"He hecho m¨¢s un juguete que una pel¨ªcula"
Debut en el largo de Nacho Vigalondo (Cabez¨®n de la Sal, Cantabria 1977), cortometrajista candidato al Oscar por 7.35 de la ma?ana, Los cronocr¨ªmenes ha sido uno de los t¨ªtulos esperados con m¨¢s expectaci¨®n dentro de la 40? edici¨®n del Festival de Sitges. Sus entradas se agotaron los primeros d¨ªas del certamen, aunque la pel¨ªcula todav¨ªa no tiene distribuci¨®n en Espa?a. Vigalondo, por su parte, ya escucha los cantos de sirena de Hollywood.
Pregunta. Una momia con vendas rosas preside el cartel de su ¨®pera prima. ?Qu¨¦ va a encontrar el espectador en Los cronocr¨ªmenes?
"Los cronocr¨ªmenes' es un filme con las mangas arremangadas, sin trampas"
"Un director s¨®lo puede interpretar en sus producciones propias personajes de mierda"
"En Austin recobr¨¦ la confianza que ten¨ªa al escribir el gui¨®n. Pierdes la perspectiva"
"Tengo una relaci¨®n estrecha con mi p¨²blico porque s¨¦ qu¨¦ series ve y qu¨¦ tebeos lee"
Respuesta. Empec¨¦ a escribir la historia para hacer pesas como guionista, sin ni siquiera plantearme que alg¨²n d¨ªa iba a rodarla. Quise plantear la pel¨ªcula m¨¢s enloquecida de viajes en el tiempo. Cuando, m¨¢s adelante, apareci¨® en el relato el personaje que interpreta B¨¢rbara Goneaga todo empez¨® a cobrar forma: con ella, el viaje en el tiempo sirve de excusa para articular una fantas¨ªa er¨®tica de tres al cuarto. Los cronocr¨ªmenes es m¨¢s un juguete que una pel¨ªcula: tiene muchos mecanismos internos que puedes descifrar con una segunda visi¨®n.
P. En su corto C¨®digo 7 se levantaba una compleja trilog¨ªa de ciencia-ficci¨®n sobre unas pocas im¨¢genes de rutina dom¨¦stica. 7.35 de la ma?ana ce?¨ªa su argumento al tiempo de una canci¨®n. La econom¨ªa de elementos vuelve a definir Los cronocr¨ªmenes. ?Es su sello personal?
R. Uno de los grandes efectos especiales de la pel¨ªcula es su escasez de elementos. Es una forma de estrechar v¨ªnculos con el p¨²blico: es una pel¨ªcula con las mangas arremangadas, sin trampas. El espectador sabe que el enigma no se va a resolver en los ¨²ltimos minutos con una inyecci¨®n de presupuesto.
P. La acci¨®n transcurre en una Cantabria rural con ins¨®litas instituciones cient¨ªficas que experimentan con viajes en el tiempo. ?No tem¨ªa que la verosimilitud se resintiese?
R. Los cronocr¨ªmenes empieza como una pel¨ªcula de Ic¨ªar Bolla¨ªn en la que, de repente, aterrizase un ovni. Parece una pel¨ªcula espa?ola ortodoxa hasta que la ciencia-ficci¨®n entra sin avisar. Me gusta jugar con las expectativas del p¨²blico: mezclar el paisaje c¨¢ntabro con cient¨ªficos que viven en un entorno un poco pocho y desprotegido.
P. Y usted se ha reservado, precisamente, el papel del cient¨ªfico...
R. Es un cient¨ªfico de mierda, porque creo que un director s¨®lo puede interpretar en sus propias pel¨ªculas personajes de mierda. M¨¢s que un cient¨ªfico parece un ni?o al que le han dejado los juguetes y se ha dejado la barba para parecer mayor. Tiene que ver con el propio papel de director: la sensaci¨®n de ser un demiurgo enmascara que eres la v¨ªctima de todo. Karra Elejalde es el personaje central. Los dem¨¢s somos las pelotas que rebotan contra el front¨®n.
P. La puesta de largo de la pel¨ªcula fue en el Fantastic Fest de Austin (Tejas), donde se llev¨® el premio a la mejor pel¨ªcula. ?Se esperaba esa buena recepci¨®n?
R. Al ver c¨®mo funcion¨® recobr¨¦ la confianza que tienes cuando escribes el gui¨®n, porque llega un momento en que pierdes la perspectiva. El escenario del festival era el cine perfecto: El ?lamo Drafthouse, donde puedes pedir comida y bebida durante la proyecci¨®n sin molestar, ni que te molesten. La selecci¨®n de platos y bebidas era maravillosa. Ahora mismo est¨¢n haciendo pases de Los p¨¢jaros, de Hitchcock, complementados con un men¨² de ave o un ciclo de pel¨ªculas de la Nikkatsu con men¨² oriental. Organizaban parodias de concursos de televisi¨®n, cuyos participantes compet¨ªan por saber cu¨¢ntos t¨ªtulos alternativos se sab¨ªan de una pel¨ªcula de Lucio Fulci. Ah¨ª no hay frontera entre cine de calidad y cine de consumo. Harry Knowles, responsable de la influyente web Ain't It Cool News, escribi¨® una cr¨ªtica de Los cronocr¨ªmenes y, desde ese momento, la pel¨ªcula ha despertado inter¨¦s a escala internacional.
P. Knowles es un icono de la nueva cr¨ªtica de la era Internet y usted se ha labrado una reputaci¨®n de culto entre la comunidad blogger. ?Estamos ante un relevo generacional? ?Cu¨¢les ser¨ªan sus claves?
R. Entre directores y espectadores hab¨ªa un gran vac¨ªo. Los cineastas se rodeaban de una aureola de magia y misterio. Ahora, para bien o para mal, estamos tremendamente cerca. Tengo una relaci¨®n estrecha con mi p¨²blico potencial porque s¨¦ qu¨¦ series de televisi¨®n consume y qu¨¦ tebeos lee. El flujo de informaci¨®n ya no es unidireccional. Comparto referentes con quienes entran en mi blog: series como Perdidos, c¨®mics con guiones de Alan Moore, Grant Morrison o Peter Milligan...
P. Los cronocr¨ªmenes podr¨ªa tener algo de cuento de Bioy Casares. ?Cu¨¢les han sido sus fuentes de inspiraci¨®n?
R. Tanto el c¨®mic como la literatura de ciencia-ficci¨®n son capaces de llevar las ideas al l¨ªmite. Me gusta mucho Bioy Casares, porque utiliza lo fant¨¢stico no como excusa, sino como punto de partida. En La invenci¨®n de Morel conviven una m¨¢quina cuyo uso raya lo metaf¨ªsico y algo tan humano como un ideal de belleza inaccesible. Me noque¨® por completo.
Hombre y monstruo
Que el tiempo es relativo lo demuestra que una pel¨ªcula de algo menos de hora y media contenga un icono pulp -una momia rosa armada de afiladas tijeras-, seis personajes -algunos repetidos-, las dosis justas de erotismo, humor en sordina y tantos retru¨¦canos conceptuales como para apuntalar una biblioteca de cl¨¢sicos de la ciencia-ficci¨®n. Esa pel¨ªcula es Los cronocr¨ªmenes y, a su vez, demuestra c¨®mo dos horas y media en un aparente d¨ªa gris de un hombre com¨²n dan para mucho: sin necesidad de alejarse de casa m¨¢s que unos metros, existe la oportunidad de un viaje moral descendente o de ser, a la vez, hombre y monstruo. El debut de Vigalondo resulta tan estimulante y exc¨¦ntrico como la rumorolog¨ªa anunciaba: una pieza de ciencia-ficci¨®n de c¨¢mara donde Franju, Philip K. Dick y Bioy Casares pueden cruzar sus caminos sin tener que saludarse. El plano secuencia final es el espectacular signo de puntuaci¨®n de un juego que camufla su grandeza en letra peque?a. Ser¨ªa triste que esta pel¨ªcula sin distribuci¨®n acabara llegando al p¨²blico espa?ol en forma de remake americano.
Los cronocr¨ªmenes remat¨® una jornada que se hab¨ªa abierto con el extravagante tributo del japon¨¦s Takeshi Miike al spaghetti western, Sukiyaki Western Django. Tambi¨¦n pasaron por la secci¨®n oficial el deb¨² como director de Anthony Hopkins -la desquiciante Slipstream, entre un Nicholas Roeg pasado de vueltas y un Lynch con insolaci¨®n- y Teeth, ¨®pera prima del hijo de Roy Lichtenstein, Mitchell: comedia adolescente y envenenada (o sea, todo un objeto pop) sobre el mito de la vagina dentada con mandobles dirigidos al joven conservadurismo americano.
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