Portugal, ¨¢rea residencial
El bajo precio de las viviendas lusas atrae a trabajadores espa?oles
Cinco minutos en coche separan Ayamonte, en Huelva, de Castro Marim, ya en Portugal. Un puente internacional sobre el r¨ªo Guadiana hace posible esta r¨¢pida uni¨®n. El mismo puente que Marta S¨¢nchez y su marido cruzar¨¢n todos los d¨ªas en una direcci¨®n opuesta a la que la mayor¨ªa de sus vecinos y compa?eros pod¨ªa esperar. Porque la pareja ha elegido vivir en Portugal, a pesar de tener su lugar de trabajo en la otra orilla. Su decisi¨®n es un ejemplo de una deriva incipiente de la que se han dado cuenta algunas empresas del sector inmobiliario onubense. Ya hay espa?oles que, debido a los bajos precios de las viviendas -en comparaci¨®n con Espa?a- y sus altas calidades y prestaciones, deciden residir permanentemente en el pa¨ªs vecino.
Cuando decidieron comprar una casa, Marta S¨¢nchez y su marido -que trabaja como funcionario en Ayamonte- empezaron a buscar en la zona de Huelva, pero se alarmaron por su carest¨ªa. Entonces, supieron que se estaba construyendo una urbanizaci¨®n de adosados en el vecino Castro Marim cuyas unidades se vend¨ªan por 175.000 euros. Sorprendidos por el contraste de precios, y atra¨ªdos tambi¨¦n por las buenas caracter¨ªsticas de la construcci¨®n y los materiales utilizados, no lo dudaron ni un segundo. El hecho de vivir al otro lado de la frontera era, para la pareja, algo meramente anecd¨®tico.
"Por el mismo precio que en Huelva pod¨ªamos pagar s¨®lo un piso de segunda mano, en Portugal pod¨ªamos comprar un adosado de dos plantas", dice Marta. "En la zona de costa cercana a Ayamonte esa misma vivienda nos hubiera costado m¨¢s de 270.000 euros", contin¨²a. La casa en la que va a residir el matrimonio con su hija de seis meses tiene 165 metros cuadrados construidos, con una cocina de 20 metros cuadrados, un sal¨®n de 30 metros cuadrados, tres dormitorios, tres cuartos de ba?o, plaza de garaje y dos terrazas delante y detr¨¢s del inmueble, ubicado en un ¨¢rea residencial de unas 175 viviendas, en su mayor¨ªa segundas residencias, muchas de ellas propiedad de espa?oles. "En nuestro lote, que consta de ocho adosados, todos somos espa?oles", destaca Marta.
La pareja est¨¢ encantada con su decisi¨®n, no s¨®lo por la tranquilidad del pueblo y los vecinos, sino tambi¨¦n por la seguridad que se respira. "Si te fijas, en Portugal no hay rejas en las ventanas, ni cerramientos monumentales. Sabemos que el nivel de delincuencia es bastante m¨¢s bajo que el de Espa?a. All¨ª se ve a los ni?os correteando por las calles como cuando nosotros ¨¦ramos peque?os", dice Marta. De hecho, el matrimonio ya se est¨¢ planteando que cuando su ni?a crezca se matricule en un colegio portugu¨¦s, "si el tema de las convalidaciones de t¨ªtulos en Espa?a lo permite", apunta Marta.
En la misma urbanizaci¨®n en la que est¨¢n a punto de vivir permanentemente Marta y su familia, el sevillano Gonzalo Ferrer, de 34 a?os, reside ya varios d¨ªas a la semana. Este empresario hostelero, propietario del restaurante Thebussem en la capital andaluza y del Carpanta, en Islantilla, procura escaparse de Sevilla varios d¨ªas todas las semanas y marcharse a Portugal. Como en el caso de Marta y su familia, se ha sentido atra¨ªdo por la calidad de las viviendas y la calma que se respira en Castro Marim. "Aqu¨ª me encanta ir al mercado a comprar pescado. Me relajo, pinto cuadros... Vengo a desconectar todos los fines de semana y entre semana siempre me escapo alg¨²n d¨ªa", comenta.
Su casa de 150 metros cuadrados le cost¨® 155.000 euros. "Una casita que ten¨ªa en Islantilla de 35 metros cuadrados la vend¨ª hace dos a?os por el mismo precio. As¨ª de locas est¨¢n las cosas en la costa de Huelva. Aunque ahora est¨¢n bajando los precios", afirma Gonzalo. El hostelero destaca que, mientras esto ocurre en Espa?a, los precios de las viviendas en el pa¨ªs vecino, suben. "No me da miedo. Si suben mucho, se revalorizar¨¢ mi casa y podr¨¦ comprarme otra m¨¢s grande", r¨ªe.
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