Amnesia en la Conferencia Episcopal
Recuerda la autora, ante la pr¨®xima beatificaci¨®n de m¨¢rtires de la II Rep¨²blica y la Guerra Civil, el papel que jug¨® la Iglesia
Seg¨²n informa la Conferencia Episcopal, el pr¨®ximo 28 de octubre los obispos espa?oles quieren llenar el Vaticano para reivindicar su especial¨ªsima y desconcertante visi¨®n de la Guerra Civil espa?ola, celebrando en la plaza de San Pedro de Roma la beatificaci¨®n de 498 m¨¢rtires espa?oles. Espa?a es cuna de m¨¢rtires por excelencia, seg¨²n la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica. Los obispos manifiestan que la mayor persecuci¨®n religiosa tuvo lugar en Espa?a durante los a?os de la Segunda Rep¨²blica Espa?ola (1931-1939). Ante tal demostraci¨®n amn¨¦sica ser¨¢ preciso recordar, aunque solo sea muy someramente, algunos datos hist¨®ricos que manifiestan claramente que la Iglesia, en aras de preservar la ortodoxia cat¨®lica, acab¨® con la convivencia pac¨ªfica de las tres religiones, cristiana, jud¨ªa y ¨¢rabe, florecientes durante la Edad Media, y que entre 1478 y 1834, per¨ªodo de vigencia del llamado Santo Oficio, la Inquisici¨®n contribuy¨® directamente a la ejecuci¨®n de mas de 5.000 personas acusadas de herej¨ªa, brujer¨ªa o dem¨¢s causas, la mayor parte de ellas falsas. Y el n¨²mero de procesados y torturados se elev¨® a m¨¢s de 150.000, seg¨²n consta en el Archivo Hist¨®rico Nacional.
Por otro lado, ante tal magno ejercicio de olvido, habr¨ªa que subrayar que la Iglesia oficial espa?ola de 1936 no tuvo ninguna duda en apoyar el golpe de estado fascista contra el orden constitucional leg¨ªtimo de la Rep¨²blica democr¨¢ticamente votado por todos los espa?oles. Y que muchos de esos sacerdotes que apoyaron lo que llamaban "la cruzada de Franco", dejaron una terrible huella en muchos pueblos navarros durante la guerra, actuando muy poco evang¨¦licamente en sus delaciones y comandando en muchos casos los propios pelotones de fusilamiento contra pobres inocentes arrancados de sus casas ante los ojos de sus aterrorizadas familias, para ser luego fusilados y arrojados como ganado a las simas de la sierra de Urbasa.
A los obispos espa?oles habr¨ªa que recordarles que el cumplimiento de los mandamientos es igual para todos, y que el "no matar¨¢s" tambi¨¦n incumb¨ªa a quienes, alardeando de luchar en defensa de la religi¨®n, permitieron muchos actos de barbarie que ellos mismos dec¨ªan rechazar. Habr¨¢ que refrescarles la memoria para decirles que muchos de los inocentes civiles asesinados gracias a las delaciones de la Iglesia, de aquella Iglesia al servicio de los militares golpistas de Franco, tambi¨¦n eran hijos de Dios, y que todos ellos fueron v¨ªctimas de la sinraz¨®n y la religi¨®n entendida, una vez, m¨¢s como espada purificadora.
En ambos bandos habit¨® la barbarie, en ambas partes se cometieron atrocidades, y el hombre dej¨® en entredicho como siempre, su cuestionada condici¨®n de homo sapiens. Ante todo ello cab¨ªa esperar de la Iglesia un poco m¨¢s de sensibilidad y rigor hist¨®rico. En cambio, los actuales obispos no tienen el menor reparo en mostrarnos una vez mas, con la pomposidad y espectacularidad teatral que les caracteriza, su interesada y maniquea visi¨®n de la Guerra Civil, presentando todav¨ªa hoy como cruzada de salvaci¨®n cat¨®lica aquel terrible golpe de estado fascista que desemboc¨® en la sangr¨ªa de la guerra y posterior dictadura.
Y es que la memoria hist¨®rica de aquel terrible episodio debiera conllevar para la Iglesia, como ejercicio evang¨¦lico imprescindible, la comprensi¨®n, sensibilidad y voluntad de colocarse en el lugar del otro, no perdiendo de vista el car¨¢cter necesariamente ¨¦tico en el relato de los hechos, a la luz del respeto a los derechos humanos y a la legalidad vigente en aquel entonces. Desde la aceptaci¨®n de las m¨²ltiples angulaciones de la realidad y, lo que es m¨¢s esencial, desde la aceptaci¨®n de la culpa del dolor infligido directa o indirectamente, desde la conciencia de la repercusi¨®n de esos errores visionarios pol¨ªticos o religiosos que a menudo llevan a los pueblos, al horror, la exclusi¨®n y el crimen.
Julia Otxoa es escritora.
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