El conflicto nuclear con Occidente fractura al r¨¦gimen de los ayatol¨¢s

El presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, adelant¨® ayer su regreso de un viaje oficial a Armenia tras una inusual oleada de cr¨ªticas al relevo de Al¨ª Lariyan¨ª como responsable de las negociaciones nucleares con Occidente. Aunque Ahmadineyad neg¨® que hubiera acortado su visita, las declaraciones de los portavoces armenios indicaban otra cosa, y los analistas interpretaron que le preocupaba el enfrentamiento entre radicales y pragm¨¢ticos sobre la crisis nuclear. No obstante, Lariyan¨ª acompa?¨® a su sucesor, Said Yalil¨ª, a la entrevista acordada con el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, en Roma, y presidi¨® la delegaci¨®n iran¨ª, un detalle que parece indicar que ninguno de los dos grupos ha dicho a¨²n la ¨²ltima palabra.

La crisis oblig¨® a Ahmadineyad a adelantar su regreso a Teher¨¢n

El malestar por el relevo de Lariyan¨ª no s¨®lo procede de la oposici¨®n reformista, sino que ha sacado a la luz diferencias largamente intuidas en el bloque conservador que controla todos los resortes del poder. Qued¨® claro el lunes cuando 183 de los 295 diputados del Parlamento, en su mayor¨ªa conservadores, aprobaron una moci¨®n elogiando el trabajo de Lariyan¨ª como negociador nuclear. Es un claro signo de descontento con su cese. Adem¨¢s, un grupo de legisladores ha enviado una carta de queja a Ahmadineyad por no haberles consultado, o al menos informado de antemano, sobre el nombramiento de Yalil¨ª para sucederle.

La elecci¨®n de este diplom¨¢tico, que hasta ahora ejerc¨ªa de viceministro de Exteriores para Europa y Am¨¦rica, subraya esa divisi¨®n. Desde su llegada al poder, Ahmadineyad ha ido colocando a hombres de su confianza en los puestos clave, y marginando a los partidarios de una pol¨ªtica menos radical. Unos y otros respaldan el programa nuclear, pero discrepan sobre cu¨¢l es la mejor v¨ªa para alcanzarlo. Los ¨²ltimos, etiquetados como pragm¨¢ticos y aglutinados en torno al ex presidente Al¨ª Akbar Hachem¨ª Rafsanyan¨ª, prefieren la negociaci¨®n y han intensificado sus cr¨ªticas a la forma en que el presidente y sus amigos est¨¢n gestionando la crisis con Occidente.

El reproche m¨¢s directo ha venido del ex ministro de Exteriores Al¨ª Akbar Velayat¨ª, que ahora es consejero de pol¨ªtica exterior del l¨ªder supremo, Al¨ª Jamene¨ª. Este veterano pol¨ªtico ha declarado a la agencia Isna que "en las actuales circunstancias y el delicado momento en que se encuentra el dossier nuclear, hubiera sido mejor que se hubiera impedido" la salida de Lariyan¨ª. Ir¨¢n se enfrenta el mes que viene a la posibilidad de una tercera ronda de sanciones si los informes de Solana y del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica no convencen al Consejo de Seguridad de que su programa carece de objetivos militares. "La situaci¨®n es preocupante. Se est¨¢ tambaleando el sistema de equilibrios que siempre ha caracterizado a la Rep¨²blica Isl¨¢mica", declara a este diario un analista pol¨ªtico que no duda de que el regreso del presidente se ha debido a la crisis desatada por el cese del negociador nuclear.

La mayor¨ªa de los observadores ha visto en ese relevo un refuerzo del poder de Ahmadineyad, ya que no podr¨ªa haberse llevado a cabo sin el visto bueno del l¨ªder supremo quien, constitucionalmente, tiene la ¨²ltima palabra en asuntos de pol¨ªtica exterior y seguridad nacional. Sin embargo, en un gesto que pone de relieve la complejidad del sistema de toma de decisiones iran¨ª, Teher¨¢n incluy¨® a Lariyan¨ª en la delegaci¨®n oficial que ayer se entrevist¨® con Solana, en su calidad de "representante del l¨ªder supremo".

"El hecho de que adem¨¢s presida la delegaci¨®n parece indicar que el enfrentamiento entre radicales y pragm¨¢ticos a¨²n no se ha resuelto", dec¨ªa una fuente diplom¨¢tica europea.

A pesar de la atenci¨®n que Ahmadineyad suscita fuera de Ir¨¢n por su ret¨®rica radical, el presidente afronta importantes dificultades pol¨ªticas internas. Sus promesas de mejorar el nivel de vida de los iran¨ªes han chocado con los problemas estructurales de una econom¨ªa rentista, mal gestionada y plagada de corrupci¨®n. Aunque su enfrentamiento con Occidente s¨®lo agrava esa situaci¨®n, tambi¨¦n apela al arraigado nacionalismo de los iran¨ªes y puede, eventualmente, servir de coartada a la ausencia de avances.