La sentencia del 11-M
Perm¨ªtanos felicitarle p¨²blicamente, estimado Javier G¨®mez Berm¨²dez, junto a sus compa?eros magistrados, por su labor en el juicio del 11-M. Han devuelto la credibilidad a un Estado de derecho muy necesitado de ella. Han dado ustedes una lecci¨®n de ¨¦tica y profesionalidad, en medio de ese t¨®tum revol¨²tum del que hablaba usted en la sentencia. Han demostrado que la justicia est¨¢ por encima de intereses y d¨¦bitos pol¨ªticos de cualquier ¨ªndole. Su sensibilidad exquisita, como no pod¨ªa ser de otra manera, con las v¨ªctimas y familiares, no hacen sino corroborar su calidad humana. Nada ni nadie podr¨¢ devolverles a sus seres queridos. Pero ustedes han hecho hasta donde la justicia les permite para confortarlas moral y jur¨ªdicamente. No faltar¨¢n depredadores pol¨ªticos y medi¨¢ticos que traten de despellejar una sentencia hist¨®rica e impecable. All¨¢ ellos con sus conciencias. A nosotros como ciudadanos no nos resta m¨¢s que decirles ?gracias!- Francisco Paz y Margarita Salas. M¨¢laga.
En Hacia la paz perpetua, Kant establece una interesante distinci¨®n entre moralista pol¨ªtico y pol¨ªtico moral. Mientras el primero tiende a establecer unos criterios morales acordes con sus conveniencias, el segundo intentar¨ªa conjugar su quehacer con ciertos principios ¨¦ticos intersubjetivos. Los primeros hacen que la noble actividad de consagrarse a la res p¨²blica se haya convertido en sin¨®nimo de sinvergonzoner¨ªa. "La verdadera pol¨ªtica", sentencia Kant en el citado ensayo, "no puede dar un solo paso sin rendir previamente tributo a la moral. El derecho y la justicia son algo que debe ser salvaguardado como algo sacrosanto, independientemente del sacrificio que tal cosa pudiese acarrear al poder establecido". (Ak. VIII 380).
?Ser¨ªa mucho pedir que la clase pol¨ªtica en su conjunto deje de insultar constantemente nuestra inteligencia? Al ciudadano de a pie no le preocupa cu¨¢ntos cargos pueda repartirse uno u otro partido, sino m¨¢s bien que quienes han decidido gestionar durante un tiempo los intereses p¨²blicos atiendan a cuestiones tales como la precariedad laboral o el acceso a una vivienda digna sin arruinarse, al igual que tambi¨¦n le cuesta comprender c¨®mo es posible que no se persiga con mayor contundencia la corrupci¨®n inmobiliaria o que siga manteni¨¦ndose un concordato franquista con la Iglesia cat¨®lica.
Que las v¨ªctimas del 11-M hayan pasado una vez m¨¢s a un segundo plano el mismo d¨ªa en que se ha dictado sentencia y nuestros medios de comunicaci¨®n se interesen ante todo por lo que puedan decirse los pol¨ªticos entre s¨ª, en vez de rendir homenaje a los conciudadanos que se vieron directamente afectados por esa barbarie resulta tan inquietante como atroz. Instrumentalizar al terrorismo para hacer pol¨ªtica y envilecer el oficio del periodismo deber¨ªa verse perseguido penalmente si no queremos que la sociedad civil llegue a divorciarse por completo de sus administradores.- Roberto Rodr¨ªguez Aramayo. Madrid.
Por fin ha llegado el d¨ªa, la justicia ha hablado. Ha llegado el momento; el de las personas que estuvimos all¨ª, los que durante casi cuatro a?os hemos escuchado descalificaciones, comentarios morbosos, salvajadas... Hoy es nuestro d¨ªa, y ¨¦ste nuestro momento.
Ahora, yo exijo.
Exijo una rectificaci¨®n de los te¨®ricos, de los gobernantes que, incapaces de asumir su derrota en las urnas, alimentaron teor¨ªas absurdas y descalificaciones en cada una de sus palabras, en cada uno de sus gestos.
Exijo que esos hombres de pro se disculpen, en definitiva, que pidan perd¨®n por sus actos y por sus pensamientos. Y por ¨²ltimo, les exijo que de una vez callen sus bocas, que no se atrevan nunca m¨¢s a hacer pol¨ªtica con el sufrimiento de los dem¨¢s.
Hoy brindo por los que est¨¢n y por los que se fueron, para que nunca m¨¢s nadie se crea en posesi¨®n de la verdad absoluta, para que todos seamos un poco m¨¢s humanos.- Eva Retuerce Fern¨¢ndez. Madrid
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.