Memoria al Pleno
La Comisi¨®n Constitucional del Congreso ha remitido al Pleno el texto de la Ley de Memoria Hist¨®rica, que la aprobar¨¢ en breve. De no haberse alcanzado ayer el acuerdo de los grupos, la norma no hubiera visto la luz durante esta legislatura. Los apoyos que el Gobierno fue tejiendo para que el borrador no se demorase en la Comisi¨®n fueron los previstos, pese a que CiU hab¨ªa expresado sus reservas durante los ¨²ltimos d¨ªas, y la ¨²nica sorpresa fuera de gui¨®n fue el apoyo del Partido Popular a algunos art¨ªculos. Al tratarse de una ley ordinaria, el procedimiento permit¨ªa la votaci¨®n punto por punto y, de este modo, el principal partido de la oposici¨®n opt¨® por sumar su voto a las disposiciones referidas a la mejora de las indemnizaciones ya existentes y a la despolitizaci¨®n del Valle de los Ca¨ªdos.
A pesar de este apoyo parcial, los representantes del Partido Popular persistieron en que la ley romp¨ªa uno de los acuerdos b¨¢sicos de la transici¨®n, un argumento que Mariano Rajoy repetir¨ªa en la sesi¨®n de control de la tarde, aunque aplic¨¢ndolo a la pr¨¢ctica totalidad de la pol¨ªtica del Gobierno. Si alguna cr¨ªtica cab¨ªa hacer a la Ley de Memoria Hist¨®rica es la que el propio presidente de la Comisi¨®n Constitucional, Alfonso Guerra, calificaba de razonable: los objetivos pod¨ªan alcanzarse sin necesidad de recurrir a una ley. Pero de ah¨ª a considerar que esta iniciativa pone fin al consenso de la transici¨®n media tan amplio trecho que, en el fondo, m¨¢s parece una excusa para justificar otras rupturas en las que s¨ª est¨¢ incurriendo el PP, como es el intento de monopolizar los s¨ªmbolos constitucionales o de reclamar el monopolio en la defensa de las instituciones.
Con independencia de su posici¨®n sobre la ley, el PP no contribuye a la serenidad del debate pol¨ªtico cuando no desautoriza las declaraciones de alguno de sus m¨¢s destacados dirigentes, como Mayor Oreja, que se refiri¨® al franquismo en unos t¨¦rminos en los que la banalizaci¨®n de la dictadura parec¨ªa rozar su justificaci¨®n. No tiene sentido que los partidos sigan enzarzados en la met¨¢fora de si la Ley de Memoria Hist¨®rica cierra o reabre las heridas del pasado. El pasado es pasado, y lo ¨²nico que lo trae conflictivamente hasta el presente es la falta de sensibilidad pol¨ªtica a la hora de hacer algunas declaraciones.
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