Un diario a la medida de los tiempos
Un equipo heterog¨¦neo de periodistas ha buscado la manera de modernizar el peri¨®dico sin que pierda su identidad
Hace nueve meses, el director del diario convoc¨® a un reducido pero muy heterog¨¦neo grupo de periodistas y le plante¨® una cuesti¨®n: "?C¨®mo ser¨ªa EL PA?S si naciera hoy?". Luego pidi¨® que la b¨²squeda de la respuesta se acometiera sin frenos ni complejos: "Todo est¨¢ encima de la mesa. Todo se puede discutir".
Tal vez la palabra v¨¦rtigo sea la que mejor defina las primeras sensaciones de aquel grupo. Porque no se trataba de redise?ar un peri¨®dico para sacarlo del arroyo, sino de meter el bistur¨ª al diario espa?ol de referencia y l¨ªder en ventas. El punto de partida fue un sondeo muy completo para preguntar a los lectores. Ellos dijeron: "S¨ª, est¨¢n ustedes bien, pero...". Hablaron de lo que m¨¢s les gusta y de lo que menos, de lo que les gustar¨ªa tener de m¨¢s y tambi¨¦n de lo que no est¨¢n dispuestos a perder.
Luego se encarg¨® a un equipo de dise?o escoc¨¦s que empezara a moldear el nuevo peri¨®dico. "Necesit¨¢bamos", explica Jos¨¦ Manuel Calvo, subdirector de EL PA?S, "que alguien de fuera viniese a romper sin contemplaciones nuestra satisfacci¨®n con nosotros mismos". Se iniciaba as¨ª un largo camino destinado a un objetivo muy claro: lograr un peri¨®dico como el de ahora, pero mejor; un diario EL PA?S nuevo, pero reconocible; un peri¨®dico que se sepa que es EL PA?S, pero que se vea que ha cambiado... Ah¨ª radicaba la principal dificultad: mantener el equilibrio, crecer y evolucionar, pero sin perder la huella gen¨¦tica. El proceso para llegar a buen puerto fue el t¨ªpico de ensayo y error. "El equipo escoc¨¦s mandaba propuestas que eran discutidas por la comisi¨®n de redactores, por el equipo de direcci¨®n, y as¨ª una y otra vez hasta que, ya en la recta final, el equipo de dise?o del peri¨®dico asume la direcci¨®n del redise?o. Por tanto, hay una influencia exterior muy necesaria, pero finalmente es el equipo de EL PA?S el que mastica esos cambios, los digiere, los traduce... Se encarga de que el peri¨®dico no pierda su ADN".
Durante meses, todos los viernes, el equipo nombrado por el director se re¨²ne para impulsar el proyecto. Jos¨¦ Manuel Calvo lleva la batuta: "El equipo ha estado formado por perfiles muy diferentes. Una s¨¦nior de la primera ¨¦poca del peri¨®dico como Soledad Gallego-D¨ªaz, un corresponsal que ha estado mucho tiempo fuera y que tambi¨¦n es escritor (Enric Gonz¨¢lez), un periodista de la ultim¨ªsima generaci¨®n (Pablo Guim¨®n), una persona que tiene un pie puesto en el mundo digital (Mario Tasc¨®n), el subdirector de la edici¨®n dominical (Jan Mart¨ªnez Ahrens)... La comisi¨®n se ha dedicado a poner el term¨®metro, a recoger opiniones, a elaborar unos documentos para alimentar a los dise?adores".
Y, sin embargo, durante todo ese tiempo, el equipo sabe que el redise?o del peri¨®dico no es lo m¨¢s importante, sino la excusa para cambiar la manera de trabajar, la manera de contar las historias. Lo cuenta Pablo Guim¨®n de manera muy gr¨¢fica: "No es lo mismo un peri¨®dico ahora que un peri¨®dico hace 30 a?os. Para exigirle a una persona que salga de casa, vaya a un quiosco, se desv¨ªe de su camino al trabajo, pague un euro... no le puedes ofrecer lo mismo que todo el d¨ªa anterior ha tenido en la radio, en el telediario, en las tres o cuatro p¨¢ginas web que ve en el trabajo, en el gratuito que le dan al salir del metro. Antes, t¨² comprabas EL PA?S y era tu forma de informarte, ahora eso ha cambiado: la gente va a comprar el peri¨®dico teniendo ya mucha informaci¨®n".
No es verdad que la gente no tenga tiempo para leer los peri¨®dicos. ?sta es una de las conclusiones a las que lleg¨® EL PA?S tras hablar con muchos de sus lectores. De lo que la gente no tiene tiempo es de leer cosas que ya sabe. "Y por eso", cuenta Jos¨¦ Manuel Calvo, "estamos cambiando la forma de contar las cosas. Los peri¨®dicos ahora tienen que tener reflexiones, an¨¢lisis, contextos distintos. Y hemos aprovechado ese cambio en la forma de contar las cosas para hacernos un traje a medida. El anterior estaba bien, pero se nos estaba quedando peque?o...".
El resultado, aqu¨ª mismo, el domingo que viene.
EL MONSTRUO
EN UN DESPACHO de la primera planta del peri¨®dico se ha venido gestando el monstruo. As¨ª se le llama, en el argot de las redacciones, al ensayo general. Un diario con las nuevas aportaciones, impreso en la rotativa, pero que nunca ve la luz. S¨®lo sirve de banco de pruebas, de constataci¨®n de los aciertos y tambi¨¦n de los errores. Desde que el proyecto se puso a andar, se han confeccionado cinco, y conforme el d¨ªa 21 se iba acercando, su aspecto se ajustaba. El viejo modelo y el nuevo, fundi¨¦ndose al fin.
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