Estramb¨®tica presencia
La experiencia demuestra que campa?as electorales tan largas como la presente suelen dar cobijo a todo tipo de extravagancias. M¨¢s de un ciudadano se habr¨¢ quedado ayer perplejo al saber que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, una de las m¨¢ximas representaciones del Gobierno, va a presidir la delegaci¨®n oficial que acudir¨¢ el domingo a Roma para asistir en lugar preferente al acto de beatificaci¨®n de 500 curas y religiosos que fueron asesinados durante la Guerra Civil y que la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica se empe?a en considerar m¨¢rtires de la fe, al margen de cualquier significada militancia pol¨ªtica.
La explicaci¨®n oficiosa de la presencia de Moratinos es todav¨ªa m¨¢s estramb¨®tica: el Gobierno, dicen sus portavoces, "trata de despolitizar el acto y evitar el protagonismo del PP". ?Despolitizar? ?Compartir los socialistas con el PP el protagonismo sobre beatos m¨¢rtires? Ser¨ªa muy de agradecer que alguien dentro del Gobierno haga algo para no volver definitivamente perturbados a sus sufridos seguidores y simpatizantes. ?No hay nadie que se d¨¦ cuenta de que hay algo que no cuadra en todo este desgraciado asunto?
Los responsables del PSOE y del Gobierno deber¨ªan quiz¨¢s tener en cuenta que es bueno que los ministros reflexionen, pero que todav¨ªa es mejor si lo hacen en voz baja, por lo menos mientras que no contrasten sus ideas con dos o tres expertos en la materia. El mejor ejemplo de los peligros del entusiasmo cuando se tiene poca experiencia pol¨ªtica lo ha dado, tambi¨¦n esta semana, el titular de Justicia, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo.
Su sorprendente propuesta de cambiar el sistema de selecci¨®n de jueces para dar acceso directo a la Escuela Judicial a los estudiantes de Derecho con mejores notas se ha ido convirtiendo, progresivamente, en un peque?o dislate. Ante la queja de que un sobresaliente es mucho m¨¢s dif¨ªcil de obtener en la Universidad Carlos III, en Madrid, que en muchas universidades privadas, el ministro tuvo la ocurrencia de aclarar que ese novedoso mecanismo s¨®lo estar¨ªa dirigido a estudiantes de universidades p¨²blicas. Resulta extra?o que alguien con formaci¨®n como fiscal ignore que no es posible discriminar oficialmente entre t¨ªtulos obtenidos en universidades p¨²blicas y privadas, por mucho que desconf¨ªe de los segundos.
El hecho de que estemos ante tiempos complejos no quiere decir que necesariamente haya que complicarlo todo. En el caso de la formaci¨®n de los jueces espa?oles, es cierto que muchos especialistas creen que est¨¢ disparatadamente basada en la memor¨ªstica y que adquiere un car¨¢cter marcadamente conservador al exigir nada menos que cinco a?os de permanencia media en manos de un "preparador", habitualmente un magistrado que termina impregnando a los opositores de su propia ideolog¨ªa y manera de entender el derecho.
Lo que desconcierta es que nadie haya tomado hasta ahora la iniciativa para cambiar el temario de las oposiciones a juez, algo te¨®ricamente m¨¢s sencillo y r¨¢pido que pretender cambiar de arriba a abajo el propio sistema de selecci¨®n.
Si uno de los problemas de la formaci¨®n de los jueces espa?oles es la excesiva dependencia de la memoria, ?por qu¨¦ no se cambian las pruebas exigidas en las oposiciones? Eso se podr¨ªa debatir en la Comisi¨®n de Selecci¨®n que se encarga de ese temario, y que est¨¢ integrada, a partes iguales, por el Consejo General del Poder Judicial y por el Ministerio de Justicia. Adem¨¢s de reunirse para incluir mec¨¢nicamente las nuevas leyes que va aprobando el legislativo, ?no podr¨ªan promover, cara al futuro, nuevas pruebas, m¨¢s basadas en la argumentaci¨®n y en la capacidad de razonar de los candidatos que en la pura memoria? Quiz¨¢s ese nuevo temario acortara el tiempo de "preparaci¨®n" para el examen concurso, que razonablemente deber¨ªa estar m¨¢s cerca de los dos a?os que los cinco.
Y si el actual sistema de preparadores impregna a la carrera judicial de un toque conservador, ?por qu¨¦ no se ataca ese problema de ra¨ªz, promoviendo, por ejemplo, que las propias universidades ofrezcan programas equivalentes, impartidos por su profesorado? La idea no es novedosa porque la magistrada Inmaculada Montalb¨¢n la puso ya en pr¨¢ctica hace algunos a?os, de acuerdo con la Universidad de Granada, y porque ya existen iniciativas semejantes en Galicia y Catalu?a. Pero necesitar¨ªa, probablemente, de un buen impulso desde la esfera p¨²blica.
Quiz¨¢s con una preparaci¨®n m¨¢s vinculada a la universidad y a la sociedad en la que viven ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil que los jueces distinguieran la diferencia entre una simple falta y un evidente acto de racismo, como el ocurrido en el metro de Barcelona; una agresi¨®n fascista tan n¨ªtida que los ciudadanos han sido perfectamente capaces de detectar su peste, mientras que el juez encargado del caso no cre¨ªa necesario, ni tan siquiera, solicitar la presencia del fiscal. solg@elpais.es
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