?C¨®mo queremos elegir a los jueces?
Las oposiciones s¨®lo valoran la capacidad para recitar leyes. No eval¨²an la experiencia ni que los candidatos sepan argumentar. Existen otros modelos
Domingo. Ocho y media de la ma?ana. Natalia desayuna, se ducha, y, como cada d¨ªa, coge su c¨®digo penal y empieza a recitar. "Art¨ªculo 147. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro una lesi¨®n que menoscabe su integridad corporal o su salud f¨ªsica o mental, ser¨¢ castigado como reo del delito de lesiones...". Lo repite una y otra vez.
La selecci¨®n se basa en un test y dos pruebas orales de 200 temas cada una
La idea de Bermejo dejar¨ªa la elecci¨®n de jueces en manos de las universidades
Temas agrarios del XIX se estudian m¨¢s que el comercio electr¨®nico
"Te encierras, vives con tus padres. No puedes iniciar un proyecto de vida"
Tiene que aprender de memoria ¨¦ste y el resto de los 639 art¨ªculos que contiene esta norma. Tiene 29 a?os y est¨¢ preparando oposiciones a juez desde que termin¨® la carrera. Un entierro en vida con 10 horas de estudio seis d¨ªas a la semana que dura de media cinco a?os, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Escuela Judicial. Hasta que el candidato es capaz de cantar, seg¨²n el argot del opositor, unos 400 temas. A toda velocidad. Si lo logra, podr¨¢ ser juez. Gracias a su memoria, la ¨²nica cualidad que se exige en Espa?a para entrar a formar parte del tercer poder del Estado. Conocen las leyes, condici¨®n necesaria para el trabajo que van a desempe?ar, pero nadie sabe si van a saber aplicarlas, ni si tienen capacidad para argumentar, sentido com¨²n y madurez para afrontar un caso como la agresi¨®n racista de esta semana a la menor ecuatoriana.
El ministro de Justicia, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, propuso el lunes pasado modificar el sistema de selecci¨®n de jueces. Explic¨® que cada vez hay menos opositores -a pesar de que hay m¨¢s que suficientes para las plazas que se ofertan cada a?o-, que el tiempo de preparaci¨®n es muy largo, y que deber¨ªan poder entrar en la carrera los mejores alumnos de las Facultades de Derecho despu¨¦s de superar un curso de formaci¨®n de cuatro o cinco a?os.
La propuesta ha recibido multitud de cr¨ªticas desde todos los sectores de la judicatura. Tanto los que defienden como los que critican el sistema de oposici¨®n actual se han llevado las manos a la cabeza. Pero las declaraciones del ministro han abierto un debate importante, de fondo. ?C¨®mo se elige a los jueces? ?Esta oposici¨®n puramente memor¨ªstica es la mejor f¨®rmula para nombrar a qui¨¦nes imparten justicia, a qui¨¦nes tienen el poder de meter en la c¨¢rcel a una persona durante 20 a?os y pueden decidir sobre operaciones contractuales de millones de euros?
La oposici¨®n consiste en tres pruebas. La primera es un test de conocimientos generales de Derecho. Es una primera criba, no muy complicada, para que los tribunales no pierdan el tiempo con los que no han estudiado nada. Si pasa este examen, el opositor tiene que superar dos pruebas orales. La primera incluye 190 temas de derecho constitucional, civil y penal. El d¨ªa del examen, tiene que ir al Tribunal Supremo, sacar cinco bolas de una urna y cantar los cinco temas en una hora y cuarto. Si lo supera, tendr¨¢ que hacer lo mismo meses m¨¢s tarde con otros 180 temas de derecho laboral, administrativo y procesal.
Una vez que aprueba, entra en la Escuela Judicial, con sede en Barcelona. All¨ª recibe nueve meses de formaci¨®n te¨®rico-pr¨¢ctica y seis de pr¨¢cticas en un juzgado. Es el periodo m¨¢s corto de todos los pa¨ªses de nuestro entorno. En esta fase se pretende que los futuros jueces aprendan a aplicar las leyes que han memorizado y que conozcan el mundo. Se intenta que acudan a c¨¢rceles y centros de acogida de mujeres maltratadas. Pero la Escuela Judicial ya no selecciona. La pasan todos los que entran salvo alg¨²n caso muy excepcional como que exista una enfermedad mental grave. As¨ª que es en el examen de oposici¨®n cuando el Estado elige realmente a los jueces. Y para ello utiliza un solo criterio: la memoria. Una vez finalizada la formaci¨®n pr¨¢ctica, obtienen la plaza. A partir de ah¨ª son due?os y se?ores de lo que se decide en su juzgado. La encarnaci¨®n de la ley y la justicia.
Tambi¨¦n entran magistrados a trav¨¦s de los llamados cuarto y quinto turno, para lo que se exigen de 10 o 20 a?os de experiencia profesional y que sean juristas "de reconocido prestigio". Pero son los menos. M¨¢s de 90% de los jueces en activo han entrado a trav¨¦s de la oposici¨®n libre. Antes exist¨ªa un tercer turno, para juristas con seis a?os de ejercicio, pero que fue suprimido en 2003 cuando gobernaba el Partido Popular.
Los opositores hablan de un problema de aislamiento. "Durante ese tiempo no tienes vida", se?ala el abogado Pablo Linde, de 32 a?os. ?l pas¨® tres a?os preparando la oposici¨®n tras acabar la carrera. "Cuando tienes m¨¢s energ¨ªa, entre los 23 y los 30 a?os, te encierras y te a¨ªslas. Vives con tus padres, no puedes iniciar un proyecto de vida y apenas ves la calle o a tus amigos. Despu¨¦s de cuatro o cinco a?os la mayor¨ªa de la gente est¨¢ cansada y medio deprimida".
Al margen del cansancio y la posible depresi¨®n, la cuesti¨®n es si el sistema actual selecciona a los mejores candidatos. ?Qu¨¦ quiere la sociedad de un magistrado? Que conozca el derecho, sin duda. Pero en este punto tambi¨¦n se plantean problemas. Se siguen estudiando ampliamente temas agrarios decimon¨®nicos y se relegan otros fundamentales en la sociedad actual como la propiedad intelectual o el comercio electr¨®nico.
Un juez tambi¨¦n tiene que saber escribir, porque decide a trav¨¦s de sus sentencias. A pesar de ello, no hay una sola prueba escrita. Y, finalmente, y lo que es m¨¢s importante, tiene que valorar los hechos y aplicar el derecho, razonar, argumentar y explicar sus decisiones. Pero no hay pruebas que valoren si el opositor es capaz de ello.
El ministro Bermejo propone que se reclute a los "mejores" en las universidades. No ha llegado a concretar los detalles de esta idea, pero, ?resolver¨ªa esta soluci¨®n el problema de que en la selecci¨®n s¨®lo se valore la memoria de los candidatos? "No parece que se pueda confiar en las universidades para que recluten ellas a los jueces", opina la vocal del Consejo General del Poder Judicial Montserrat Comas. "Las facultades de Derecho, que adem¨¢s son muy distintas entre s¨ª y dif¨ªcilmente homologables, basan la carrera mucho m¨¢s en la memoria que en la argumentaci¨®n", se?ala.
"Pero la oposici¨®n tal y como est¨¢ concebida ha quedado totalmente desfasada", opina el magistrado Carlos G¨®mez, ex director de la Escuela Judicial de Barcelona. "Se introdujo en 1869 para evitar el caciquismo y el amiguismo. Ahora no tiene sentido. El conocimiento memor¨ªstico ten¨ªa sentido en el siglo XIX pero no ahora, cuando en las bases de datos tienes cualquier ley en cinco minutos. Lo que tiene que hacer el juez es conocer la sociedad compleja en la que vive". G¨®mez defiende, por ejemplo, el sistema holand¨¦s: una prueba previa para valorar si el candidato tiene aptitudes y una escuela judicial te¨®rico-pr¨¢ctica de seis a?os con duros ex¨¢menes cada dos a?os. Si no se superan, los aspirantes quedan fuera.
Las tres asociaciones de jueces han criticado la propuesta del ministro, pero discrepan sobre la urgencia y necesidad de reformar el sistema de acceso a la carrera. La mayoritaria y conservadora Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura defiende a ultranza la oposici¨®n. "Es el sistema m¨¢s objetivo y neutral. Garantiza que los jueces conocen en profundidad el Derecho", se?ala su portavoz, Antonio Garc¨ªa Mart¨ªnez. Sin embargo, no niegan que ser¨ªa conveniente reformar los temarios, y, quiz¨¢s, valorar otra serie de cosas al margen de la memoria. "No nos negamos a incorporar pruebas que valoren la capacidad del opositor, pero siempre desde un conocimiento s¨®lido de las leyes. S¨®lo con sentido com¨²n no se puede juzgar".
La moderada Francisco de Vitoria califica la idea del ministro de "disparate total" por la "formaci¨®n puramente doctrinal" de la universidad espa?ola, pero tambi¨¦n est¨¢n dispuestos a hablar de c¨®mo mejorar la oposici¨®n actual. "Es demasiado larga y no est¨¢ bien dise?ada. Estamos haciendo un grupo de trabajo para hacer una propuesta razonable", indica su portavoz, Juan Pedro Quintana.
La progresista Jueces para la Democracia es la m¨¢s favorable a una "reforma a fondo" del sistema. Pero tampoco ellos tienen claro c¨®mo hacerlo. "Los conocimientos vitales y aptitudes personales tienen que ser tan importantes como saber el derecho", afirma el portavoz, Jaime Tapia. "Por otro lado, no cualquier persona puede pasar cinco a?os sin trabajar, lo que promueve que sean las capas altas de la sociedad las que entran. Tambi¨¦n hay que hacer test psicot¨¦cnicos que determinen, por ejemplo, si la persona es capaz de tomar decisiones. Hay que pasar de la forma de elegir jueces del siglo XIX a la del siglo XXI".
El ministro de Justicia y los jueces parecen estar de acuerdo, en realidad, en algo b¨¢sico: la oposici¨®n tal y como est¨¢ planteada no selecciona a los mejores candidatos posibles sino a aqu¨¦llos que se saben las leyes de memoria. Todos coinciden tambi¨¦n en que los jueces, que ejercen una labor social y democr¨¢tica fundamental, deben tener otras capacidades. Y todos aseguran estar dispuestos a hablar de c¨®mo mejorar sistema.
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