Salud p¨²blica
La situaci¨®n de la sanidad andaluza es buena aunque estemos en el puesto n¨²mero 11 de entre las comunidades aut¨®nomas, hasta el punto que ni el Partido Popular es capaz de darle un suspenso. Tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, con muchos problemas, como todo servicio p¨²blico de prestaci¨®n directa. Ya no hay colectas para mandar a alg¨²n ni?o con una enfermedad extra?a a Houston. Eso pas¨® a la historia. Incluso uno de los problemas que tenemos es el llamado "turismo sanitario": gente que viene a Andaluc¨ªa a ser tratados en nuestros hospitales.
O el aumento de residentes extranjeros que ha supuesto un exceso en los gastos del sistema. No es que vayamos a morir de ¨¦xito, si me perdonan el juego de palabras, pero es cierto que el sistema, en su conjunto, funciona. Atiende a toda la poblaci¨®n y el 100% de las necesidades. Puede que algunos profesionales no se sientan bien tratados, o que los usuarios puedan sentir que algo tan grande es poco humano. La ¨²ltima gran reforma de la atenci¨®n primaria y la creaci¨®n de una red ¨²nica e integrada fueron cambios radicales con respecto a lo que hab¨ªa. A¨²n as¨ª, las urgencias siguen siendo el lunar del sistema.
No basta con importantes hospitales. O el sistema se humaniza o se deteriora
Muchos m¨¦dicos con 65 a?os est¨¢n en el mejor momento de su carrera
Otro aspecto controvertido es la ausencia de m¨¦dicos para satisfacer las necesidades del sistema sanitario. No s¨¦ si fue una mala planificaci¨®n del Partido Popular, como dijo el ministro Bernat Soria, o es que el mecanismo de acceso a las facultades ha dado como resultado que haya titulados en paro en muchas especialidades y falten m¨¦dicos.
Resulta chocante que sea necesario traer cientos de m¨¦dicos de la Europa del Este y muchos de los nuestros se vayan a Inglaterra. En un mercado libre la gente va a trabajar donde encuentra un puesto que le satisfaga, pero la situaci¨®n resulta extra?a en una actividad donde la comunicaci¨®n entre el paciente y el facultativo es tan importante. No s¨¦ qui¨¦n tendr¨¢ la culpa, pero es un problema y es necesario resolverlo con la mayor celeridad. Si hay que cambiar los mecanismos de acceso a las facultades de Medicina o ampliar las plazas de ¨¦stas, h¨¢gase ya, que para dentro de unos a?os la situaci¨®n puede ir a peor. Es complicado que un paciente se sienta bien atendido por un m¨¦dico que habla mal su idioma, sobre todo cuando en muchas ocasiones es la descripci¨®n de los s¨ªntomas lo que sirven para detectar enfermedades o hacer un buen diagn¨®stico.
El panorama se complica por la err¨®nea pol¨ªtica de jubilaciones. Yo no s¨¦ si el culpable es una ley general aprobada para toda Espa?a en la ¨¦poca del Partido Popular, como ha dicho la consejera Mar¨ªa Jes¨²s Montero. El hecho cierto es que muchos facultativos tienen que dejar su trabajo en la sanidad p¨²blica cuando est¨¢n en el pleno ejercicio de sus capacidades. No digo un especialista en microcirug¨ªa pero creo que muchos m¨¦dicos con 65 a?os est¨¢n en el mejor momento de su carrera, despu¨¦s de a?os de pr¨¢ctica y aprendizaje. Tirar por la borda ese conocimiento es un lujo que el sistema no se puede permitir. Para mayor paradoja se expulsa de la pr¨¢ctica m¨¦dica a quienes se dedicaban en exclusiva al sistema sanitario p¨²blico. Los que ten¨ªan consultas privadas o jornadas parciales en hospitales privados, podr¨¢n seguir ejerciendo. Los que hab¨ªan decidido dedicar su tiempo en exclusiva a la sanidad p¨²blica, se van de la medicina sin m¨¢s. No s¨®lo es injusto, sino que es un despilfarro de talento y sabidur¨ªa que el sistema no se puede permitir. M¨¢xime cuando quienes van a sustituir a estos que se jubilan pueden ser j¨®venes de otros pa¨ªses. Es un contrasentido, una locura que ning¨²n sistema privado permitir¨ªa.
Se arbitr¨® un mecanismo para utilizar los conocimientos de los m¨¦dicos jubilados, la figura del em¨¦rito. Parte de un error de origen, al basar su existencia en una jubilaci¨®n temprana y que el m¨¦dico lo solicite. En estos a?os se han presentado 30 solicitudes y se han aprobado cuatro. Es evidente que el mecanismo no sirve. Seguimos desperdiciando a muy buenos m¨¦dicos y el sistema se empobrece con su marcha. No basta con importantes proyectos de investigaci¨®n ni con hospitales grandes, modernos y tecnol¨®gicos. O el sistema se humaniza o se deteriora.
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