"Espero que me dejen trabajar en paz"
El Ayuntamiento franc¨¦s pretende recurrir adem¨¢s a la justicia europeaRuth Alonso, la juez de vigilancia que se enfrent¨® al PP, regresa a las c¨¢rceles vascas
La magistrada Ruth Alonso ha vuelto al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria vasco. Y se ha puesto las botas desde el primer d¨ªa. El pasado 28 de septiembre, tom¨® posesi¨®n de su cargo. El lunes siguiente ya estaba entrevist¨¢ndose con familiares de presos. Consciente de que la pol¨¦mica le ha perseguido toda su carrera, ha vuelto al lugar donde m¨¢s a gusto est¨¢, tras pasar por la Audiencia vizca¨ªna. "Este es un destino duro, pero me permite ganar tiempo para estar con mi familia", explica a EL PA?S.
En la semana del Camino de Santiago que desde hace seis a?os organiza Pastoral Penitenciaria en estrecha colaboraci¨®n con la prisi¨®n de Nanclares de Oca ha querido escapar de los focos. Sabedora de su tir¨®n medi¨¢tico, ha preferido dar la palabra a los reclusos, que el pasado jueves le esperaban como si se tratase de la mism¨ªsima libertad condicional en persona.
"Los aviones pasan a 100 metros de las casas. Tiemblan las ventanas"
Su pie derecho no estaba en condiciones para hacer este a?o el camino con los 12 presos seleccionados. Pese a todo, tras una comida op¨ªpara con el director de la c¨¢rcel de Logro?o, viejo amigo de cuando dirig¨ªa la prisi¨®n guipuzcoana de Martutene, se acerc¨® a Navarrete (La Rioja) a compartir la jornada con ellos. Visita a la alfarer¨ªa incluida.
- "?Y Ruth, cuando viene?" El interrogado a las puertas del albergue de peregrinos es Txarly, el capell¨¢n de la prisi¨®n de Nanclares. Apura una cerveza y pide paciencia. Junto a Pablo y Eva, entonces en la junta de tratamiento, ha sido el alma de este soplo de libertad.
La leyenda de "juez cercana, que escucha" precede a Ruth Alonso en su encuentro con estos peregrinos a tiempo parcial.
-"?C¨®mo me alegro de que haya vuelto. Yo ya no dependo de su pluma, pero la cercan¨ªa es su estilo. Te escucha, y si no te va a conceder el permiso, te lo va a decir en ese momento. No te va a dar falsas expectativas", comenta un preso cuya inesperada presencia ser¨¢ toda una sorpresa para Ruth.
Ayer s¨¢bado, todos ellos volvieron a la c¨¢rcel tras dejar a sus espaldas seis etapas del camino entre Lorca (Navarra) y Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). Kil¨®metros y kil¨®metros de libertad con may¨²sculas. "S¨®lo faltaba. No van a ir con grilletes", contesta Txarly ante la duda de si existe alg¨²n ret¨¦n policial de vigilancia.
Luis Gomes, portugu¨¦s, futbolero y seguidor de la Real Sociedad; Jaime Sa, angole?o de 40 a?os; Antonio Aleluya N¨²?ez, 32 a?os, con una diplomatura de ingeniero agr¨®nomo expedida en Cuba. Todos ellos, m¨¢s negros que el carb¨®n, han impuesto al grupo un ritmo endiablado. Sin embargo, sobran dedos de una mano para contar las ampollas. "No he tenido mucho trabajo, la verdad,", comenta el enfermero de la prisi¨®n que les acompa?a.
Alonso ha puesto sordina a su regreso. Quiere trabajar sin presiones. "Ahora espero que me dejen trabajar en paz", dec¨ªa la noche del pasado jueves, poco antes de que la comitiva de presos se dirigiese al albergue de Navarrete a dormir. No da nombres ni siglas, pero est¨¢ claro que habla del PP y los sectores de la derecha m¨¢s reaccionaria que le pusieron en la picota en 2002 por excarcelar a etarrasEl malestar entre los ciudadanos, sobre todo en el lado franc¨¦s, resulta creciente. Los vecinos de Hendaya son quienes m¨¢s acusan la actividad del aer¨®dromo guipuzcoano. La presi¨®n que ejercen ha llevado al consistorio fronterizo a emprender acciones directas para impedir la ampliaci¨®n y, sobre todo, para que se respete el convenio firmado entre Espa?a y Francia en 1992, que estipula un m¨¢ximo de 24 operaciones al d¨ªa.
El alcalde henday¨¦s, el socialista Kote Ecenarro, sostiene que el acuerdo intergubernamental est¨¢ siendo "incumplido sistem¨¢ticamente", puesto que "todos los d¨ªas operan 18 aviones" que suponen 36 movimientos en total. Pese a que la tecnolog¨ªa aeron¨¢utica ha permitido reducir el nivel de ruido de los aparatos, Ecenarro considera que el impacto que producen las operaciones de aterrizaje y despegue en el espacio a¨¦reo del pa¨ªs vecino es "insoportable", dada "la cercan¨ªa con que pasan los aviones por la playa y por encima de las viviendas".
"Los aviones pasan a unos 100 metros de las casas. A veces, tiemblan las ventanas", asegura un vecino de Hendaya. El Ayuntamiento ha contratado los servicios de la abogada parisina Corinne Lepage, ex ministra francesa de Medio Ambiente, para recurrir ante la justicia europea la posible violaci¨®n de los acuerdos internacionales de 1992.
Al mismo tiempo, Hendaya ha encargado a la firma francesa Acnusa la elaboraci¨®n de un estudio sobre el nivel de decibelios que producen los aviones en la bah¨ªa de Txingudi, un espacio protegido, y en el casco urbano de la mencionada poblaci¨®n. Acnusa tambi¨¦n analizar¨¢ muestras de las emisiones depositadas por los aviones en los tejados y en los barcos fondeados cerca de la playa por si pudieran producir efectos nocivos en la poblaci¨®n.
Mientras, las instituciones vascas tratan de convencer a Fomento de la necesidad de ampliar 300 metros la pista, porque dejarla en sus dimensiones actuales supondr¨ªa limitar de forma notable la operatividad del aeropuerto. Hondarribia alcanz¨® el a?o pasado una cifra r¨¦cord de 368.009 viajeros, un 19,2% m¨¢s que el a?o anterior. Hasta el pasado mes de septiembre fue utilizado por 349.703 pasajeros. Los grupos nacionalista y socialista en el Congreso tratan en estos momentos de llegar a un acuerdo para modificar el Plan Director de AENA, que deja la pista en 1.754 metros, incluidos los 300 metros de las franjas de seguridad.
Un reencuentro inesperado
"Me diste mi primer permiso de dos d¨ªas. El siguiente fue para poder venir al Camino de Santiago y poco despu¨¦s firmaste otro de seis d¨ªas. Lo veo como si fuera ayer". Empieza a caer la noche en Navarrete (La Rioja) y la juez Ruth Alonso se hunde en su abrigo de piel negro para protegerse del fr¨ªo. Escucha al preso y pone cara de circunstancias. No recuerda su historial con tal precisi¨®n. Son los reencuentros inesperados.
Quien le habla es Jos¨¦ Carlos J., condenado a 23 a?os por un jurado de Vitoria por el asesinato del anticuario ?ngel Quintana, de 71 a?os, ocurrido en enero de 1998. Este crimen y otros homicidios cercanos en el tiempo conmocionaron a la sociedad vitoriana. En este particular Camino de Santiago, todos los historiales, todas las sentencias se ven de otra manera, sobre todo cuando uno cruza los ojos con los penados.
El responsable de la muerte del anticuario siempre ha negado ser el asesino. Es una persona diminuta, con grandes ojos llenos de vida. Ha vuelto al camino, es un peregrino reincidente. Ya lleva cuatro. Le falta poco m¨¢s de un a?o para lograr la libertad condicional y est¨¢ incluido en el "art¨ªculo de la pulsera", el 86.4, que permite cumplir la pena en el exterior con control telem¨¢tico. "Algunos se van a Benidorm. Yo vengo aqu¨ª por placer, me relaja", confiesa a sus 45 a?os. Alonso, casi disculp¨¢ndose, admite que no ha podido hacer el camino con ellos. "Tengo el pie derecho fatal; el a?o que viene prometo que lo har¨¦", explica.
El asesino del anticuario paso ocho a?os en Nanclares. Su comportamiento fue "ejemplar", recuerda un miembro de la Junta de Tratamiento que comparte kil¨®metros con los 12 reclusos. Ahora, fuera ya de Euskadi, espera tener cuanto antes la pulsera. En el bar cercano al albergue de peregrinos de Navarrete, la juez se extra?a de que a¨²n no la lleve: "En Madrid me ense?aron en mayo a ponerlas. Es muy f¨¢cil". Problemas burocr¨¢ticos.
Sus manos destrozaron el cr¨¢neo de Quintana. Ahora se dedican a la electricidad. No sue?a con que el Supremo anule la pena. Sus abogados presentaron tarde el recurso. S¨®lo quiere rehacer su vida, compaginar su actividad de chispas con las antig¨¹edades, pasi¨®n que le ha salido muy cara.
ENVUELTA EN LA POL?MICA
- Excarcelaciones.
La juez Ruth Alonso se vio envuelta en 2002 en una dura pol¨¦mica con el Gobierno del PP tras respaldar la excarcelaci¨®n de presos de ETA con condenas por delitos de sangre como Ram¨®n Gil Ostoaga (2002). Antes hab¨ªa hecho lo propio con Jos¨¦ Miguel Latasa (1995) o etarras alejados de la banda como Isidro Etxabe y Jon Urrutia (1994).
- Objetivo desde 1994. ETA la fij¨® en su mira por ser "pieza importante en la llamada pol¨ªtica de reinserci¨®n del Gobierno".
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