Un h¨¦roe concreto
Retrato de Daniel Oliver, el estudiante que perdi¨® la vida por defender a una mujer golpeada por su novio
?C¨®mo es un h¨¦roe? El diccionario habla de hombres ilustres, virtudes, mitolog¨ªa y relatos ¨¦picos. Todo muy abstracto. Pero ?c¨®mo es un h¨¦roe concreto? En Valencia hay unas cuantas personas que conocieron a uno. Se llamaba Daniel Oliver, ten¨ªa 23 a?os y muri¨® el martes en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Cl¨ªnico de Valencia. Termin¨® all¨ª porque seis d¨ªas antes, cuando sal¨ªa de la facultad y volv¨ªa a casa, intent¨® defender a una joven a la que estaba golpeando su novio. Daniel apenas tuvo tiempo de intervenir. Se acerc¨® y el agresor, asiduo al gimnasio de su barrio, experto en defensa personal, 10 cent¨ªmetros m¨¢s alto y m¨¢s ancho que ¨¦l, lo tumb¨® con un golpe mientras se giraba. El estudiante se parti¨® la cabeza contra el suelo.
"Era abierto, buen estudiante y con muchos amigos", dice su padre
Estudiaba quinto de Derecho y ten¨ªa una beca Erasmus para Noruega
El agresor vio el resultado y se vino abajo. S¨®lo entonces los dem¨¢s testigos, los que no son h¨¦roes (y hab¨ªa bastantes: eran las 13.30 en la avenida m¨¢s universitaria de Valencia) y estaban contemplando la escena desde la barrera, se acercaron.
Daniel Oliver naci¨® accidentalmente en Barcelona y llevaba los colores del Bar?a marcados a fuego. Pero era de Benicull, un pueblo de 950 habitantes a 40 kil¨®metros de Valencia y a menos de cinco del Parque Natural de L'Albufera. Era tambi¨¦n el t¨ªpico chaval que se queda con la gente: "Simp¨¢tico, sincero. Siempre dec¨ªa las cosas a la cara, que despu¨¦s a esa gente es a la que se tacha de... Si ten¨ªa alg¨²n problema contigo, te lo dec¨ªa. Para resolverlo. No le daba vueltas a las cosas ni evitaba la situaci¨®n nunca. Siempre de cara", dice Pau Alberola, colega de Daniel desde que se acuerda. Sus amigos coinciden en lo que uno de ellos describe como una permanente disposici¨®n a "evitar cualquier ri?a por medio del di¨¢logo".
Oliver estudiaba quinto de Derecho en el campus de Tarongers, un conjunto de edificios de dimensiones gigantescas, pasillos infinitos y atm¨®sfera fr¨ªa como el hielo. El n¨²mero de alumnos (5.300) y la fragmentaci¨®n de grupos por asignaturas, tampoco estimulan la socializaci¨®n.
Pero aquello no fren¨® a Dani: el viernes, a las 12.00, m¨¢s de medio millar de personas, la mayor¨ªa alumnos, se concentraron bajo una lluvia fina para recordarle ante la facultad. Era el chaval que en el viaje de fin de carrera a la Riviera Maya se plantaba en medio del autob¨²s y se soltaba contando chistes, recuerdan Laura de Juli¨¢n y Macarena Gil, que lo conocieron en abril, bajo el calor espantoso de las pir¨¢mides de Chichen Itz¨¢.
"Era el t¨ªpico peque?ito, nerviosillo, alegre... El t¨ªpico bicho acelerado pero s¨²per buen t¨ªo que cuando ve¨ªa algo que no le parec¨ªa bien, no se callaba", cuenta Francesc Banyuls, de 23 a?os. Oliver lleg¨® a estudiar a Valencia y se meti¨® en un piso de estudiantes. Los que lo conocen no tienen dudas de que hubiese conectado con los noruegos. Ten¨ªa billete para irse en febrero a Tromso a terminar la carrera con una beca Erasmus.
Hijo de un profesor de ingl¨¦s del colegio de los Maristas de Algemes¨ª, en mayo Oliver fue de sustituto por las listas de Esquerra Unida en Benicull. No ten¨ªa vinculaci¨®n con la coalici¨®n, pero se lo propusieron y fue. "Yo he hablado mucho con ¨¦l de pol¨ªtica y ten¨ªa un pensamiento de izquierdas. Dec¨ªa que hab¨ªa que cambiar las cosas desde arriba del todo, que hab¨ªa que hacer fuerza", relata Alberola.
Pero Daniel no era un hombre de partido. Siempre que no se tratara de un partido de f¨²tbol: jug¨® en el Albalat, el Algemes¨ª, el Poliny¨¢. Y jugaba en un equipo de la universidad. "Era de los que te contaba las jugadas que hab¨ªa hecho y por la ma?ana te las volv¨ªa a contar". Su padre, Roberto Oliver, recuerda que la fiebre futbolera le ven¨ªa de la ¨¦poca del loco Stoichkov. A pocas horas del entierro de Daniel, que supuso una gran conmoci¨®n en el pueblo, Roberto evoca c¨®mo su hijo, de peque?o, era "abierto, espabilado, buen estudiante y con muchos amigos". Una de sus mayores ilusiones, cuando regresaba a Benicull los viernes, "era jugar a f¨²tbol-sala con sus amigos en el pabell¨®n".
Quienes lo conoc¨ªan no se extra?an de que aquel d¨ªa corriera a ayudar a la mujer en apuros. ?Y qu¨¦ hubieran hecho ellos? "No lo s¨¦", responde Francesc Banyuls. "Cuando son las fiestas de mi pueblo, que sueltan toros, yo nunca me meto en el recinto. Y siempre me he preguntado: ?El d¨ªa que pille el toro a un amigo, qu¨¦ har¨¦? ?Me tirar¨¦ encima o no? A m¨ª me gusta pensar que s¨ª lo har¨ªa. Y estoy contento de pensar que tengo un amigo que s¨ª lo ha hecho".
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