Enviagrados
Naci¨® para ayudar a los afectados de disfunci¨®n er¨¦ctil y se ha convertido en moda para muchos. A sus casi diez a?os de vida, los efectos colaterales de las pastillas sexuales son ya asunto social: uso abusivo, disgustos de pareja y malestar por hacer del acto competici¨®n y negocio.
Lo dej¨® escrito con mucha intenci¨®n Leonardo da Vinci, prototipo de hombre renacentista: "El pene no obedece en absoluto las ¨®rdenes de su amo". As¨ª era hace cinco siglos y as¨ª sigui¨® siendo hasta el XX. Hay 150 millones de varones en el mundo a los que la sangre no les llega, o no lo bastante, y tienen alguna dificultad con su erecci¨®n. Lo aseguran farmac¨¦uticas, sociedades de urolog¨ªa, sex¨®logos y especialistas de la parte baja de nuestra anatom¨ªa. Pero desde hace casi una d¨¦cada, gracias al dios qu¨ªmico y a una sustancia llamada sildenafilo, un vasodilatador, la corriente fluye.
"Ha cambiado la vida a los enfermos de disfunci¨®n er¨¦ctil, ha conseguido que ellos se hagan chequeos como ellas en el ginec¨®logo". Javier Angulo, jefe de urolog¨ªa del hospital de Getafe
"Aconsejo usarla como proleg¨®menos, con esa media hora de juegos que, si se practicaran siempre, evitarian la medicaci¨®n", Jos¨¦ Luis S¨¢nchez de Cueto, Cebtro Andaluz de Sexolog¨ªa
"Yo recomiendo a muchas de mis parejas el pene sab¨¢tico durante una ¨¦poca: eso mejora enormemente la vida sexual", Santiago Frago, Instituto Amaltea de Sexolog¨ªa de Zaragoza
El deseo de un internauta en uno de esos foros para contarse la vida ¨ªntima que proliferan en la Red lo expresa bien: "Que la sangre llegue al r¨ªo y riegue los penes del mundo". El uso de Viagra, la pastilla azul cielo de los laboratorios Pfizer (y luego de sus competidores: Levitra ?valdenafilo, de Bayer, de color albaricoque y erecci¨®n m¨¢s potente? y Cialis ?tadalafilo, de Lilly, almendrada, la pastilla que riza el rizo, a la que llaman "del fin de semana" por su duraci¨®n m¨¢s prolongada?), ha revolucionado el encuentro sexual. Para bien o para mal. Al grito del anuncio "As¨ª cada d¨ªa" (y aqu¨ª hay que visualizar a una se?ora feliz abriendo su mano y mostrando la enorme distancia entre sus largos dedos) naci¨® una nueva era: la soluci¨®n a tantas noches de pesadilla masculina y femenina, para unos y unas; pero tambi¨¦n la vuelta de la obsesi¨®n por el falo y el temor a la medicalizaci¨®n de la sexualidad, para otros y otras.
"Estamos llegando a un punto tal de irrealidad en nuestra concepci¨®n de la relaci¨®n sexual, que ya s¨®lo falta que surja una pastilla para inducir qu¨ªmicamente el orgasmo a la mujer. O mejor todav¨ªa: bastar¨ªa con meterse los dos en el orgasmatr¨®n que ide¨® Woody Allen y salir absolutamente satisfechos tras una segura descarga el¨¦ctrica", opina un usuario en el foro sexualidad.wordpress.com.
Porque en su corta existencia, el objetivo de la Viagra y compa?¨ªa ha mutado: ya no toman esta medicaci¨®n s¨®lo aquellos para los que en principio fue creada, los que sufren afecciones org¨¢nicas o los achaques propios del desgaste de la edad, sino tambi¨¦n, y mucho, los sanos y aquellos que repentinamente creen haber enfermado (desde la irrupci¨®n se diagnostica m¨¢s disfunci¨®n er¨¦ctil que nunca). Diez millones de pastillas de las tres marcas citadas (1.731.755 cajas, y un mercado de 60 millones de euros) se vendieron en farmacias en Espa?a en 2006, seg¨²n la consultora IMS Health; el 50%, Viagra, de Pfizer.
"Muchos de los que hasta hoy consideraban su libido sencillamente normal y aceptable est¨¢n ahora descontentos de su vida sexual", dicen los investigadores brit¨¢nicos Graham Hart y Kate Wellings en su estudio sobre las conductas sexuales de nuestro tiempo, publicado en el British Medical Journal (www. bmj.com).
"Con alteraciones (vasculares, neurol¨®gicas, endocrinas u otras) o sin ellas? si nos obsesionamos por controlar el miembro, se convertir¨¢ en un rebelde de brazos ca¨ªdos", escribi¨® Manuel Lucas, de la Sociedad Espa?ola de Intervenci¨®n en Sexolog¨ªa, diferenciando entre pene ap¨¢tico y pene enfermo.
El consumo recreacional de la pastilla ha aumentado entre homo y heterosexuales, y la orientaci¨®n de las farmac¨¦uticas hacia el consumidor sano se aprecia cada vez m¨¢s en campa?as que muestran la amplitud de su mercado: "?Crees que eres demasiado joven para tener problemas de erecci¨®n?"?
"No creo que pueda causar adicci¨®n real, pero s¨ª psicol¨®gica, y me da mucha pena su uso irresponsable, porque adem¨¢s, este contexto social de uso indiscriminado y de moda est¨¢ perjudicando a los verdaderos enfermos: si a ellos no les funciona mientras los dem¨¢s a su alrededor presumen, el da?o en su autoestima es tremendo", dice Javier Angulo, jefe de urolog¨ªa del hospital de Getafe (Madrid).
Que la qu¨ªmica eche una mano en la sexualidad del com¨²n de los mortales, adem¨¢s de intensas carreras contrarreloj de los laboratorios por ir siempre m¨¢s all¨¢ y ser los primeros en un campo que es una verdadera mina y en el que basta con crear supuestos pacientes necesitados, ha provocado mucha literatura, mucho estudio experto y mucha pregunta de la gente de la calle: ?est¨¢, al fin, el miembro bajo control?, ?queremos que as¨ª sea?, ?ser¨¢ el acto sexual del futuro un encuentro o competici¨®n entre marcas de coches-pastilla superequipados al estilo f¨®rmula 1? Y m¨¢s: valga que se pueda mejorar la m¨¢quina de unos y otras para la ejecuci¨®n del acto, pero ?alguien sabe d¨®nde se esconde y c¨®mo controlar ese puntito m¨¢gico que te pone a cien y se llama deseo?
"Mi generaci¨®n, que no conoc¨ªa este remedio a la flojera del asta viril, apreciaba ese miembro juguet¨®n y travieso que, si bien algunas veces no era tan triunfante, no por esto se rend¨ªa. Por el contrario, nos permit¨ªa hablar de sexo, re¨ªrnos de estos peque?os avatares humanos, pues los hombres no ten¨ªan que ser distribuidores autom¨¢ticos de orgasmos", apunta la psic¨®loga y feminista francesa Florence Thomas, en una de sus reflexiones como coordinadora del grupo Mujer y Sociedad de la Universidad de Colombia.
"Los hombres confunden la sexualidad con lo que se ve en las pelis porno", se lee en el blog de Bernat Ded¨¦u, de la Cadena SER, sobre un art¨ªculo de The New York Times titulado "Espa?a dice adi¨®s a la siesta y hola a la Viagra".
"Quiz¨¢ funcione la Viagra, no digo que no, pero, y ah¨ª si que me la jugar¨ªa, lo que no ha creado a¨²n es ning¨²n actor porno nuevo", comenta por tel¨¦fono Max Cortes, uno de los grandes actores del gremio.
De que la sangre flu¨ªa gracias al sildenafilo se dio cuenta, en una versi¨®n de la historia, un m¨¦dico an¨®nimo mientras lo tomaba en el curso de las investigaciones para probar su uso como cardioprotector all¨¢ por 1992?; el sujeto llam¨® al laboratorio para comentar algunos "efectos adversos colaterales" nada desagradables? En otra versi¨®n habr¨ªa sido una enfermera la informadora: era entrar ella en la sala, y los individuos del estudio reaccionaban la mar de contentos. Sea como sea, en Pfizer, hoy la gran multinacional farmac¨¦utica, dieron un giro de 180 grados al uso previsto del f¨¢rmaco: lo redirigieron hacia la disfunci¨®n er¨¦ctil (DE). Bingo. ?Qui¨¦n no ha tenido alguna vez un problema, una molestia, algo de desgana en su cama?
Lo cuenta el ur¨®logo Javier Angulo, y a?ade que la pastilla ?que cuesta unos 10 euros la unidad? ha cambiado, sin duda, la vida a muchos enfermos de DE, sobre todo a aquellos con disfunci¨®n org¨¢nica y/o motivada por enfermedades como diabetes, lesiones medulares, c¨¢ncer de pr¨®stata?: "Es un f¨¢rmaco estrella a nivel medi¨¢tico, s¨ª; pero que en verdad ha permitido dejar a un lado procedimientos dolorosos e inc¨®modos como ciertas inyecciones y ha dado otras perspectivas a la especialidad: ha divulgado el conocimiento de la DE; ha generado chequeos y consultas; ha conseguido que ellos se hagan revisiones igual que las mujeres cuando van al ginec¨®logo?".
Un total de 27 millones de varones y sus parejas en todo el mundo, asegura la multinacional Pfizer, han encontrado soluci¨®n al problema gracias a su producto, "ayudando? a tomar conciencia de la importancia de la DE como enfermedad y fomentando el di¨¢logo entre hombres, sus parejas y los especialistas sobre un tema anta?o considerado tab¨²". Ahora, a tenor de las cifras, ya no lo es tanto: en 2006, la firma norteamericana ingres¨® 1.657 millones de d¨®lares (816 en el primer semestre de 2007) con la gragea. Seg¨²n dicen, m¨¢s del 50% de todos los varones de entre 40 y 70 a?os son susceptibles de padecer DE. En Espa?a ser¨ªan dos millones.
Para los/las que no sepan de sus efectos, baste una muestra de los m¨²ltiples testimonios (interesados, pues se trata de una farmacia en la Red que vende directamente) en www.magicbluepill.com.
"Y funciona para la masturbaci¨®n".
"Resulta estupendo levantarse otra vez empalmado".
"Soy un militar retirado y agradezco al Departamento de Defensa que subvencione Viagra".
"Todo lo que necesitaba es que me ayudara a decirme: 'T¨² puedes hacerlo".
"Tomarlo puede ser el mayor acto de generosidad hacia tu chica, pero aviso: nunca le digas que la tomas; el ego femenino puede ser tan fr¨¢gil como el nuestro".
"Incre¨ªble redescubrir la potencia de mi juventud".
Pero son muchos ya los que se cuestionan tanto bombeo y tanta euforia. Sex¨®logos, terapeutas, soci¨®logos, psic¨®logos, grupos de mujeres y hombres, feministas o no (ver www.fess.worldonline.es, hombresigualdad.com y ahige.org), se plantean las cuestiones de g¨¦nero tambi¨¦n en el terreno sexual y critican la intromisi¨®n de lo m¨¦dico y farmac¨¦utico en un campo tan fundamental de las relaciones humanas.
"En esta suerte de supermercado al estilo McSex del polvo r¨¢pido que va y va creciendo, ?d¨®nde queda el amor?".
La intromisi¨®n qu¨ªmica en las relaciones ocupa mucho y a muchos, entre ellos, de referencia, a la sex¨®loga de la Universidad de Nueva York Leonore Tiefer, que mantiene abierta una intensa campa?a contra tal pr¨¢ctica bajo el lema: "?Sexo para nuestro placer o para su beneficio?" (ver www.fsd-alert.org).
"Las presiones que el hombre se autoadministra a s¨ª mismo son tremendas. Al acto va como a un examen de selectividad sexual. A veces llegan a la cl¨ªnica y dicen: '?Como no vaya bien este s¨¢bado, lo pierdo todo!", cuenta Santiago Frago, del Instituto Amaltea de Sexolog¨ªa de Zaragoza.
'The Sunday Times' titul¨® "Viagra nation" un art¨ªculo sobre el consumo creciente de la pastilla por parte de hombres en perfecto estado de revista (y de mujeres, aunque no se le suponga efecto: Pfizer abandon¨® en 2004 las investigaciones en busca de la versi¨®n femenina del medicamento; otros inventos o intentos son en forma de antidepresivos, sprays nasales o parches de testosterona, ¨¦stos en comercializaci¨®n). "Fue lanzada hace una d¨¦cada como p¨ªldora del amor para los impotentes. Pero Viagra est¨¢ causando tanto dolor como placer", previene el texto brit¨¢nico.
Y cita como efectos sociales perversos la adicci¨®n, la enfermedad y el divorcio de parejas en las que a los problemas ya existentes se sumar¨ªa el que el hombre mute en ser insaciable y siempre dispuesto. "Tienes una erecci¨®n y est¨¢s desesperado por hacer algo cuanto antes con ella", les dice uno de sus entrevistados. Una lectora desde Londres, Zennia Esterson, les escribi¨® luego relatando su experiencia: "Algunos m¨¦dicos recetan Viagra como si fueran dulces. La que le prescribieron a mi esposo contra la impotencia acab¨® con 41 a?os de matrimonio. Mi m¨¦dico no se interes¨® por m¨ª, nunca fui consultada. Mi ex marido no me dio la opci¨®n de discutirlo, tuve que aceptar una situaci¨®n que se convirti¨® en acoso y abuso".
Una situaci¨®n que ya apuntaba el diario argentino Clar¨ªn en 2006 en su art¨ªculo "La p¨ªldora de la idea fija". All¨ª plantea el boom del consumo irresponsable con preocupaci¨®n y a?ade: "Para cerrar el c¨ªrculo, muchas mujeres sienten que el tiempo de las caricias pierde espacio frente a un producto qu¨ªmico". El uso de la pastilla, dicen los especialistas, al convertir el acto en algo m¨¢s mec¨¢nico, deja, sin querer, a la vista el esqueleto de las relaciones y todas sus lagunas: puesto que s¨®lo ayuda en el acoplamiento, no convierte a los amantes malos en buenos; todo lo contrario. Y evidencia el desconocimiento de ellos sobre la sexualidad de sus parejas (que la penetraci¨®n no lo es todo y no representa para las mujeres el mejor orgasmo) y podr¨ªa agotar a ¨¦stas y someterlas a un ritmo indeseado.
"Que a uno se le ponga dura no mejora de por s¨ª la vida sexual; les explicas esto y que no es llegar y ya; que la pastilla te da el empujoncito, que si usted se la toma delante de m¨ª, no le va a hacer nada, les digo", narra Angulo.
"La Viagra puede significar acercamiento para algunos, pero tambi¨¦n ser el fin del matrimonio. Un hombre de 50 a?os se puede convertir en uno de 25. Pero ?y si la esposa quiere seguir siendo mujer de 50??", afirm¨® el psicoterapeuta brit¨¢nico Phillip Hodson, quien junto a su esposa y colega Anne Hooper escribi¨® C¨®mo hacer bien el amor a una mujer (¨ªdem, a un hombre).
En un estudio del Journal Sexual Medicine, la mitad de los hombres prescritos con Viagra no regresan a por m¨¢s. ?Causa principal? La poca implicaci¨®n de las mujeres en su uso, dicen.
Tres lustros despu¨¦s de su descu-brimiento, la fama de la Viagra es tal que ha pasado a engrosar esa categor¨ªa de "h¨ªbridos que caracterizan nuestra ¨¦poca", tal como asegura el soci¨®logo Manuel Medina, y "embrollan constantemente las supuestas l¨ªneas de demarcaci¨®n n¨ªtidas entre ciencia, tecnolog¨ªa, pol¨ªtica, econom¨ªa, derecho?". As¨ª, la pastilla se coloca junto a los implantes electr¨®nicos, los microprocesadores, la clonaci¨®n animal, los transg¨¦nicos, los entornos de realidad virtual? Es uno de los productos m¨¢s pirateados del mundo, se habla constantemente de sus otros beneficios (eliminar¨ªa el jet lag y el mal de altura; sirve para reanimar prematuros, y gracias a ella se mantienen con vida en las UCI ni?os en espera de trasplante cardiaco) y se le descubren supuestos fallos (da?os oculares, reduce la capacidad olfativa?).
Su nombre ya se usa para todo, entre otras cosas para dotar de potencia a titulares, sean de finanzas ("Desde el a?o pasado, la econom¨ªa norteamericana sufre disfunci¨®n er¨¦ctil? y el Viagra es in¨²til", "Las especulaciones son Viagra para la cotizaci¨®n del Deutsche Bank") o de protestas antiglobalizaci¨®n: "Las organizaciones de mujeres de todo el mundo en la Cumbre del Milenio y ante la impotencia de los gobiernos, recomiendan viagra pol¨ªtica a los l¨ªderes?". Esto ¨²ltimo a pesar de que la pastilla es de por s¨ª uno de los mayores s¨ªmbolos globalizados. Se vende en 120 pa¨ªses, lo mismo a precio de oro en Arabia Saud¨ª (pa¨ªs muy consumidor; una pastilla puede alcanzar los 100 d¨®lares) que en los mercados de Bagdad o las farmacias de Reino Unido (sin receta), Los ?ngeles o Tokio. Igual de conocida es en Espa?a que en Venezuela o Argentina, donde tragan sin dudar al a?o 13 millones de esta p¨ªldora que, seg¨²n dicen all¨¢, tiene nombre castellano y apocopado, que viene a significar no la supuesta fusi¨®n oficial entre vigor y ni¨¢gara, sino "viejecitos agradecidos".
Muchos s¨ª lo est¨¢n. As¨ª lo asegura el sex¨®logo Santiago Frago (www.amaltea.org), que sobre ellos sabe bastante desde que abri¨® junto a Silberio S¨¢ez la primera Asesor¨ªa Sexol¨®gica para Mayores en Espa?a (en octubre de 2006) en dicha ciudad. Y no dan abasto. "El de mayores es un colectivo menos uniforme que el de los j¨®venes y no muestran tan abiertamente su vida ¨ªntima. Tienen cierto pudor, creen y sufren el hecho de que la sexualidad est¨¦ asociada a un cuerpo joven? Y no. Ellos demuestran cada d¨ªa que el deseo es lo que mejor se conserva. Poder ejecutarlo? ah¨ª es donde est¨¢ el problema y ah¨ª es donde este tipo de f¨¢rmacos facilita las cosas", dice desde su experiencia en una consulta donde la edad media es de 72 a?os: "Hasta viene un se?or de 92".
Acuden en busca de consejo, con la frase m¨¢s repetida: "Me cuesta o nos cuesta un poco". Y para muchos, asegura, las pastillas son una ayuda, aunque no todos pueden, porque est¨¢n tomando otra medicaci¨®n, y a los que s¨ª, el producto les parece muy caro: "Diez euros cada pastilla es demasiado", dicen. 'Total, tampoco hacemos tanto".
Tambi¨¦n en esta edad, unos buscan lo qu¨ªmico; otros, no.
La terapeuta Gina Odgen, autora de El coraz¨®n y el alma del sexo, expres¨® ante la Sociedad Americana de Gerontolog¨ªa el sentir de muchos. "De acuerdo con las autoridades m¨¦dicas y los medios, s¨®lo nos quedan dos opciones sexuales en la parte final de nuestra vida: o someternos a la intervenci¨®n farmacol¨®gica o descender al desolado ocaso sexual", asegur¨®. "Como ejemplo del estado de las cosas, valga una publicidad llegada a mi e-mail que proclama los beneficios de tal producto para mi vagina seca o mi pene alica¨ªdo: 'Para ellas: ?te temblar¨¢n las piernas, se mover¨¢ la tierra, ascender¨¢s al cielo, tendr¨¢s un orgasmo en tecnicolor!'. Para ellos: '?Te convertir¨¢s en una bomba de roca dura!'. ?Qu¨¦ es lo que est¨¢ desenfocado en esta imagen? El ¨¦nfasis en el resultado y la patolog¨ªa deja fuera lo m¨¢s importante de la relaci¨®n sexual, especialmente en nosotros, las personas m¨¢s maduras: no s¨®lo el placer del cuerpo, sino un amplio abanico de aspectos espirituales y emocionales que algunos sex¨®logos se?alan como cruciales para la satisfacci¨®n sexual: deseo, amor, complicidad, intimidad, autoestima, y las propiedades transformadoras del ¨¦xtasis sexual".
"El acercamiento al sex¨®logo de parejas con problemas o dificultades responde generalmente a un patr¨®n: ¨¦l viene solo primero; se le descubre o no el problema f¨ªsico; se le dice qu¨¦ medidas tomar, pero, claro, 'no s¨¦ c¨®mo es tu mujer', le comento, '?ella qu¨¦ piensa de tomar pastillas?'. A veces se le sugiere, es verdad, que las primeras veces no lo diga, porque si prueba y va bien, eso puede mejorar las expectativas; tienen la experiencia, funciona, se relajan, y luego se contin¨²a? Es complicada esa fase? porque si la pareja se entera, se puede plantear un grave problema de desconfianza?", cuenta Frago.
"Mi marido lo compra a escondidas? ?es que tiene otra mujer?", se pregunta Irmgard en el consultorio de Beatrice de Lycos.
Ellas lo cuentan luego en las consultas sexol¨®gicas. "No quiero que mi marido tome pastillas". Es la frase m¨¢s repetida por las mujeres m¨¢s j¨®venes que acuden a consulta, sigue Frago. "As¨ª como las de edad m¨¢s avanzada no ponen ning¨²n reparo al uso de medicaci¨®n, quiz¨¢ porque son conscientes del delicado estado de salud de sus maridos, las m¨¢s j¨®venes lo llevan bastante mal. Piensan que no son ellas el est¨ªmulo, que s¨®lo les pone la medicina, y pasa especialmente con la Viagra porque est¨¢ asociada a una imagen muy particular. Una mujer joven duda, y eso es un problema a?adido".
Lo ha vivido tambi¨¦n Angulo, incluso con conocidos: "Les explicas: 'Tu marido tiene un problema, no es que no le gustes o no te quiera, es que no puede, es que no le llega la sangre, por el colesterol, por no haberse cuidado? no te desplaza a ti por una pastilla, sino que ¨¦sta os ayuda a los dos".
Hay incluso casos en que la pastilla ha salido en despachos de abogados a la hora del divorcio, y hasta denuncias al distribuidor, tal y como informaba The Muslim News en Londres, con este titular: "Una mujer saud¨ª ha demandado al distribuidor de la droga antiimpotencia Viagra por haber despertado en su marido el deseo de casarse con una segunda mujer". El juez no castig¨® al vendedor, pero "hizo prometer al marido que no volver¨ªa a tomarla? salvo prescripci¨®n m¨¦dica", recoge la web islamicvoice.com. Algunos pa¨ªses isl¨¢micos con un alto consumo no son ajenos al nuevo fen¨®meno qu¨ªmico.
La revista de los Emiratos ?rabes Zahrat Al Khaleej titula en portada: "?Tu marido toma Viagra?". Y el endocrin¨®logo y profesor de la Universidad de Indiana Shahid Athar, autor de Islamic perspectives en sex education, comenta (ver www.islam-usa.com): "Veo varios problemas en su uso indiscriminado: aumenta la promiscuidad y la infidelidad? y ?qu¨¦ diferencia hay entre estimularse con marihuana, coca¨ªna o Viagra? Muchas mujeres se quejan tambi¨¦n de que son acosadas por sus maridos aun cuando no tengan ganas?".
El sexo, dice este musulm¨¢n, es expresi¨®n y extensi¨®n del amor, y en vez de intentar mejorar la potencia, los hombres deber¨ªan incrementar el amor por y para sus esposas. Y sigue: "El profeta Mahoma, que fue un adelantado a su tiempo, lo dijo: 'No ataques a tu mujer como una bestia salvaje, env¨ªale antes mensajes'. Y tambi¨¦n: 'Nunca la abandones antes de que quede satisfecha".
Consejos. Todos vienen bien. Los sex¨®logos andan locos por conseguir mejorar las relaciones, por neutralizar modas tan poderosas con terapias adecuadas que inciden una y otra vez en el mismo punto: que la sexualidad es distinta para unos y otras; que el pene erecto no ha de convertirse en la varita m¨¢gica; que hay vida mas all¨¢ del coito; que hay que enterrar ciertos mitos como el relativo a la vejez?
Para Jos¨¦ Luis S¨¢nchez de Cueto, del Centro Andaluz de Sexolog¨ªa, no se puede echar la culpa de la mecanizaci¨®n de los encuentros sexuales a la Viagra, "sino a la forma de relacionarse de las personas. Nosotros aconsejamos usarla con proleg¨®menos, con esa media hora de juegos, que si muchas parejas ya practicaran habitualmente, seguro no har¨ªa falta medicaci¨®n".
"Yo recomiendo a mis parejas el pene sab¨¢tico durante una ¨¦poca: eso mejora enormemente la vida sexual; dispersar hace el juego er¨®tico m¨¢s divertido", dice Frago, para quien las expectativas excesivamente exigentes del encuentro ¨ªntimo son muy altas hoy. "Convivir con esas dificultades es m¨¢s dif¨ªcil hoy que nunca". Los mensajes del cine, la publicidad y los medios sobre la excelencia son constantes: "La obligatoriedad de que todo vaya bien siempre genera muchos costes, y la capacidad de la gente de administrar dificultades en ese terreno es muy escasa".
Y cita como ejemplo que es natural que en los muy j¨®venes existan ciertas dificultades de erecci¨®n, y en ellas, cierto vaginismo y dolor. "Y son dificultades, problemas, no enfermedades. Como tampoco lo es no tener deseo. Y no se permite, no se acepta no tenerlo, y en ese terreno, las mujeres hacen lecturas equivocadas: 'No le pongo, no me quiere, no le gusto?'. Hay que luchar contra esto".
O como dec¨ªa Tiefer en un discurso, no olvidar que el orgasmo "est¨¢ ah¨ª para que sepas que el sexo ha acabado".
?M¨¢s educaci¨®n sexual para la ciudadan¨ªa y menos qu¨ªmica?
Pues s¨ª. Y mucho cuidado en confundir molestias con enfermedades. Sobre todo porque la industria, globalmente, "genera patolog¨ªas y da rasgos de enfermedad a aquello que no lo es", opina Angulo. Un libro entero sobre este tema escribi¨® el alem¨¢n J?rg Blech. Lo titul¨® Los inventores de enfermedades. C¨®mo nos convierten en pacientes (Destino). En ¨¦l dedica un cap¨ªtulo a la Viagra y relata las primeras incidencias hist¨®ricas de su consumo: "Desde su introducci¨®n en 1998 en Alemania, a por lo menos 30 consumidores se les qued¨® 'tiesa para siempre'. Por ahora se han lamentado m¨¢s de 600 defunciones en todo el mundo. La de Sani Abacha, antiguo dictador militar de Nigeria, fue especialmente terrible. Totalmente colocado de Viagra, el general de 54 a?os expir¨® el 8 de junio de 1998 a las cuatro de la ma?ana, en el cl¨ªmax de una org¨ªa con tres prostitutas indias".
En sus p¨¢ginas se ocupa de c¨®mo las farmac¨¦uticas no se cansan de presentar la impotencia como "una dolencia muy extendida y a la vez amenazadora", al igual que se empe?an en crear una nueva dolencia negocio: "la disfunci¨®n sexual femenina".
Este intento por convertir en en- fermedad la sexualidad femenina es el caballo de batalla de la sex¨®loga neoyorquina Leonore Tiefer. Ya lo escribi¨® en 1999 en Disfunci¨®n sexual femenina en alerta: un nuevo desorden inventado para las mujeres. "El prop¨®sito es establecer normas universales y declarar todas las variantes como trastornos y con necesidad de tratamiento". Entonces ya vaticinaba lo que vendr¨ªa: "Reuniones caras, libros y peri¨®dicos rubricados por laboratorios, descubrimiento de nuevos trastornos para ser tratados con drogas caras, periodistas m¨¦dicos alertando al p¨²blico sobre nuestros trastornos y su r¨¢pido apuro por curarlos, laboratorios patrocinando estudios epidemiol¨®gicos, creando e identificando nuevos mercados, urgencias gubernamentales y conferencias financiadas econ¨®micamente".
El m¨¦dico y profesor de la Universidad de California Michael Wilkes la usa como ejemplo de las enfermedades mercantilizadas. ?Cu¨¢ndo es una enfermedad realmente una enfermedad? ?sa es la cuesti¨®n. "Cuando la gente trabaja doce horas, no es raro que su cuerpo est¨¦ cansado. ?Es la fatiga entonces un estado fisiol¨®gico anormal que requiere tratamiento, o es una caracter¨ªstica propia del cuerpo humano?", se pregunta. Y cita otras: el s¨ªndrome premenstrual, la fobia social, la calvicie, la timidez?
La generaci¨®n del baby boom, asegura, tiene una enorme fe en la ciencia y la medicina, porque han asistido en directo a los grandes avances del siglo pasado, por eso "todo aquello que podr¨ªa ser anormal les pone muy nerviosos". Y buscan enseguida tratamiento. Gente sana que se siente o ve a s¨ª misma como enferma. Un fil¨®n.
Mientras, los factores fundamentales en los problemas sexuales de las mujeres (econ¨®micos, sociales, pol¨ªticos) "se ignorar¨¢n, negar¨¢n, evitar¨¢n y ser¨¢n considerados como no referentes a la sexualidad", auguraba Tiefer.
"Y yo dejo aqu¨ª una pregunta al aire: si dos mujeres lesbianas pueden tener orgasmos, ?hace falta que para la misma tarea el hombre deba tener aparato o tenga que tomar Viagra?", se pregunta b727 en la p¨¢gina www.foros.enplenitud.com en la discusi¨®n titulada La disfunci¨®n sexual? un invento.
Y si en estos casi diez a?os de vida, la Viagra ha sido considerada medicamento de la d¨¦cada por muchos, hay un gremio, la industria del porno, donde, dicen, ha aligerado mucho el trabajo actoral. "S¨ª, quiz¨¢ haya productores que alguna vez, por si alg¨²n chaval no va bien, la tengan en la rec¨¢mara? pero en el plat¨® nadie habla de lo que toma o no", cuenta Max Cortes, uno de los m¨¢s importantes actores porno. Y dice que s¨ª, que ¨¦l la ha probado, pero en casa, "para saber; por si acaso un d¨ªa me quedo sin recursos. Y lo ¨²nico que me dio fue dolor de cabeza".
Recuerda que una vez, un compa?ero nuevo e inseguro en el rodaje ingiri¨® cuatro comprimidos: "Y luego estaba como estoy yo aqu¨ª ahora en la calle hablando contigo: fr¨ªo". Para ¨¦l, lo que a¨²n no est¨¢ inventado es la pastillita que convierta un chihuahua en bulldog: "Como mucho, habr¨¢ alguna que te ayude a ser mejor chihuahua, lo dem¨¢s es ilusi¨®n". Y concluye: "Vivimos en la cultura de la pastillita: para adelgazar, para tranquilizarse, para dormir, para follar?".
"Zoloft o Prozac para la depresi¨®n, la melatonina para la juventud y el sue?o, Viagra para la impotencia, Serotax contra la timidez, Aurix contra la fobia social? La farmacia est¨¢ poblada de remedios y los laboratorios se han convertido en los grandes pacificadores sociales de nuestros d¨ªas gracias a la integraci¨®n del enfermo democr¨¢tico", escribi¨® el soci¨®logo Vicente Verd¨². Consumir o consumar la vida, he ah¨ª la cuesti¨®n.
"Antes de comprar Viagra, practiquen el sexo oral, es decir, hablen de sexo, y despu¨¦s dejen correr la imaginaci¨®n", sugiere la psic¨®loga Florence Thomas.
Y que fluya como un r¨ªo.
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