"En el fondo, los miembros de ETA son revolucionarios"
Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n (Hernani, 1928), obispo em¨¦rito de San Sebasti¨¢n, es personaje clave en la convulsa historia reciente del Pa¨ªs Vasco, que repasa en el libro Un obispo vasco ante ETA. Lejos de la autocr¨ªtica, se reafirma en las claves ideol¨®gicas de su actuaci¨®n.
Pregunta. ?Qu¨¦ le ha movido a escribir este libro?
Respuesta. Vi en la propuesta de escribirlo la oportunidad de reencontrarme con el esp¨ªritu que me llev¨® a actuar como lo hice y tambi¨¦n la posibilidad de dar a conocer mi verdad.
P. ?Hasta qu¨¦ punto la presencia de la Iglesia en el nacionalismo, y en el origen mismo de ETA, permite explicar la actuaci¨®n del clero vasco en estas ¨²ltimas d¨¦cadas?
R. Conviene aclarar que lo que el clero vasco ha apoyado es, fundamentalmente, un nacionalismo sociocultural. M¨¢s que declaraciones de nacionalismo pol¨ªtico, lo que se produce a finales del franquismo son denuncias de la iglesia vasca por la falta de libertades y derechos ciudadanos.
"La Iglesia debe denunciar los abusos, las torturas, la dispersi¨®n"
"Lo fundamental para ETA es educar a la sociedad en el conflicto"
"?Al morir Franco desaparecieron todas las injusticias del poder?"
"Yo no quiero para Euskadi la unicidad de la nacionalidad espa?ola"
"Estamos a favor de los derechos, incluso del mundo de los verdugos"
"Si el perd¨®n exige la aplicaci¨®n de una justicia vindicativa, no hay perd¨®n"
P. Escribe usted que entre la Iglesia vasca y ETA hay una interrelaci¨®n que no puede ignorarse, como dos poderes influyentes que se observan.
R. Lo que digo es que la Iglesia no puede ignorar la existencia de ETA y que ante la existencia de ETA la Iglesia tiene que tomar postura. Hablar de poderes no me parece procedente.
P. Dos poderes o dos polos de influencia no exactamente antag¨®nicos porque ETA nunca ha matado a un sacerdote.
R. Pero ha habido curas que han tenido que emigrar.
P. Tambi¨¦n curas dentro de ETA o en sus aleda?os.
R. No conozco ning¨²n caso de sacerdotes que continuaran si¨¦ndolo despu¨¦s de ingresar en ETA.
P. ?Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n ha sido un obispo nacionalista o un nacionalista obispo?
R. Puede ser otra cosa que no quepa encuadrar en ninguna de esas ubicaciones. No me corresponde a m¨ª decidir si mi actuaci¨®n es la de un nacionalista.
P. Mucha gente as¨ª lo cree.
R. Yo soy lo que soy, no lo que la gente dice de m¨ª.
P. Prefiere no aclararlo.
R. Lo que puedo decir es que los no nacionalistas me consideran nacionalista y los nacionalistas de verdad tiene dudas al respecto. Me quedo conmigo mismo.
P. ETA nace de un nacionalismo confesional acreditado expl¨ªcitamente en el lema del PNV: "Dios y leyes viejas".
R. Nace en un nacionalismo confesional, pero no nace de un nacionalismo confesional. No puede decirse que proceda de la iglesia. El grupo juvenil que funda ETA rompe con el nacionalismo confesional y marca su propia evoluci¨®n.
P. M¨¢s tarde, los seminarios se vac¨ªan y buena parte de los seminaristas y del clero pasan a la pol¨ªtica, no pocos a la propia ETA. ?Hay quien sustituye la religi¨®n por el ideal de una naci¨®n sacralizada, convertida en el nuevo objeto de culto?
R. Personalmente, creo que no. El fen¨®meno de la revoluci¨®n juvenil no es propio del Pa¨ªs Vasco, tal y como pone de manifiesto la revoluci¨®n de mayo de 1968, en Francia.
P. Pero el vaciamiento de los seminarios vascos se produce a?os antes y la expresi¨®n pol¨ªtica de ese movimiento es nacionalista, bien distinta a la del mayo franc¨¦s.
R. Yo creo que tiene manifestaciones distintas, por las especiales circunstancias del pueblo vasco en la dictadura, pero que se trata del mismo fen¨®meno.
P. ?D¨®nde hunde sus ra¨ªces la ideolog¨ªa que sustenta la pr¨¢ctica del asesinato pol¨ªtico?
R. Creo que responde a la dial¨¦ctica marxista del materialismo hist¨®rico. Utilizan permanentemente el conflicto para ahondar las crisis con vistas a un conflicto superior que, a su vez, les prepara para nuevos escenarios. La autodeterminaci¨®n y la territorialidad son objetivos ¨²nicamente estrat¨¦gicos porque, en el fondo, son revolucionarios. Para ellos, lo fundamental es avanzar educando a la sociedad en el conflicto.
P. ?El nacionalismo confesional, la sacralizaci¨®n de la naci¨®n, no tiene nada que ver en la conformaci¨®n de ETA?
R. Desde luego, no el nacionalismo socio cultural que ha apoyado la Iglesia vasca. El hijo que mata al padre no pretende reproducir la figura del padre.
P. Me pregunto por qu¨¦, a la hora titular su libro, elige la preposici¨®n "ante" (ETA) y no "frente" o "contra" (ETA).
R. Sencillamente, porque yo no vine en 1972 al obispado de San Sebasti¨¢n para ser un obispo contra ETA. Vine sabiendo que ETA estaba aqu¨ª y que ten¨ªa que situarme ante ETA.
P. Usted explica su actitud ante la violencia invocando el mandado evang¨¦lico que obliga a amar a los enemigos. ?Ese mandato le ha impedido adoptar una actitud m¨¢s activa contra el terrorismo? El gran reproche que se le ha hecho a la Iglesia vasca es que no ha pasado de los sermones y cartas pastorales.
R. ?Y qu¨¦ es lo que yo deber¨ªa haber hecho y no hice?
P. Las v¨ªctimas de ETA le acusan de haberse comportado con frialdad ante ellas; dicen haberse sentido desamparadas en la iglesia vasca. Y, por ejemplo, le reprochan que cediera los locales de la Iglesia a grupos como las Gestoras pro Amnist¨ªa para que protagonizaran sus encerronas y actos propagand¨ªsticos.
R. Vayamos por partes. Durante el franquismo, todo el mundo se aprovech¨® de la tolerancia de la Iglesia a la hora de respetar los derechos de asociaci¨®n.
P. ?Las cosas no cambian con la llegada de la democracia?
R. ?Y al desaparecer Franco desaparecieron todas las conductas injustas procedentes del poder pol¨ªtico?
P. Ninguna democracia es perfecta, pero no creo que pueda ser equiparable.
R. La Iglesia debe intervenir ante una actuaci¨®n injusta.
P. ?A favor de los verdugos, precisamente?
R. A favor de los derechos fundamentales, incluso del mundo de los verdugos.
P. ?Ese mundo es v¨ªctima de los abusos del poder?
R. El hecho de que la Iglesia salga en defensa de los derechos fundamentales de los presos no significa que defienda a las Gestoras pro Amnist¨ªa. La iglesia debe denunciar los abusos, las torturas, la dispersi¨®n carcelaria...
P. Pero, establecido que nunca se debe bajar la guardia ante la tortura, a veces parece que la Iglesia vasca otorga mayor credibilidad al discurso interesado del mundo de la violencia que a los tribunales. Las v¨ªctimas creen que la Iglesia vasca aplica su misericordia m¨¢s a los presos de ETA que al conjunto de la poblaci¨®n reclusa.
R. Basta con ver mi pastoral El preso, una persona humana, para comprobar que se trata de una acusaci¨®n injusta. He sido objeto de una campa?a de difamaci¨®n. Siempre he sostenido que las v¨ªctimas no deb¨ªan ser utilizadas pol¨ªticamente.
P. ?Las cree manipuladas?
R. S¨ª, pero, afortunadamente, el juicio que llegue a hacerse sobre mi persona, no lo har¨¢n las v¨ªctimas. Afortunadamente. ?Han dicho tantas cosas de m¨ª! Nunca me he negado a recibirlas y no s¨¦ a qu¨¦ responde esa acusaci¨®n de frialdad que me atribuyen. Quiz¨¢s no han encontrado en m¨ª la colaboraci¨®n que pretend¨ªan para ponerla al servicio de los objetivos que buscaban.
P. ?No cree que si la Iglesia vasca hubiera estado con las v¨ªctimas no habr¨ªan vertido cr¨ªticas tan ¨¢cidas sobre usted?
R. Tambi¨¦n el PP acusa al PSOE de hacer el juego a ETA. Contra m¨ª han dicho de todo, pero no deja de sorprenderme que un antiguo ministro me llamara "inmoral".
P. En su libro, donde no practica la autocr¨ªtica, tampoco se aborda el hecho de que los pol¨ªticos no nacionalistas est¨¦n perseguidos, amenazados de muerte.
R. Lo fundamental que hay que achacarle a ETA es el atentado a los derechos fundamentales, el derecho a la vida. Pocos han deslegitimado tanto la acci¨®n de ETA como yo.
P. Dice que la violencia no invalida la justicia y la ¨¦tica de los objetivos pol¨ªticos de ETA.
R. Me refiero a los objetivos de autodeterminaci¨®n y territorialidad. Detr¨¢s de la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco hay una injusticia que no denuncia ¨²nicamente ETA. Los derechos hist¨®ricos vascos fueron violentados mediante la acci¨®n de una violencia que se ha convertido en Derecho. Y lo que quiero saber es si esos derechos existen o no y si han sido incorporados debidamente a la Constituci¨®n.
P. Con esta interpretaci¨®n, no s¨¦ por qu¨¦ no admite su condici¨®n de nacionalista.
R. No soy tan f¨¢cil de condescender. Si digo lo que digo es porque estoy convencido de que es verdad.
P. Usted divide a la poblaci¨®n vasca entre espa?olistas, por un lado, y vasquistas y nacionalistas, por otro. ?No est¨¢ caricaturizando una realidad compleja?
R. ?Y qu¨¦ otros vascos va a haber?
P. ?No se puede ser vasco y espa?ol sin ser espa?olista, vasco sin ser nacionalista?
R. Los espa?olistas son los que no reconocen a la naci¨®n vasca. La soluci¨®n debe venir por el reconocimiento de los derechos fundamentales de unos y otros. Defiendo una pluralidad nacional vasca para que se pueda convivir en paz. Yo no quiero para Euskadi la unicidad del modelo soberanista de la llamada nacionalidad espa?ola. ?Espa?a es una naci¨®n? Se afirma la unidad espa?ola y a partir de esa unidad se legitima una soberan¨ªa, que se impone por objetivo defender la unidad espa?ola. ?Qui¨¦n se traga eso? En todo caso, el derecho a la autodeterminaci¨®n que reivindico no es necesariamente el derecho a la secesi¨®n.
P. En su libro habla todo el tiempo del Pueblo Vasco. ?No refleja una visi¨®n esencialista y religiosa, en oposici¨®n al concepto de ciudadan¨ªa en una sociedad democr¨¢tica, laica?
R. Para m¨ª, vasco es el que pertenece al Pueblo Vasco, pero en Euskadi tenemos un problema de terminolog¨ªa.
P. ?La confusi¨®n no viene de mezclar religi¨®n y pol¨ªtica?
R. No y s¨ª. Me meto en pol¨ªtica cuando creo observar una injusticia pol¨ªtica, pero no significa que opte por un partido determinado o que busque intervenir en la pol¨ªtica todo el rato.
P. De otro modo, deber¨ªa presentarse a las elecciones.
R. (Risas).
P. Escribe que dif¨ªcilmente se puede amar a las personas sin amarlas en lo colectivo. Dice que el amor pol¨ªtico es el amor al pueblo al que pertenecemos. ?Qui¨¦n impone esa obligaci¨®n de amar a tu pueblo y por qu¨¦ usa tanto la palabra pertenencia? Las palabras no son inocentes en Euskadi.
R. No se puede amar a las personas si no se reconoce y ama al colectivo al que pertenecen. Cada persona es libre de optar por el colectivo nacional al que quiera pertenecer. Y ese respeto al derecho de pertenecer a un colectivo es lo que yo entiendo por un amor pol¨ªtico. Para m¨ª, ese respeto es una exigencia del amor.
P. Afirma que las v¨ªctimas pueden ofrecer su perd¨®n a los asesinos, aun en el caso de que ¨¦stos lo rechacen. Dice que es una manera de iluminar el problema desde la fe cristiana. ?Llegado el caso, esa f¨®rmula facilitar¨ªa la excarcelaci¨®n de los presos de ETA?
R. ?sa es otra cuesti¨®n. La dimensi¨®n del perd¨®n tiene que ser fundamentalmente personal. Si el perd¨®n exige previamente la aplicaci¨®n de una justicia vindicativa y se queda ah¨ª, no hay perd¨®n porque responde al ¨¢nimo de venganza, al menos en el orden puramente jur¨ªdico. La aut¨¦ntica idea de perd¨®n es trascendente y va mucho m¨¢s all¨¢ del ordenamiento jur¨ªdico.
P. Para muchas v¨ªctimas es todo un ejercicio de hero¨ªsmo.
R. En ocasiones, la fe exige comportamientos heroicos.
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