La palmera de Escornalbou
Paseo por el Guinard¨®. Una va a dar una vuelta cari?osa por rincones vividos y se encuentra con solares descampados e intemperies que incluso en una ciudad en obras continuas como Barcelona sorprenden. As¨ª es en la peque?a manzana que forman las calles de Villar, Ronda del Guinard¨®, Escornalbou y Renaixen?a. Y eso que por aqu¨ª no ha de pasar el tren p¨¢jaro, el de la velocidad variable. No, se trata de un cambio de ra¨ªz en el paisaje.
Durante bastante tiempo, cuando ya no resid¨ªa aqu¨ª, o¨ªa hablar de la casa ocupada en la calle que en mis tiempos se llamaba Renacimiento y hab¨ªa pasado a llamarse Renaixen?a. Fue una de las casas okupas de m¨¢s largo aliento, ruidosas, visitadas y de traj¨ªn imparable, a menudo, una lata para los vecinos. La de gentes e historias que conoci¨®... Tal vez un d¨ªa alguien las contar¨¢, aunque puede suceder que los relatos queden sepultados, de la misma forma que las casas ocupadas dejan paso a las inmobiliarias sin transici¨®n ni recuerdos p¨²blicos. Bueno, el caso es que la casa ya no est¨¢, s¨®lo quedan algunos grafitos en el muro de Renaixen?a. Fue desalojada y demolida en junio. La apisonadora tambi¨¦n se trag¨® las peque?as torres y sus jardines, que a una y otra calle de la manzana hab¨ªan resistido hasta este mismo a?o.
Sigue en pie el edificio de pisos de la esquina, desde donde contempl¨¢bamos la historia que evocaban las casitas con jard¨ªn y los grandes almacenes de la Cinematograf¨ªa Mar¨ªn, que eso era en sus or¨ªgenes la casa okupa de Renaixen?a. En el centro del descampado, en recuerdo de c¨®mo era este barrio, quedan siete ¨¢rboles. Entre ellos destaca la hermosa palmera de Escornalbou.
Esta palmera no es de nueva planta como las del litoral de la ciudad, esta palmera ha visto mucho mundo. En verano, incluso ha visto c¨®mo cerca de ella estallaba lo que fuera que caus¨® el gran apag¨®n. Despu¨¦s, hasta hace unos d¨ªas, ha tenido al lado el generador correspondiente. Pero lo que me interesa ahora es contarles lo que la palmera ha conocido en estos solares que ahora est¨¢n en carne-piedra viva, a la espera del pr¨®ximo destino: por lo que se sabe, ser¨¢n un bloque de viviendas y una zona verde. La palmera y sus amigos se salvar¨¢n. Que as¨ª sea.
Cuando la calle de Escornalbou termina en la Ronda del Guinard¨®, ahora tambi¨¦n llamada Ronda del Mig, da nombre a los jardines Federica Montseny, que con el tiempo ser¨¢n de buen pasear. De momento se limitan a crecer en vegetaci¨®n y a confiar en que el paso de los coches no impida a los paseantes y vecinos decidirse a contemplar las vistas sobre la ciudad, que en d¨ªas claros alcanzan el panorama mar¨ªtimo del Bes¨°s a Montju?c. La que fuera ministra anarquista vivi¨® en esta calle con sus padres, que aqu¨ª redactaban e imprim¨ªan La Revista Blanca. El barrio era entonces lugar de veraneo para gentes menestrales que no alcanzaban a pasar el est¨ªo m¨¢s all¨¢ y vivienda de gentes trabajadoras que poco a poco iban poblando las partes m¨¢s extremas de la ciudad.
Casi nada se sabe, en cambio, de la Cinematograf¨ªa Mar¨ªn, que a buen seguro la familia Montseny vio establecerse hacia 1929. Con la Exposici¨®n Universal de aquel a?o, las cosas del cine en la ciudad se pusieron en marcha de manera fenomenal. La casa Mar¨ªn se dedic¨® a fabricar proyectores. Sonoros, oigan, de lo m¨¢s moderno. Ten¨ªa su sede de negocios en la calle de Balmes y en la de la Renaixen?a estaba la f¨¢brica. Sobrevivi¨® a la guerra.
En la biblioteca de la Filmoteca, en los archivos del gran coleccionista y cineasta Delmiro de Caralt, localizo un cat¨¢logo de 1954 de Cinematograf¨ªa Mar¨ªn. Transcribo su presentaci¨®n, su estilo y sus comas: "Nos complace presentarle nuestra lista de pel¨ªculas sonoras en 16 mil¨ªmetros, que como podr¨¢ apreciar, son en su mayor¨ªa t¨ªtulos seleccionados para su proyecci¨®n a menores, siendo todos ellos temas muy interesantes y atractivos, especialmente apropiados para centros cat¨®licos, parroquiales, colegios, etc¨¦tera. quienes se encontraban faltos de material apto, por existir en el mercado un vac¨ªo de argumentos de orden moral, que tenemos la seguridad dejamos cubierto con esta magn¨ªfica lista". La pel¨ªcula estrella del 54 era Hay un camino a la derecha, de Rovira Beleta.
La palmera de Escornalbou lo ha visto todo: los anarquistas, la fabricaci¨®n de modern¨ªsimos proyectores sonoros, el cine "moral" para j¨®venes en catequesis, centros recreativos y cuarteles (reza el cat¨¢logo Mar¨ªn), los okupas...
Capas del tiempo. Rizos y pedruscos del urbanismo.
Mis respetos, palmera de Escornalbou.
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