Un mundo reducido
Aislado en McLaren, Alonso se ha refugiado en su peque?o n¨²cleo familiar: su padre, su pareja y su agente
El c¨ªrculo es cada vez m¨¢s estrecho, pero tambi¨¦n m¨¢s s¨®lido. Entre Fernando Alonso y su familia no hay fisuras. Su padre, Jos¨¦ Luis, su compa?era sentimental, Raquel del Rosario, y su representante, Luis Garc¨ªa Abad, son una especie de guardia fiel al piloto asturiano. Le siguen a todos los circuitos y conocen todos los vericuetos en los que Fernando se ha visto metido.
En casa quedan su madre, su abuela y su hermana, que viajan muy espor¨¢dicamente. Y tambi¨¦n un grupo de amigos de infancia a los que Alonso invita a menudo a su casa en Suiza. Todo este contexto familiar se ha convertido en el cimiento vital de Fernando. En las carreras, todo lo que le envuelve es distinto: las personas, las vivencias, las posturas e incluso la vida.
Desde que entr¨® en la F-1, su entorno m¨¢s pr¨®ximo ha cambiado poco. En Minardi, en 2001, contaba todav¨ªa con Adri¨¢n Campos, su primer manager, y Garc¨ªa Abad ten¨ªa un papel secundario. Alonso era querido por todos los miembros del equipo y respetado como la promesa m¨¢s emergente del automovilismo. Un a?o despu¨¦s entr¨® en Renault y Flavio Briatore no s¨®lo le tendi¨® la mano, sino que se convirti¨® en su gur¨². "Para m¨ª", asegura Briatore, "Fernando es un amigo m¨¢s que un gran piloto. Nos vemos a menudo, hablamos. Nos entendemos. Me encantar¨ªa que regresara a mi equipo".
En muchas ocasiones se les ha visto juntos en el paddock o sentados en una mesa compartiendo una partida de cartas. "Los dos tenemos un car¨¢cter latino. Decimos lo que pensamos", agrega Briatore. La relaci¨®n de Alonso en Renault fue casi familiar. "Me ve¨ªan igual al principio que cuando ya era campe¨®n mundial", dijo Alonso.
El espa?ol se fue de Renault porque estaba convencido de que hab¨ªa concluido un ciclo. "McLaren evoluciona mucho m¨¢s el coche durante toda la temporada. En Renault todo quedaba m¨¢s estancado", explicaba Alonso. Pero lo que no sab¨ªa el asturiano era que en McLaren iba a tener de compa?ero a un piloto brit¨¢nico. Y no sospechaba que Hamilton iba a acaparar todas las simpat¨ªas del equipo.
La vida en McLaren se convirti¨® en un suplicio. Acudir a las carreras fue desde mitad de temporada un calvario. Su vida en la F-1 era insoportable hasta el momento en que se sub¨ªa al coche. "Cuando me bajo el casco, entonces me olvido de todo y disfruto de lo que m¨¢s me gusta: pilotar". En el pabell¨®n de McLaren, sin embargo, estaba aislado. En algunos momentos, no se hablaba con nadie del equipo. "En cada carrera o campeonato se aprenden cosas. Y yo he aprendido muchas este a?o. No es ning¨²n secreto que mi vida en McLaren ha sido dif¨ªcil", comenta. Pero a su lado siempre ha tenido a su gente: su padre, su compa?era y su representante. Un mundo reducido, pero que le da la fuerza suficiente como para plantearse incluso seguir en McLaren la pr¨®xima temporada.
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