alto de la cornisa cant¨¢brica.

La vista es subyugante: se recrea hacia el oeste con el cabo de Uztrikotzek; hacia el este, sobre la isla de Villano, y el monte Ermua, que nada tiene que ver con el guipuzcoano del foro, cuyo logotipo, dicho sea de paso, es un faro dise?ado por Agust¨ªn Ibarrola. Todo el monte est¨¢ horadado por una antigua bater¨ªa de costa.

RELAX EN EL GRAN BILBAO La Galea

(GETXO, VIZCAYA)

El extremo oriental del abra de la r¨ªa bilba¨ªna guarda el faro de La Galea sobre una plataforma acantilada de pliegues y mantos cuyos bienestar y panor¨¢micas sorprenden por su proximidad a Bilbao. De ah¨ª que lo mejor, primeramente, sea cansarse en la capital vizca¨ªna, disfrutando en el Guggenheim de su d¨¦cimo aniversario con la exposici¨®n Arte en Am¨¦rica (a partir del d¨ªa 11), o bien en la divertida Fiesta de los Txikiteros (d¨ªa 11). O en la inauguraci¨®n (d¨ªa 19) de la intervenci¨®n art¨ªstica de Daniel Buren en el puente de la Salve.

Hay que aparcar junto al molino de Aixerrota, puesto que el delicioso paseo mar¨ªtimo conduce al solar del primitivo faro, el fuerte de La Galea, donde los d¨ªas 7, 12, 13 y 14 se desarrollar¨¢n visitas teatralizadas (reservas, 944 91 08 00).

La torre del faro (1950) se encuentra en una generosa parcela embellecida con setos arb¨®reos que tienen su prolongaci¨®n en el club de golf, a trav¨¦s de una alfombra de hierba perfecta, milim¨¦tricamente cortada. Ni rastro del runr¨²n del tr¨¢fico urbano. Entre paseantes y deportistas, y un mobiliario urbano que le confiere al campo el aspecto de un parque bien cuidado. Junto a la sirena se escuchan los silbidos que emite un medidor de magnitudes meteorol¨®gicas.

La mirada puede abarcar toda la entrada del abra y el continuo tr¨¢nsito de embarcaciones. Ser¨ªa una pena no continuar a pie media hora hasta la playa de Azkorri.