Serenidad, Erdogan
Turqu¨ªa afronta un doble desaf¨ªo ante el que debe serenarse: el reconocimiento del genocidio armenio por la Comisi¨®n de Exteriores de la C¨¢mara de Representantes de EE UU y el de ataques armados kurdos en la frontera con Irak. No son cuestiones separadas, y la Administraci¨®n de Bush lo ha reconocido al intentar parar a los legisladores, pues Turqu¨ªa es un aliado clave para la guerra de Afganist¨¢n y la lucha contra el terrorismo yihadista.
La cuesti¨®n armenia debilita la capacidad norteamericana, y no digamos la de la UE, a la hora de frenar una operaci¨®n militar turca en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª que puede complicar a¨²n m¨¢s la situaci¨®n del pa¨ªs ¨¢rabe. El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, pedir¨¢ la pr¨®xima semana al Parlamento turco que autorice durante un a?o la persecuci¨®n en Irak del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK), considerado como un grupo terrorista por Ankara. Tras el asesinato de 30 turcos por el PKK en los ¨²ltimos 10 d¨ªas, se ha llegado a una situaci¨®n sin precedentes que f¨¢cilmente puede desembocar en una escalada, en la que Erdogan se ve empujado por la opini¨®n p¨²blica y por la presi¨®n de los militares opuestos a su partido de ra¨ªces isl¨¢micas, especialmente tras haber situado por primera vez a uno de los suyos al frente de la Rep¨²blica de Atat¨¹rk. De hecho, los militares pidieron intervenir en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª antes del verano, al tiempo que se pronunciaron contra el primer intento de elegir a Abdul¨¢ G¨¹l como jefe del Estado.
Las intenciones turcas no son claras. Estos d¨ªas, adem¨¢s de concentrar fuerzas importantes en la frontera, el Ej¨¦rcito turco ha estado bombardeando supuestas posiciones del PKK en Irak. Intenta, quiz¨¢, establecer un colch¨®n en Irak para evitar ataques del PKK, como hizo en 1992 y en posteriores ocasiones. Pero la tentaci¨®n de invadir es grande, pues le permitir¨ªa estar sobre el terreno ante la eventualidad de que Irak se desmiembre y surja un Estado kurdo independiente.
Turqu¨ªa tiene a¨²n cuentas que resolver con su pasado. Negarse a reconocer que los turcos fueron responsables de la matanza de 1,5 millones de armenios entre 1915 y 1923 resulta preocupante. La citada Comisi¨®n de Exteriores -en una decisi¨®n que puede pasar al pleno de la C¨¢mara- se ha limitado a calificarlo como un genocidio. No ha pedido -como hizo Francia en 2006 en una pol¨¦mica ley que contempla penas de hasta un a?o de c¨¢rcel- que se criminalice a quienes nieguen su existencia, algo que a estas alturas s¨®lo corresponde definir a los historiadores y no legisladores o jueces.
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