El centro n¨²mero 32
La instituci¨®n universitaria se encuentra sumida en un proceso de transformaci¨®n cuyos efectos a medio plazo son dif¨ªciles de prever. De un lado, se observa una creciente mercantilizaci¨®n de la ciencia y de la investigaci¨®n cient¨ªfica, fen¨®meno que se da en muchos pa¨ªses y al que no es ajena la entronizaci¨®n del mercado como suprema referencia de los m¨¢s diversos aspectos de la vida social. Se investiga principalmente sobre aquellos temas para los que existe financiaci¨®n, y los investigadores perfilan muchas veces sus proyectos de manera que encuentren acomodo en las l¨ªneas existentes a tal efecto, con independencia de que los mismos sean o no los que m¨¢s les preocupan, o los que requerir¨ªan una mayor atenci¨®n por constituir importantes problemas para la sociedad.
La mercantilizaci¨®n ha llegado tambi¨¦n al ¨¢mbito de la docencia
Pero la mercantilizaci¨®n ha llegado tambi¨¦n al ¨¢mbito de la docencia, en forma de alocada carrera entre unas y otras universidades destinada a captar alumnos. La ¨²ltima moda consiste en la celebraci¨®n de "ferias" en las que las universidades muestran su cat¨¢logo de productos tratando de atraer clientes, como si se tratara de Fitur, o de la Feria de la M¨¢quina Herramienta. Da la impresi¨®n de que nadie parece dispuesto a hacer frente al deterioro que ello supone de la propia naturaleza de la instituci¨®n universitaria. Al contrario, los gobiernos y los poderes p¨²blicos parecen haber aceptado el juego que marcan empresas y universidades privadas, estableciendo sistemas de financiaci¨®n basados en criterios meramente mercantiles, o en la consideraci¨®n de baremos de calidad que pueden ser v¨¢lidos para una f¨¢brica de tornillos, pero dif¨ªcilmente aplicables a la labor universitaria.
La otra gran tendencia que marca el devenir de la universidad es su creciente internacionalizaci¨®n, algo acorde con la propia naturaleza de la instituci¨®n -la universalidad del conocimiento- y tambi¨¦n con los tiempos que vivimos, caracterizados por eso que hemos convenido en llamar globalizaci¨®n, como reflejo de la creciente interdependencia de los fen¨®menos econ¨®micos y sociales que acontecen en unas y otras partes del mundo. La internacionalizaci¨®n de la universidad deber¨ªa constituir un reto y un est¨ªmulo para la labor docente e investigadora. Sin embargo, y como consecuencia de la aludida mercantilizaci¨®n, podr¨ªa derivar en una mera ampliaci¨®n del mercado. Lo que deber¨ªa servir principalmente para comprender mejor los problemas de nuestro tiempo, y para fomentar el intercambio y la ampliaci¨®n de conocimientos, corre el riesgo de acabar convirti¨¦ndose en una competici¨®n entre docentes e investigadores para ampliar su curr¨ªculo, o en una atolondrada pugna entre universidades para captar estudiantes chinos, que para eso son muchos y parecen tener cada vez m¨¢s dinero.
Aqu¨ª, en el paisito, a todos estos retos y problemas se unen los propios de nuestra universidad. En estos d¨ªas ha saltado a la prensa la preocupaci¨®n de las autoridades acad¨¦micas, comenzando por el propio rector de la UPV-EHU, por el dise?o de las nuevas titulaciones de grado y postgrado y los objetivos que las mismas deber¨¢n cubrir. Ello afecta a cuestiones diversas, algunas de ellas bastante sensibles, como la financiaci¨®n o el euskera. Lo cierto es que actualmente tenemos ya unos 3.500 estudiantes cursando estudios oficiales de postgrado, un n¨²mero equivalente al de los que estudian, por ejemplo, en la Escuela de Ingenieros. De entre ellos, el 64% han llegado a la UPV-EHU despu¨¦s de cursar su licenciatura en otras universidades, y el 27% son extranjeros. ?Se est¨¢n poniendo los medios financieros y t¨¦cnicos para cubrir las necesidades espec¨ªficas que se derivan de este variado y complejo conjunto de estudiantes de postgrado, que algunos comienzan a definir ya como el centro n¨²mero 32 de nuestra universidad? ?Seremos capaces de definir un espacio acad¨¦mico viable que sit¨²e nuestra universidad en el mundo, a partir de la experiencia y las capacidades desarrolladas durante a?os, contando para ello con el apoyo de nuestras instituciones? ?O tendr¨¢n nuestros profesores e investigadores que disfrazarse de agentes comerciales para vender, aqu¨ª y all¨¢, un cat¨¢logo de productos en el que no creen, para poder as¨ª financiar su labor?
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