Cromoterapia

Con gran arrebato leo la noticia, publicada este jueves en El Peri¨®dico: "La ciudad de Cuzco cambiar¨¢ su bandera por su semblanza con la de los gays". Se trata de una bandera creada en el 1973, con siete franjas horizontales que imitan el arco iris. Y claro, la actual bandera que utiliza el colectivo gay -creada en 1978 en San Francisco- es tambi¨¦n un arco iris, aunque con siete franjas en lugar de seis. (Antes fue el tri¨¢ngulo rosa invertido que colocaron los nazis en el uniforme de los prisioneros homosexuales). El caso es que la regidora de turismo de esta ciudad peruana, Leonarda Ayarsa, ha explicado que no solamente cambian la bandera por su parecido con la de los gays, sino porque se utiliza en otros pueblos, como el de los aymaras, de Bolivia. Claro, claro.

Cuzco cambiar¨¢ los colores de su bandera por su parecido con la de los gays

Yo comprendo muy bien la desaz¨®n de los dirigentes del digno pueblo de Cuzco. Para ellos debe de ser chocante que, cuando van a las Naciones Unidas o la conferencia de Kioto, los dem¨¢s alcaldes, presidentes o agregados culturales les confundan con los aymaras de Bolivia o con los dirigentes de una ciudad gay. Supongo que Leonarda teme que los dem¨¢s piensen que todo Cuzco est¨¢ poblado por homosexuales y que hasta el nomencl¨¢tor recoge su sentir. Vamos, que igual imaginan que all¨ª los lugare?os hacen atletismo y se duchan en el polideportivo Jorge Cadaval, llevan a sus hijos al instituto Boris Izaguirre y compran filetes en la carnicer¨ªa Locom¨ªa (situada en la plaza de Antonio Gala, esquina Jes¨²s V¨¢zquez).

Adem¨¢s, si un d¨ªa, Dios no lo quiera, los de Cuzco tienen que invadir en solitario alg¨²n pueblo o hasta pa¨ªs vecino (el ardor guerrero heterosexual no conoce el miedo), seguramente tendr¨¢n que enarbolar la dichosa bandera. Y en caso de ganar, tendr¨¢n que colocarla en alg¨²n pe?asco para la foto. Y hasta desfilar con ella por las ciudades invadidas. Por eso, su hombr¨ªa quedar¨ªa en entredicho si el enemigo creyese que les invade una tropa gay. Incluso los pacifistas m¨¢s retr¨®grados, que de todo hay, se cortar¨ªan a la hora de gritar "Haz el amor y no la guerra".

Pero Cuzco es s¨®lo el principio. Ellos, con su valiente ejemplo, no han hecho m¨¢s que abrir las puertas a otros cambios igual de importantes para evitar la confusi¨®n. ?Qui¨¦n nos dice que la bandera de los activistas de Greenpeace no se confunde tambi¨¦n con la de los gays? Nada, nada, deber¨ªan cambiarla ipso facto para que, cuando viajan con el Rainbow Warrior persiguiendo la injusticia ecol¨®gica, los balleneros ilegales no confundan esos trajes de neopreno (respetuosos con el medio ambiente) que se ponen con los ajustados modelazos de un desfile reivindicativo en alta mar. Y ya puestos, habr¨ªa que cambiar tambi¨¦n el nombre de la trucha arco iris, que puebla el r¨ªo Serpis. A ver si los pescadores, siempre tan despistados, van a pensar que las truchas arco iris tienen una orientaci¨®n sexual distinta a la de la mayor¨ªa de truchas. Y en fin, por lo que respecta al ciclista ?scar Freire, pues deber¨ªa hacer una declaraci¨®n jurada de heterosexualidad ahora mismo, para evitar confusiones. Freire ha vestido unas cuantas veces el jersey arco iris que distingue al campe¨®n del mundo. ?Qui¨¦n nos dice que, al verle con dicha prenda encima, el populacho, siempre tan simple, no ha cre¨ªdo que estaba reivindicando el pernicioso D¨ªa del Orgullo Gay?

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