El fin de la infamia
El Partido Popular debe una explicaci¨®n a la sociedad espa?ola. Especialmente, a las v¨ªctimas
La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el 11-M no ha podido ser m¨¢s clara y contundente: de conspiraci¨®n nada, de ETA ni rastro. Uno a uno, desmonta todos los infundios lanzados durante m¨¢s de tres a?os, en un feroz desaf¨ªo a las instituciones democr¨¢ticas y al funcionamiento del sistema constitucional. Tambi¨¦n responde a la necesidad de reparaci¨®n del da?o infligido a las v¨ªctimas y significa una victoria del Estado de derecho frente al terrorismo, en una ¨¦poca en que abundan las respuestas desproporcionadas y peligrosas para las libertades.
Cada uno queda en su sitio: en primer lugar, aquellos medios de comunicaci¨®n que han intentado hacer una instrucci¨®n paralela en un uso espurio del derecho a la informaci¨®n, para intoxicar el debate pol¨ªtico; pero en segundo lugar, tambi¨¦n y sobre todo, el Partido Popular, que se ha prestado a servir de simple recadero de la prensa sensacionalista y de la radio de los obispos en el seno de las instituciones representativas.
Unos y otros deben una explicaci¨®n a la sociedad espa?ola y especialmente a las v¨ªctimas. Pero, adem¨¢s, el PP, como partido que ha sido de Gobierno y ahora principal partido de la oposici¨®n, est¨¢ obligado a asumir responsabilidades pol¨ªticas espec¨ªficas por la conducta mantenida durante estos tres a?os, en los que ha venido avalando con centenares de iniciativas parlamentarias y de declaraciones cualquier infundio que pudiera da?ar a la instrucci¨®n y al proceso.
Ahora parece decidido a a?adir falsedad a la falsedad e ignominia a la ignominia, tratando de negar lo que est¨¢ registrado en las actas parlamentarias y consta en los archivos y hemerotecas. No cabe ni siquiera trasladar el problema a los l¨ªderes subalternos aunque correosos que han mantenido viva la llama de esta farsa: hay que recordar que fue Mariano Rajoy, el propio presidente del partido y candidato a la presidencia del Gobierno, quien defendi¨® la eventualidad de anular toda la investigaci¨®n y todo el sumario despu¨¦s de que el medio de comunicaci¨®n de servicio lanzara el bulo de la mochila de Vallecas.
El mecanismo del bulo
Tras la sentencia, ninguna duda deber¨ªa quedar respecto de que lo sucedido el 11-M en Madrid es obra exclusiva del terrorismo yihadista. Ha quedado meridianamente claro qui¨¦nes fueron los autores de la masacre, la procedencia y la clase de explosivos que utilizaron y el modo en que se financiaron. El tribunal ha descrito con claridad c¨®mo han operado los intoxicadores y propagadores del culebr¨®n, los aprendices de brujo que han querido jugar a jueces, polic¨ªas y periodistas, todo revuelto: "Como en muchas otras ocasiones de este proceso", se?ala la sentencia, "se a¨ªsla un dato, se descontextualiza y se pretende dar la falsa impresi¨®n de que cualquier conclusi¨®n pende exclusivamente de ¨¦l, obviando as¨ª la obligaci¨®n de la valoraci¨®n conjunta de los datos -prueba- que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusi¨®n seg¨²n las reglas de la l¨®gica y la experiencia".
Una fabricaci¨®n especial que fue ayer el clavo ardiente al que se agarr¨® Mariano Rajoy ha sido la f¨®rmula period¨ªstica de la "autor¨ªa intelectual", sin significado alguno en el ¨¢mbito del Derecho Penal, con el doble prop¨®sito de sembrar dudas sobre la instrucci¨®n procesal y, llegado el caso, tratar de salvar la cara frente a una sentencia que, como la que se acaba de dictar, les deja en evidencia. Los terroristas son asesinos, pero la condici¨®n de asesinos no significa que no dispongan de intelecto para cometer como sea sus atrocidades.
Son sobre todo las v¨ªctimas -las 191 fallecidas en los atentados, las m¨¢s de 1.800 heridas de diversa consideraci¨®n y sus familias- a las que la sentencia trata de hacer justicia, d¨¢ndoles lo que est¨¢ en su mano: una reparaci¨®n jur¨ªdica, moral y econ¨®mica que alivie su dolor. La condena de los culpables probados de su tragedia es una victoria especialmente de ellas -y no s¨®lo del Estado de derecho y de la sociedad-, tanto m¨¢s destacable por cuanto han sido preteridas, relegadas y consideradas poco menos que de segundo orden respecto de las de ETA por los sectores pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n empe?ados en sostener el culebr¨®n sensacionalista.
Ayer mismo, el presidente de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo puso bien de manifiesto la consideraci¨®n que le merecen las v¨ªctimas del 11-M: ninguna. En caso contrario no se hubiera declarado decepcionado por una sentencia que condena a los terroristas del 11-M, con independencia de que, como ha se?alado la asociaci¨®n mayoritaria, dirigida por Pilar Manj¨®n, exista la posibilidad de recurrirla.
Justicia eficaz
La sentencia hace un reconocimiento expreso del buen hacer profesional del juez instructor Juan del Olmo, atacado hasta la n¨¢usea por los partidarios de la infamia sensacionalista, y deshace todas las fabulaciones sobre las principales pruebas de la investigaci¨®n judicial, desde la furgoneta Renault Kangoo, la mochila de Vallecas y el suicidio de los siete terroristas en Legan¨¦s hasta los explosivos utilizados en la masacre, que los jueces dan por probado que fue dinamita Goma 2 y no Tytadine, y que procedi¨® en su totalidad o gran parte de la mina asturiana Conchita.
No es cierto, adem¨¢s, que el instructor Juan del Olmo no investigara las posibles conexiones con ETA; lo hizo, y la consecuencia resultante es que esas conexiones no han existido. Conviene subrayar, por ¨²ltimo, el p¨¢rrafo dedicado en la sentencia a desmontar uno de los puntos clave del montaje de los medios sensacionalistas: que no se hizo la autopsia a los cad¨¢veres de los siete terroristas suicidados en Legan¨¦s, lo que dejar¨ªa sin aclarar la causa de su muerte.
No todos los sentados en el banquillo han sido condenados. Algunos han sido absueltos y otros han tenido penas inferiores a las pedidas por el ministerio fiscal. Aunque no haya gustado a las v¨ªctimas, que quisieran verlos a todos condenados a la pena m¨¢xima, eso realza la sentencia, pues muestra que ha habido un juicio con garant¨ªas, en el que s¨®lo se condena con pruebas indubitables y se absuelve si no las hay. Porque hab¨ªa dudas, y muy fundadas, y porque no pod¨ªa conden¨¢rsele de nuevo por los mismos hechos ha sido absuelto Rabei Osman El Egipcio, uno de los considerados inductores del 11-M por el ministerio fiscal y ya condenado en Italia por pertenencia a banda armada. Tambi¨¦n han sido absueltos Hassan El Haski y Youssef Belhadj, aunque condenados por pertenencia a banda armada.
Frente a la monstruosidad de un mort¨ªfero atentado yihadista, s¨®lo cabe se?alar, no sin un punto de orgullo, la solvencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de la justicia de este pa¨ªs. Pero, en lugar de ello, la prensa sensacionalista y el principal partido de la oposici¨®n siguieron ayer obstinados en seguir alimentando la nube t¨®xica que ellos mismos han creado.
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