El alcalde de Lugo contin¨²a su lucha contra la "lacra social" del botell¨®n

"Es un problema social en el que nos tenemos que implicar todos". Este el diagn¨®stico del alcalde de Lugo, Jos¨¦ L¨®pez Orozco, sobre el fen¨®meno de moda entre los adolescentes: el botell¨®n. De hecho, el mandatario lucense no escatima esfuerzos para poner coto a una situaci¨®n con la que se muestra todav¨ªa m¨¢s sensibilizado tras las fiestas de San Froil¨¢n, en las que la ciudad deriv¨® en los d¨ªas claves en un aut¨¦ntico macrobotell¨®n.

El propio alcalde acude a las zonas de concentraci¨®n nocturna -hoy lo har¨¢ de nuevo- y dialoga con los j¨®venes para convencerlos de los inconvenientes de la ingesta masiva de alcohol y recomienda una pel¨ªcula. Se trata de D¨ªas de vino y rosas, "un gran alegato contra el alcohol" y que pretende que sea visionada en todos los colegios e institutos.

Recientemente se comprometi¨® a acompa?ar a todos los padres que lo deseen a los lugares del botell¨®n con el fin de que comprobaran sobre el terreno lo que all¨ª sucede. Pasados unos d¨ªas reconoce que no tuvo ¨¦xito. "No s¨¦ si es que no ven el problema como lo veo yo, pero lo cierto es que no se interes¨® ninguno". "De todas formas", a?ade, "volver¨¦ al botell¨®n, por lo que la invitaci¨®n sigue en pie y si alg¨²n padre me quiere encontrar que sepa que estar¨¦ all¨ª".

Orozco expresa un temor especial a la ingesta de alcohol "como medio para divertirse", y est¨¢ convencido de que si las familias se conciencian "el problema ir¨¢ a menos", porque, alerta, "igual estamos sembrando para recoger alcoh¨®licos el d¨ªa de ma?ana".

Normalmente, Orozco es bien recibido por los adolescentes, quienes incluso se llegan a fotografiar con ¨¦l. Luego recibe una respuesta que, de entrada, incluso la entiende el mandatario: "Dicen que est¨¢n en espacios sin humo, que se re¨²nen sin ruidos todos los colegas y que sufragan los gastos entre todos, con lo que la copa les sale por menos de 3 euros". "Claro, que esto lo comentan a la una de la madrugada. Algunos se quedan ah¨ª, pero otros lo llevan hasta bastante m¨¢s tarde y acaban muy mal". Tan mal como que en estas fiestas pasaron algunos menores en coma et¨ªlico por el hospital.

Con anterioridad a las fiestas, el ayuntamiento ya hab¨ªa encargado un estudio sobre este comportamiento a la Universidad de Santiago. Ahora el ente local recopila la normativa sobre comportamientos c¨ªvicos, para, advierte, redactar una normativa "si existe percha legal". Con todo, Orozco tiene claro otro aspecto: "No es un problema de represi¨®n, es de educaci¨®n".

El ritual et¨ªlico en Lugo comienza poco antes de la medianoche, cuando decenas de adolescentes llegan a los puntos de encuentro cargados con todo tipo de botellas y, en el mejor de los casos, vasos de pl¨¢stico. Buena parte de la intendencia la adquirieron instantes antes en la tienda de Jovita. Se trata de un antiguo local de ultramarinos atendido por una se?ora que acumula a?os de jubilaci¨®n, pero que encontr¨® en el botell¨®n el gran aliado contra la dictadura de las grandes superficies comerciales.

Un m¨ªnimo escaparate y dos bombonas, que tambi¨¦n se pueden adquirir en local, constituyen la cara de presentaci¨®n de este negocio ubicado en plena ronda exterior de la muralla. En el interior su due?a, que los fines de semana transforma la antigua tienda en casi un 24 horas de servicio permanente.

Dos atracos

Dos atracos llevaron a la veterana propietaria, que dispone de un permiso de la Conseller¨ªa de Industria para vender hasta altas horas, a franquear la puerta tan s¨®lo a grupos reducidos, normalmente, de tres en tres; el resto hacen cola en la calle. La imagen que se pod¨ªa contemplar en la madrugada del viernes, repetida a lo largo del a?o, era realmente curiosa: una larga fila de adolescentes espera la adquisici¨®n de su avituallamiento muy pr¨®ximos a tres polic¨ªas locales, que se afanan en evitar el paso de veh¨ªculos por una improvisada zona peatonal para las fiestas, pero que ignoran la extremada juventud de la fila.

A las tres de la madrugada la cola ya no existe, aunque Jovita contin¨²a con sus gafas en el interior del negocio, y a¨²n abre la puerta a quien no cogi¨® "el punto" por falta de previsi¨®n en la primera tanda de adquisiciones et¨ªlicas que, en este local, tienen el gran atractivo de sus bajos precios. Los envases que expidi¨® la vendedora aparecen horas despu¨¦s desperdigados por el suelo y muros del adarve de la muralla. Uno de los madrugadores que rebaja colesterol a base de paseos por la muralla cruza por la zona de restos y pregunta con iron¨ªa a su acompa?ante: "?Ser¨¢ Baco pariente de San Froil¨¢n?".