"Nunca te acostumbras a la vejaci¨®n"
El jefe de estaci¨®n de Linares impide a una mujer en silla de ruedas ir al servicio
Rosa Segrelles no se anda con rodeos: "A la discriminaci¨®n ya estoy hasta acostumbrada, ?sabes?, porque me discriminan todos los d¨ªas". Segrelles, de 52 a?os, padece desde los 23 distrofia muscular degenerativa, una enfermedad que la sent¨® en una silla de ruedas. A lo que no est¨¢ acostumbrada, dice en el comedor de su casa de Valencia, es a ser "vejada y humillada" como cuenta que lo fue el s¨¢bado 8 de septiembre, hacia el mediod¨ªa, en la estaci¨®n de tren de Linares-Baeza. La ma?ana en que los responsables de la estaci¨®n se negaron durante tres cuartos de hora a acercar cinco metros la plataforma que le hubiera permitido bajar del tren, ir al ba?o y conservar intacta la dignidad. "Y eso me pas¨® a m¨ª, que monto la que monto. Imag¨ªnate todas las personas... Conozco as¨ª de gente que se har¨ªa sus necesidades encima y se callar¨ªa, porque no se atreven a decirlo".
La plataforma estaba a 5 metros, pero el jefe dijo que era privada y se neg¨® a acercarla
El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), la empresa p¨²blica que gestiona la estaci¨®n andaluza, asegur¨® a trav¨¦s de un portavoz que ha abierto una investigaci¨®n para aclarar "la anomal¨ªa" que convirti¨® el viaje de la mujer entre M¨¢laga y Valencia en el peor de su vida.
Otros se hubieran callado, pero ella, activ¨ªsima militante del colectivo de "personas con diversidad funcional" (Segrelles rechaza, entre otras expresiones, personas con discapacidad), no es del tipo de las que se muerden la lengua.
Dice que el 6 de septiembre, 48 horas antes de salir hacia Valencia, cumpliendo el plazo que establece el protocolo estrenado en julio por RENFE y Adif para esta clase de asistencias, comunic¨® que coger¨ªa el Arco de las siete de la ma?ana en M¨¢laga. La empresa externa encargada del servicio le confirm¨® la plaza por SMS. Segrelles asegura que indic¨®, adem¨¢s, por tel¨¦fono su necesidad de bajar dos veces del tren para ir al servicio en un trayecto que dura 10 horas. "Me pregunt¨® si lo hab¨ªa hecho otras veces. Le dije que s¨ª. En seis a?os he hecho ese viaje por lo menos 12 veces. Y me contest¨® que hiciera como siempre".
Al subir al tren, Segrelles informaba de su caso al interventor al subir al tren. El interventor lo comunicaba al puesto de control. El puesto decid¨ªa las dos "paradas t¨¦cnicas" del convoy en las que la mujer podr¨ªa aprovechar e ir al ba?o. "Lo ¨²nico que necesito", comenta, "es que est¨¦ adaptado y que haya una plataforma para bajar del vag¨®n". Despu¨¦s de tanto viaje, Segrelles conoc¨ªa al interventor. Habl¨® con ¨¦l. Todo correcto. "Podr¨¢s bajar en Linares y en Albacete", cuenta Segrelles que le dijo.
El tren lleg¨® a Linares-Baeza, que tiene el ba?o adaptado. Se abri¨® la puerta. Enfrente, "a unos cinco metros, como de aqu¨ª a ah¨ª", dice y ahora se?ala las dos paredes pintadas de azul de su comedor, estaba la plataforma.
Pasaron los minutos. Como nadie la acercaba, Segrelles y su acompa?ante avisaron al personal del tren, que lo traslad¨® al jefe de Estaci¨®n. Justo entonces, dice, empezaron los problemas.
El jefe de estaci¨®n, empleado de Adif, contest¨® que carec¨ªa de gente para hacer ese trabajo. El personal del tren, que es de RENFE, se ofreci¨®, seg¨²n Segrelles, a mover cinco metros el elevador. El jefe de Estaci¨®n "dijo entonces algo as¨ª como que la plataforma era propiedad privada, que nadie pod¨ªa tocarlo, que si hac¨ªa falta le quitaba la bater¨ªa".
Se entabl¨® una discusi¨®n. Vista la espera, algunos viajeros bajaron al and¨¦n. Rosa Segrelles dice que permaneci¨® ante la puerta abierta casi una hora. Al final, indignad¨ªsima y sin aguantarse las ganas de orinar, llam¨® al 112. "Ped¨ª que viniera una patrulla de la Polic¨ªa Nacional". Seg¨²n su versi¨®n, despu¨¦s de advertirle de que los agentes estaban de camino, el jefe de Estaci¨®n dio orden de que el tren saliera. Y que algunos de los pasajeros tuvieron que subir con el convoy en marcha mientras a ella se le llenaba la cara de sudor fr¨ªo y notaba, de la rabia, como el est¨®mago se le descompon¨ªa entero.
En la siguiente estaci¨®n, Alc¨¢zar de San Juan, le ofrecieron bajar. "Totalmente manchada", fue por fin al ba?o, donde su compa?era la lav¨® peor que mejor. Segrelles no s¨®lo no puede caminar, tiene problemas para mover otras partes del cuerpo, incluido un brazo. En Albacete, no quiso salir del tren. La noticia lleg¨® a Valencia antes que ella. Al bajar la esperaba sol¨ªcito el jefe de Estaci¨®n.
RENFE asegura en que el tren Arco ten¨ªa un ba?o adaptado para sillas de ruedas, pero que debido a sus dimensiones la de Segrelles no cab¨ªa. Insiste tambi¨¦n en que la mujer deber¨ªa haber puesto o deber¨ªa poner una reclamaci¨®n. Para poder investigar si el fallo fue suyo, de Adif, o del sistema de coordinaci¨®n. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias reconoce que la culpa fue sobre todo suya. Aunque la comunicaci¨®n entre las compa?¨ªas hubiera fallado, aunque la mujer no hubiese avisado previamente, su personal deber¨ªa haber dado respuesta a un caso sobrevenido: "Igual que si a un pasajero le da un infarto".
Segrelles, experta en rellenar hojas de reclamaci¨®n, organizadora de la marcha por la visibilidad de las personas con diversidad funcional del 15 de septiembre en Madrid, afirma que esta vez no puso ninguna queja (lo hizo, finalmente, el 30 de septiembre), pero que prepara una demanda. Seis horas despu¨¦s de salir de Linares s¨®lo pensaba en dos cosas: "Quiero llegar a mi casa, y quiero meterme en la ba?era".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.