Dylan, el poeta que se escondi¨® en sus canciones
Todo el mundo sabe lo que es un poema, pero nadie sabe qu¨¦ es exactamente la poes¨ªa, ni de qu¨¦ est¨¢ hecha, ni d¨®nde puede aparecer, ni cu¨¢les son sus fronteras. Tal vez es que esas fronteras s¨®lo existen para los artistas irrelevantes, pero no para los genios, que si lo son es porque no creen en los l¨ªmites. Bob Dylan es un genio, y aunque no escribe poemas, sus canciones est¨¢n llenas de versos que cualquier escritor con ojos en la cara dar¨ªa cualquier cosa por haber escrito. Que haya gente que se escandalice porque lo propongan para el Nobel de Literatura s¨®lo puede significar dos cosas: o no lo han le¨ªdo a ¨¦l o no han le¨ªdo los discursos de Churchill, las obras de teatro de Echegaray o la mayor parte de las novelas de Cela, que tuvieron el mismo premio y escriben peor.
BENJAM?N PRADO Los textos de Dylan se transforman en poemas en cuanto les quitas la m¨²sica
A su dylan¨ªsima, que est¨¢ perdiendo un mont¨®n de dinero con eso de no escribir poemas, si tenemos en cuenta que los que escribi¨® cuando era un adolescente fueron vendidos en una subasta, hace un par de a?os, por 66.000 euros, le han llamado muchas cosas, desde Picasso del rock a profeta, pero lo que ¨¦l, que le puso a su guitarra Fender el nombre de Rimbaud, ha sido siempre es un m¨²sico literario, alguien que ha llevado a otros m¨²sicos hacia la poes¨ªa -lo cual vale para John Lennon y para Bruce Springsteen, para Patti Smith y para Joaqu¨ªn Sabina-, y tambi¨¦n alguien que siempre fue un m¨²sico para poetas: si uno rastrea en esa direcci¨®n, lo puede encontrar grabando un disco con Allen Ginsberg, haci¨¦ndose fotos con Michael McClure y en la tumba de Jack Kerouac, escribiendo una letra a medias con Sam Shepard o haciendo una aparici¨®n estelar en un poema de Blas de Otero donde se dice que hay ma?anas de domingo en que resulta absolutamente imprescindible escuchar un disco de Bob Dylan. Cr¨¦anme, si tienen en su casa m¨¢s de cien libros, en sus estanter¨ªas hay mucho m¨¢s Bob Dylan del que ustedes creen, aunque no tengan ning¨²n libro suyo.
Por supuesto, antes de Dylan hab¨ªa habido grandes escritores de canciones, como por ejemplo Hank Williams, pero despu¨¦s de ¨¦l casi todos quisieron serlo con una guitarra el¨¦ctrica en la mano. Y en eso tambi¨¦n ha sido, m¨¢s que una simple estrella del rock, una especie de sistema de medida, porque despu¨¦s de escuchar sus discos no se puede aspirar a ser un compositor serio dejando las letras aparte. Claro que se pueden escribir canciones inolvidables con letras que no tengan nada que recordar, como las de los primeros discos de los Beatles. Pero tambi¨¦n es verdad que cuando los Beatles conocieron a Dylan y Lennon quiso ser ¨¦l, se transformaron en la mejor versi¨®n posible de ellos mismos, la m¨¢s dylaniana, la de Revolver y Rubber soul, por ejemplo, que son obras que siempre parecen haber sido escritas pasado ma?ana.
Ahora que acaba de aparecer en Espa?a la traducci¨®n de las letras completas de Dylan, los lectores tienen otra gran oportunidad de volver a comprobar su magia, que es el arte de convertir unas cosas en otras y que, en su caso, consiste en que sus canciones se transforman en poemas en cuanto les quitas la m¨²sica. Hay poqu¨ªsimos compositores capaces de hacer eso. Si no me creen, hagan la prueba y ver¨¢n.
Dylan tambi¨¦n ha escrito un par de libros. El primero se llamaba Tar¨¢ntula y no se entiende nada, pero me gusta por dos motivos: porque demuestra que las canciones que escrib¨ªa Dylan en sus a?os ¨¢cidos ven¨ªan de la poes¨ªa surrealista y porque tengo la primera edici¨®n, que me regal¨® mi rey, Javier Mar¨ªas, si no recuerdo mal para corresponder a unas grabaciones que le hice de Dylan en las que cantaba temas in¨¦ditos que se hab¨ªan quedado fuera de su banda sonora de Pat Garrett & Billy the Kid. El otro libro es la primera parte de su autobiograf¨ªa, Cr¨®nicas, y me gusta m¨¢s, entre otros motivos, porque despu¨¦s de haber le¨ªdo un mill¨®n de biograf¨ªas sobre Dylan, lo que Dylan dice de s¨ª mismo no tiene nada que ver con ninguna de ellas. Pero en ninguno de ellos est¨¢ la verdadera poes¨ªa que Bob Dylan ha enmascarado en sus canciones, que tienen tantos versos, tantas ideas y tantos hallazgos formidables, que no queda nada que robar en ellas: ni se molesten, ya las hemos saqueado antes otros poetas, as¨ª que los nuevos tendr¨¢n que ir a otra parte. Pero qu¨¦ gran placer es leer de nuevo sus letras y volver a encontrarse cara a cara con el poeta que hay escondido en sus canciones.
Benjam¨ªn Prado es escritor.
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