Divino, demasiado divino
En su libro El nacimiento de Dios, Jean Bott¨¦ro advert¨ªa que en el estudio de las religiones era aconsejable un cierto grado de simpat¨ªa, sin por eso olvidar las reglas del an¨¢lisis hist¨®rico. La lectura y la interpretaci¨®n de la Biblia o del Cor¨¢n requieren otros conocimientos que la comprensi¨®n del Leviat¨¢n de Hobbes o la Fenomenolog¨ªa del esp¨ªritu de Hegel, por citar dos obras particularmente complejas, pero en modo alguno cabe aceptar que pertenezcan a una esfera inaccesible a una raz¨®n humana que no sea la de los "hombres de religi¨®n". L¨®gicamente, los portavoces de ¨¦ste o aquel credo tender¨¢n a rechazar esa propuesta, ofensiva para quienes se consideran a s¨ª mismos los transmisores autorizados de la voz de Dios.
Tariq Ramadan y Joseph Ratzinger tienen un objetivo com¨²n
Los acontecimientos de los ¨²ltimos a?os han intensificado esa orientaci¨®n, favoreciendo de paso la convergencia de distintas religiones en un frente com¨²n defensivo contra todo enlace entre religi¨®n y violencia. Por eso es tanto m¨¢s necesario someter los mensajes a la criba del an¨¢lisis, como sucede con cualquier tipo de discurso social o pol¨ªtico.
M¨¢s a¨²n cuando son abordadas cuestiones esenciales, como es el caso de las biograf¨ªas de los fundadores. Tenemos bien pr¨®ximos dos ejemplos, con gran impacto sobre la opini¨®n p¨²blica: la vida de Muhammad, publicada en varios idiomas por Tariq Ramadan, el m¨¢s influyente de los pensadores musulmanes en Europa, y sobre todo el Jes¨²s de Nazaret, redactado por Benedicto XVI / Joseph Ratzinger.
Ramadan y Ratzinger tienen un objetivo com¨²n: rescribir la vida de los protagonistas de sus respectivos credos, para profundizar en la visi¨®n que uno y otro te¨®logo tienen del contenido del mensaje fundacional, a efectos de proyectarlo sobre el mundo de hoy. Coinciden tambi¨¦n en la pretensi¨®n de ofrecer un estudio riguroso, tanto en el m¨¦todo como en el respeto a las fuentes.
El primer inconveniente consiste en que Ramadan y Ratzinger no someten la sira y el Evangelio al filtro del m¨¦todo hist¨®rico, sino que les confieren una absoluta fiabilidad. "Sobre todo, conf¨ªo en los Evangelios", advierte Ratzinger, y de hecho en su exposici¨®n utiliza ex¨¦gesis, pero nunca los somete, ni al Pentateuco, al contraste con los conocimientos hist¨®ricos. Sale a escena hasta Ad¨¢n, tributo a su creacionismo. Tariq Ramadan responde a an¨¢logo fide¨ªsmo, misiva del Profeta a Cosroes incluida, en una historia de buenos y malos. Estamos en el ¨¢mbito de la historia sagrada, que deja fuera la historia como tal.
S¨®lo que tanto los Evangelios como la vida de Mahoma son relatos complejos. En el caso de Ramadan, surge el obst¨¢culo de los frecuentes episodios en que Mahoma ordena la pr¨¢ctica de la violencia. Consecuencia, los m¨¢s espectaculares son omitidos. Por encima de todas las evidencias, los momentos m¨¢s rudos de las campa?as del Profeta armado son justificados acudiendo a una edulcoraci¨®n o a la asignaci¨®n a las v¨ªctimas de prop¨®sitos perversos. El Profeta no quer¨ªa aniquilar a los clanes jud¨ªos de Medina, mas ¨¦stos le obligaron a ser implacable. La terrible historia de Safiya en Jaybar se vuelve un cuento de amor celestial. Se trata de presentar todos y cada uno de los actos del Profeta en su fase guerrera como respuestas necesarias de un hombre de paz al cerco hostil de su ¨¦poca, similar al sufrido hoy por el islam. Las ense?anzas de su biograf¨ªa pueden parecer as¨ª plenamente actuales.
En Ratzinger, por fortuna, no tropezamos con un paisaje de conflictos y guerra encubierta, pero s¨ª de permanente rechazo de catolicismo comprometido con los problemas reales del hombre. Las lecciones de su Jes¨²s miran a las regiones celestiales, alejadas de las enc¨ªclicas de Juan XXIII. Ratzinger pone de relieve una y otra vez su concepci¨®n antropol¨®gica pesimista: "existencia pecaminosa", "la suciedad del pasado que pesa sobre la vida", "el poderoso que tiene prisionero al hombre", la humanidad es "la oveja perdida". De ah¨ª que la interpretaci¨®n cient¨ªfica de la Biblia pueda convertirse nada menos que en "un instrumento del Anticristo". ?Compensaci¨®n? "El Reino de Dios est¨¢ cerca". Iglesia mediante, claro.
En m¨¢s de un momento, Rat-zinger difumina las fronteras con el islam, una religi¨®n del dualismo Creador-criatura aceptado hasta el extremo, donde la segunda proclama su sumisi¨®n sin l¨ªmites a Dios. No est¨¢ lejos de ello el Papa al ver en el bautismo la "expresi¨®n de un s¨ª incondicional a la voluntad de Dios, como obediente aceptaci¨®n de su yugo". El concepto ratzingeriano de "soberan¨ªa de Dios", inspirado en el Antiguo Testamento, implica una absolutizaci¨®n de la voluntad divina comparable a otra soberan¨ªa de Dios, la hakimiyya definida por el te¨®logo islamista Sayyid Qutb, y contra mismo adversario: el pensamiento laico. Frente a "las falsas filosof¨ªas", "la obediencia a la palabra de Dios". El Jes¨²s de Ratzinger "no es un rebelde, ni un liberal" (sic); retoma el n¨²cleo de la Tor¨¢ judaica. Desaparece la ley de Cristo como ley de libertad.
El cristianismo es una religi¨®n donde la dualidad Creador-criatura resulta superada al asumir el Hijo de Dios la condici¨®n humana y sacrificarse por ella. De ah¨ª una valoraci¨®n del hombre que los Evangelios muestran una y otra vez y que Ratzinger soslaya o esconde recurrentemente. No soporta que un episodio evang¨¦lico tenga una implicaci¨®n con la vida humana, ya que centrarse en ¨¦sta, en la siempre denostada aspiraci¨®n al "bienestar", es tanto como alejarse de Dios. Y no duda en mutilar o a?adir textos de su cosecha. Lo de "Dios hizo el s¨¢bado para el hombre, y no el hombre para el s¨¢bado" no se limita como escribe Ratzinger a "una frase", sino que integr¨¢ndose en una narraci¨®n breve donde la necesidad prima sobre el ritual. En la tercera tentaci¨®n de Sat¨¢n, que le gusta tanto, lo que ofrece el diablo a Jes¨²s es el poder material y la gloria, algo que nada tiene que ver con la concesi¨®n de bienestar para los hombres que Ratzinger a?ade por su cuenta. En la historia del buen samaritano, exhibe adem¨¢s un sorprendente desconocimiento del significado de la secta samaritana, sobradamente documentada. Y para concluir, en el relato del hijo pr¨®digo, no es que el tal hijo se extrav¨ªe por buscar "una vida en plenitud", "aprovechar la vida al m¨¢ximo", lo cual implica la condena de la autonom¨ªa como principio rector de la acci¨®n humana, sino por ser un golfo que se lo gasta todo en vicios y en prostitutas. Comparar esto con "la rebeli¨®n moderna contra Dios", como hace Ratzinger, nos acerca de nuevo a la visi¨®n islamista.
Tanto el Muhammad de Tariq Ramadan como el Jes¨²s de Nazaret del papa Ratzinger muestran que quienes est¨¢n revestidos de la autoridad no aciertan necesariamente a la hora de mostrar los valores positivos de una religi¨®n. M¨¢s vale la "revoluci¨®n espiritual" de inspiraci¨®n budista que sostiene soportando el sufrimiento y por su pueblo Auung San Suu Kyi en Birmania. Claro que su budismo tiene la caracter¨ªstica de ser una religi¨®n sin Dios.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.